Adelgazar
Estas enfermedades pueden ponérnoslo muy difícil a la hora de adelgazar
Bajar de peso no es igual de sencillo para todo el mundo. Algunas patologías pueden afectar directamente a las causas del sobrepeso
La norma fundamental para perder peso es comer menos de lo que consumimos; creando un déficit calórico que fuerza a nuestro organismo a absorber la energía almacenada en el tejido adiposo en nuestro cuerpo. Para crear este déficit calórico tenemos tres caminos: comer menos, consumir más o comer menos y consumir más. Pero claro, esto es la teoría. En el mundo real, ni aplicar esta sencilla receta es tan sencillo… ni todas las personas lo tienen igual de fácil. La doctora Alia Santana -directora científica del Centro Vidal de Bogotá- ha explicado en el diario colombiano “El Tiempo” cuáles son las enfermedades que impiden adelgazar:
Hipotiroidismo
Esta patología consiste en la baja actividad de la glándula pituitaria, lo que provoca la disminución de hormonas tiroideas; que son fundamentales en procesos metabólicos de nuestro cuerpo, como la producción y consumo de energía a través de la regulación termogénica. “La presencia de hipotiroidismo hace que sea más fácil el acumulo de grasa y el aumento de peso”, explicaba la doctora Santana. A lo que añadía: “cuando de bajar de peso se trata, las hormonas tiroideas son fundamentales y deben estar en niveles óptimos que permitan la utilización de los depósitos de grasa como fuente de energía”.
El hipotiroidismo se corrige tomando la hormona sintética levotiroxina y su dosis siempre debe ser controlada por el endocrinólogo. En cuanto a la prevención alimenticia de hipotiroidismo recomiendan asegurar el consumo de las dosis correctas de yodo (marisco, sal de mesa enriquecida o marina) y de selenio (nueces de Brasil, huevos, pescado graso, hígado, trigo integral); así como evitar los productos de soja y reducir el consumo de los vegetales de la familia de las crucíferas en su estado crudo (brócoli, rúcula, coles de Bruselas, etc).
Resistencia a la insulina y diabetes tipo 2
La insulina es una hormona producida en el páncreas que regula la cantidad de glucosa en la sangre. Cuando el nivel de glucosa en la sangre comienza a bajar, el páncreas ralentiza la secreción de insulina en la sangre. Si existe resistencia a la insulina, este proceso no funciona tan bien. Y en consecuencia, en lugar de alimentar las células, el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo.
La resistencia a la insulina puede ser -en el corto plazo- uno de los motivos por los que cuesta tanto adelgazar. El páncreas podría no estar produciendo la suficiente cantidad de insulina como para eliminar el azúcar sobrante en la sangre. Y ese exceso de azúcar se convierte en grasa.
La buena noticia es que -si se diagnostica a tiempo- suele existir tratamiento farmacológico. El medicamente más empleado en estos casos es la metformina, que actúa disminuyendo los niveles de glucosa en sangre, reduce y retrasa la cantidad de glucosa que se absorbe de los alimentos a nivel intestinal y rebaja la cantidad de glucosa que produce el hígado y favorece su almacenamiento.
Sin embargo, el hecho de que el exceso azúcar se convierta en grasa no es el mayor problema provocado por la resistencia a la insulina. Si la patología continúa sin remedio, podría derivar -incluso- en un cuadro de diabetes tipo 2. “Los niveles permanentemente elevados de azúcar en la sangre y la no respuesta de las células a la insulina hacen que se desarrolle diabetes tipo 2, que generalmente se acompaña de sobrepeso y obesidad”, explicaba la doctora Alia Santana.
Ovario poliquístico
Este trastorno ginecológicopuede estar acompañado de resistencia a la insulina. La producción excesiva de insulina contribuye al aumento de peso y dificulta su pérdida. Por eso, en las mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos es muy frecuente que haya una tendencia al sobrepeso. Tal y como explica la experta en el diario colombiano, los estudios demuestran que aproximadamente entre el 40 y un 60 por ciento de las mujeres que sufren de esta patología, tienen sobrepeso u obesidad.
Insomnio
Cuando dormimos poco, se altera en nuestro organismo el equilibrio de las hormonas grelina y leptina. Estas hormonas están relacionadas con el control del apetito. Por eso, cuando dormimos menos, producimos una cantidad menor de estas hormonas y - en consecuencia- aumenta la tendencia a aumentar la ingesta calórica. Además, la falta de descanso también desincentiva la actividad física. Dos ingredientes que no acompañan los esfuerzos de bajar de peso.
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