Investigación

El 25% de las personas que perdió el olfato con la covid no lo ha recuperado

Según un estudio con casi 36 millones de pacientes, seis de cada 10 contagiados por el coronavirus tuvieron afectado este sentido

La pérdida del sentido del olfato se denomina anosmia
La pérdida del sentido del olfato se denomina anosmiaDREAMSTIMEDREAMSTIME

Durante los primeros meses de la pandemia de Covid-19 uno de los principales «efectos secundarios» que se observó en muchas de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 fue que perdían el sentido del gusto y del olfato. Tanto fue así que, especialmente en el caso de la primera variante, este hecho se convirtió, casi, en un síntoma confirmatorio del contagio en un momento en el que aún escaseaban los tests para determinarlo.

Entonces, a los considerados como síntomas «oficiales» de la Covid-19 –tos seca, fiebre y disnea (dificultad para respirar)– se les sumó la anosmia y la ageusia, que es como médicamente se denominan la pérdida de los sentidos del olfato y el gusto, respectivamente. Además, tal y como aseguraban desde la Sociedad Española de Neurología (SEN), en la mayoría de los procesos (unas dos terceras partes) aparecía como primer signo de la infección.

Pues bien, ahora, años después de que explotara la pandemia, y de hecho, cuando ya se ha decretado el fin de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, un estudio ha tratado de cuantificar el impacto de la Covid-19 en la función olfativa y gustativa en adultos estadounidenses.

Y el trabajo, publicado en la revista «The Laryngoscope», muestra un resultado que no deja lugar a dudas: aproximadamente una cuarta parte de las personas que tuvieron Covid-19 nunca han llegado a recuperar por completo su sentido del gusto o el olfato, lo que ha afectado su calidad de vida.

El estudio

Para llegar a esta conclusión los investigadores utilizaron datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud para Adultos de 2021 (NHIS), una rama de los CDC de Estados Unidos, para tener una mejor idea de la cantidad de personas que enfrentan esto.

De ellos se extrajeron cifras demográficas y de módulos específicos de encuestas sobre diagnósticos, pruebas y gravedad de la enfermedad, así como otros que cuantifican las alteraciones y la eventual recuperación del olfato y el gusto. Según estas, la mayoría de los adultos infectados con Covid-19 en 2021 experimentó disfunción olfativa o gustativa –el 60,5% y el 58,2% respectivamente– de los que una población no despreciable informó una recuperación sensorial incompleta o nula a corto plazo.

«Nuestro estudio analiza a nivel doméstico, casi básicamente de puerta en puerta, qué porcentaje de pacientes perdieron el olfato y el gusto. Y en realidad es mucho más alto de lo que cabría esperar», reconoce Neil Bhattacharyya, autor del estudio y profesor de Otorrinolaringología en Mass Eye and Ear, de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos).

Estos resultados son útiles para los proveedores que asesoran a los pacientes, y sugieren que las intervenciones que disminuyen la carga general de síntomas de Covid-19 pueden prevenir la disfunción sensorial prolongada.

Un caso real

Ejemplo de lo que refleja el estudio norteamericano es el caso de Fernando Cancio quien, en julio del 2021, dio positivo en Covid 19: «Perdí olfato y gusto completamente durante unos dos meses. Y, aunque los recuperé, nunca supe si al 100%, porque en marzo de 2022 mi olfato y mi gusto se empezaron a distorsionar y cosas que hasta ese momento siempre me habían olido bien, como el café o mi propia colonia, que eran olores que siempre me había gustado, ahora tenían un aroma que nunca había percibido», explica.

En concreto, en su caso el olor que percibe es «una mezcla entre ceniza y olor a cerrado. Es decir, no muy bueno». Y eso respecto al sentido del olfato. Porque, aunque con el gusto reconoce que la sensación es «menos intensa», también desde entonces tiene distorsionada su percepción: «Los refrescos me saben también a ceniza, sean del sabor que sean», asegura.

Como apunta Bhattacharyya, esta situación puede conducir a una sensación de depresión y falta de placer en términos de comer, pérdida de peso y, para algunas personas, un déficit nutricional real si no comen adecuadamente. El estudio muestra que los síntomas extremos a menudo conducen a una pérdida sensorial más grave y a una menor probabilidad de una recuperación completa. Y dado que el olfato y el gusto están conectados, muchas personas pueden haber perdido alguna función sensorial sin darse cuenta.

Desafortunadamente, parece que no se puede hacer mucho, continúa Bhattacharyya. Y lo confirma Cancio, quien durante varios meses probó la terapia olfativa «sin ningún avance»: «Los médicos me dijeron que esto lleva tiempo, que se recupera. Y sí es cierto que con el tiempo noto cierta mejoría, pero puede ser psicológica». Pese a todo no pierde la fe, pues la semana pasada, nos cuenta, «durante un segundo el café me olió normal, lo que me lleva a tener esperanza en que un día recuperaré el olfato».

Los datos del trabajo

►En 2021, 35,8 millones (el 14% de la población adulta en EE UU) fue diagnosticada con covid.

►La edad media fue 43,9 años y el 53,8% fueron mujeres.

►Entre ellos, el 60,5% y el 58,2% informó de pérdidas acompañadas en el olfato o el gusto, respectivamente; hubo una asociación significativa entre la gravedad de los síntomas de covid y la alteración del olfato y el gusto.

►Después de la infección, el 72,2%, el 24,1% y el 3,7% de los pacientes experimentó una recuperación completa, parcial y sin olfato, respectivamente.

►Las tasas de recuperación para la función gustativa fueron paralelas al olfato, con 76,8% , 20,6% y 2,6% con recuperación completa, parcial y sin recuperación del gusto, respectivamente.