Misterio resuelto
Descubren la razón por la que no te pones moreno al tomar el sol
¿Por qué el bronceado aparece cuando nos hemos marchado de la playa y no mientras recibimos los rayos? Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv desvela la ciencia que se esconde tras el misterio de todos los veranos
Ponerse moreno y lucir un bonito bronceado en verano. Este es uno de los objetivos más demandados cuando llegan las vacaciones y por fin podemos disfrutar el buen tiempo en la playa. Decididos y decididas a "coger color", metemos nuestra crema solar en la bolsa junto a la toalla y cargamos la sombrilla hasta pisar la arena que se hunde en el mar...
¿El problema? Por mucho tiempo que estemos tumbados a la bartola, no nos ponemos morenos. O, al menos, no hasta que llegamos a casa. Es allí, horas después, cuando la piel comienza a pigmentarse de rojo —si nos hemos pasado con la exposición— y pasa a broncearse. Por eso, debemos tener cuidado al tomar el sol: como no notaremos el color al momento, corremos el riesgo de quemarnos y lesionar nuestra piel.
Pero lo más curioso es que, hasta ahora, las personas de ciencia desconocían el motivo por el que solo notamos el bronceado cuando nos hemos marchado de la playa. Fue hace unas semanas cuando un estudio conducido por una profesora de la Universidad de Tel Aviv y su alumno desveló lo que se esconde tras el misterio de por qué el proceso de bronceado del cuerpo no se produce inmediatamente después de la exposición al sol, sino sólo al cabo de unas horas o incluso días.
Los resultados de la investigación revelan el mecanismo que subyace a este fenómeno, según el cual la respuesta inicial del organismo es dar prioridad a la reparación de los daños en el ADN de las células cutáneas, lo que inhibe el mecanismo responsable de la pigmentación de la piel, comúnmente conocido como bronceado.
El estudio, publicado en la revista científica Journal of Investigative Dermatology del conocido grupo Nature, fue dirigido por el estudiante de doctorado Nadav Elkoshi y por la docente Carmit Levy, del Departamento de Genética Molecular Humana y Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv.
Nadav Elkoshi lo explica así: "Tenemos dos mecanismos diseñados para proteger la piel de la exposición a la peligrosa radiación UV. El primer mecanismo repara el ADN de las células cutáneas dañadas por la radiación, mientras que el segundo consiste en aumentar la producción de melanina, que oscurece la piel para protegerla de futuras exposiciones a la radiación".
Al tomar el sol el cuerpo pide que "le dejen trabajar"
En el estudio, descubrieron por qué el fenómeno del bronceado no se produce inmediatamente cuando el cuerpo se expone al sol, sino sólo tras un retraso. "Resulta que el mecanismo que repara nuestro ADN tiene prioridad sobre todos los demás sistemas de la célula, inhibiendo temporalmente el mecanismo de pigmentación. Sólo después de que las células reparen la información genética al máximo de su capacidad empiezan a producir el aumento de melanina", explica Elkoshi.
Para probar su hipótesis, los investigadores de la Universidad de Tel Aviv activaron el mecanismo de reparación del ADN tanto en modelos animales como en tejidos de piel humana. En ambos, el bronceado se desarrolló incluso sin exposición a la radiación UV, lo que corrobora sus hallazgos.
La profesora Levy detalla que "la información genética debe protegerse de las mutaciones, por lo que este mecanismo de reparación tiene prioridad dentro de la célula durante la exposición a la radiación ultravioleta del sol. En esencia, el mecanismo de reparación del ADN dice a todos los demás mecanismos de la célula: 'Parad todo y dejadme trabajar en paz'. Un sistema paraliza efectivamente al otro, hasta que la corrección del ADN alcanza su punto máximo, lo que ocurre unas horas después de la exposición a los rayos UV".
Sólo entonces se pone en marcha el mecanismo de producción de pigmento.
El hallazgo podría servir para prevenir el cáncer de piel
"En nuestra investigación anterior, demostramos que una proteína llamada MITF, que se activa durante la exposición, es responsable de regular estos dos mecanismos. En el estudio actual demostramos que otra proteína, llamada ATM, que desempeña un papel clave en la reparación del ADN, activa un mecanismo mientras desactiva el otro. Este proceso probablemente aprovecha los componentes del mecanismo de pigmentación para maximizar las posibilidades de que la célula sobreviva sin mutaciones tras la exposición a la radiación".
Levy concluye: "Este descubrimiento científico ha revelado un mecanismo molecular que podría servir de base para futuras investigaciones que podrían conducir a tratamientos innovadores que proporcionen la máxima protección de la piel contra los daños de la radiación; a largo plazo, podría incluso contribuir a la prevención del cáncer de piel".
En la investigación también colaboraron otros investigadores de la misma universidad, así como de Israel (incluidos el Centro Médico Wolfson o el Instituto Weizmann de Ciencias) y expertos del otros continentes provenientes de la Universidad de California y la Universidad de París-Saclay.
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