
Estilo de vida
El método danés que potencia la liberación de melatonina y mejora el sueño (incluso en verano)
Dormir bien no solo depende de cuántas horas duermes, sino también del entorno. Y los daneses tienen una fórmula que puede ayudarte, incluso en los meses más calurosos

Dinamarca encabeza desde hace años los rankings de los países más felices del mundo. Y no es casualidad. Más allá de su sistema de bienestar o su jornada laboral eficiente, gran parte de su equilibrio se basa en una filosofía de vida sencilla, sensorial y profundamente conectada con el confort, conocida con el término hygge.
Esta palabra danesa, casi intraducible, se refiere a esos momentos de bienestar: una vela encendida, una charla íntima, una manta suave o una taza de algo caliente. Sin embargo, hygge no es solo estética o decoración, también se traduce en rutinas cotidianas que promueven la calma mental, la regulación emocional… y el descanso reparador.
Uno de los pilares de esta filosofía tiene que ver con cómo preparan el entorno para dormir. Y es ahí donde entra el método danés para dormir mejor.
Dormir mejor, al estilo danés
Esta práctica consiste en mantener la habitación ligeramente fresca mientras se utiliza ropa de cama cálida y confortable. Puede parecer contradictorio, pero esa combinación de temperatura baja más sensación térmica agradable crea un entorno ideal para el descanso. ¿Por qué? Porque favorece la liberación de melatonina, la hormona que regula nuestros ciclos de sueño y vigilia.
Cuando la temperatura corporal desciende, como parte natural del ritmo circadiano, el cerebro interpreta que es momento de dormir. Y dormir en un entorno ventilado o fresco ayuda a acelerar ese proceso. Así lo explica Max Kirsten, experto en sueño, quien señala que una temperatura ambiente de entre 18 y 20 °C puede facilitar la conciliación del sueño y mejorar su calidad, siempre que se compense con una sensación de abrigo suave al tacto.
¿Y esto sirve en verano?

Sí, especialmente si adaptamos la lógica a nuestro clima. Aunque en España estamos entrando en los meses más cálidos, basta con ventilar bien la habitación antes de dormir, usar sábanas transpirables y optar por tejidos que regulen la temperatura corporal sin generar humedad.
El cuerpo necesita ese pequeño descenso térmico para ponerse "en modo descanso". Cuando el entorno es caluroso o cargado, no solo nos cuesta más conciliar el sueño: también dormimos menos profundamente.
Más allá del confort: beneficios reales
Según Kirsten, aplicar este método puede tener efectos concretos en tu salud:
Más melatonina, menos interrupciones: al regular la temperatura y favorecer un entorno oscuro y sereno, el cuerpo produce más melatonina, lo que mejora tanto el inicio como la continuidad del sueño.
Mejor oxigenación: un ambiente ventilado (ya sea con ventanas abiertas o aire filtrado) contiene más oxígeno, lo que favorece la circulación y reduce las probabilidades de que se interrumpa el sueño.
Menos estrés térmico: el contraste entre una habitación fresca y una cama acogedora genera una sensación de seguridad física que calma el sistema nervioso.
Dormir bien no debería ser un lujo. Por eso, integrar este pequeño ritual escandinavo puede ayudarte a mejorar tu descanso sin necesidad de cambiar grandes cosas.
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