Salud
Casi medio millón de personas en España tiene esta enfermedad intestinal y la mitad no la logran controlar
Un estudio internacional invita a los hospitales españoles a mejorar la asistencia que prestan a los pacientes con esta patología, que cada año aumenta más y más en nuestro país
Con motivo del Día Mundial de la Salud Digestiva, no está de más recordar que el número de personas con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) continúa creciendo en España. Cada año, se diagnostican 10.000 nuevos casos en nuestro país. Unas 400.000 personas la padecen, aunque la cifra no para de crecer. ¿Lo peor? Aunque también se diagnostica en edades más avanzadas, suele debutar en personas jóvenes, de entre 20 y 30 años.
Como es una patología crónica, las personas que la padecen se ven obligadas a convivir con la enfermedad inflamatoria intestinal durante muchos años. Por este motivo, la EII suele caracterizarse por una gran pérdida en la calidad de vida. Controlar sus síntomas (entre ellos, retortijones intestinales o diarrea) es esencial para vivir de forma plena. Sin embargo, la mitad de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal no alcanzan el control de la enfermedad en España.
Esta es la principal conclusión de reciente investigación internacional publicada en la revista científica Digestive Diseases and Sciences e impulsada por la compañía biofarmacéutica AbbVie. España ha tenido un papel destacado en ella. No en vano la muestra incluye pacientes de 10 países, de los cuales el nuestro ha aportado más del 18% de la población de estudio con 396, siendo el segundo país en participar que más volumen aporta. De ahí que sus resultados sean también tan relevantes.
«Las conclusiones del estudio son muy interesantes porque reflejan un control inadecuado de la enfermedad en aproximadamente el 50% de los pacientes tratados, a pesar de haber recibido tratamientos de primera línea y terapias avanzadas en un porcentaje elevado», revela la Dra. Maribel Vera, Jefa de sección de la Unidad de EII en el Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), que ha contribuido en el análisis.
A la vista de los resultados, parece que la respuesta clínica al tratamiento no es suficiente para saber si las personas responden a los fármacos o a la terapia. «Esto pone en evidencia que quizá tengamos que hacer las cosas de otro modo; que la monitorización de los pacientes después del tratamiento tendría que realizarse con medios más objetivos a la hora de deducir en qué punto de respuesta se encuentra realmente el paciente», advierte la especialista.
«Nuestra valoración médica debería ser todavía más incisiva, antes de decidir si hay que intensificar el tratamiento o cambiarlo. Esto nos llevaría a replantear cambios en nuestra práctica clínica», señala. Quizá, dice, se debería ampliar el uso de técnicas objetivas en la valoración de la respuesta al tratamiento, como la ecografía intestinal, los marcadores fecales (calprotectina fecal) o la endoscopia, «que es el arma más eficaz que tenemos para saber si ha habido una respuesta a nivel intestinal».
Los médicos y médicas especialistas en el aparato digestivo disponen cada vez de más herramientas de monitorización como las mencionadas ecografías o la calprotectina fecal, que facilitan el seguimiento de la enfermedad de forma no invasiva. «A pesar de ello las utilizamos menos de lo que deberíamos, por lo que en algunos pacientes no somos capaces de detectar ese control subóptimo», añade la doctora Rocío Plaza, del Servicio de Digestivo del Hospital Universitario Infanta Leonor (Madrid).
Tipos de enfermedad intestinal: Crohn y colitis
La EII comprende dos tipos de patologías: la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Aunque ambas se caracterizan por la inflamación crónica del tracto gastrointestinal y el alto efecto que tienen en la calidad de vida, se diferencian por la zona del aparato digestivo a la que afectan. El intestino delgado y el colon en el caso de la enfermedad de Crohn o el intestino grueso en el de la colitis
Los resultados del presente estudio «son significativos, ya que una gran proporción de los pacientes incluidos estaban tratados con terapias avanzadas», incide el Dr. Fernando Gomollón, profesor de Medicina en la Universidad de Zaragoza, jefe de Sección de Enfermedad Inflamatoria Intestinal en el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza y coordinador del trabajo en España.
En concreto, el 72,7% de los pacientes con Crohn y el 40,9% de los pacientes con colitis ulcerosa que participaron estaban siendo tratados actualmente con terapias avanzadas. Aun así, en la mitad de ellos la enfermedad no había sido controlada.
«En la práctica clínica, tenemos que ver si el paciente ha mejorado serológicamente y a través de marcadores fecales, pero además hay otros marcadores, como los endoscópicos y los radiológicos, que nos hacen ver si la medicación o la terapia avanzada es realmente suficiente. Por lo tanto, no es que no reciban las terapias, sino que la enfermedad con esas terapias debería estar más controlada de lo que está», regresa la Dra. Vera.
Se estima que en España cerca del 1% de la población tiene enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Tal y como señala la Dra. Plaza y, según datos del Ministerio a 2019, la prevalencia en la comunidad de Madrid sería del 0,6-0,7%. «Por tanto, calculando de manera indirecta esto serían unos 40.000 pacientes», medita.
«Actualmente intentamos seguir estrategias cada vez más personalizadas, con ayuda de biomarcadores en sangre, en heces, factores genéticos del paciente, hallazgos endoscópicos o ecográficos, que nos permiten elegir el mejor tratamiento para cada paciente en cada momento de su enfermedad», precisa la Dra. Plaza.
Exceso de corticoides en el tratamiento
En cuanto al tratamiento, el estudio [llamado IBD Podcast] demostró un uso excesivo de corticoides, un resultado que se confirma con la reciente publicación de la cohorte española de otro estudio internacional, DICE CAPTURE. Entre cuyos autores también se encuentra el Dr. Gomollón, y en él se concluyó que, en España, el 31% de los pacientes que reciben corticoides acaban siendo corticodependientes.
Dentro de este porcentaje, el 86% tienen una actividad de la enfermedad de moderada a grave. Como señala el Dr. Gomollón «eso significa que el uso a largo plazo de corticoides sigue siendo común en la práctica, lo que podría resultar en efectos secundarios evitables y en una falsa sensación de control de la enfermedad, pues esta supuesta estabilidad que presentan los pacientes no es porque estén en remisión, sino por el uso continuado de corticoides, con el riesgo que conlleva».
Muchos pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal no se curan
Por otro lado, el IBD PODCAST también reflejó que un gran porcentaje de pacientes no logran la curación mucosa. «A pesar de estar siendo tratados, el hecho de que no alcancen el control de la enfermedad resalta la necesidad de hacer una monitorización más estrecha y seguir contando con opciones terapéuticas que nos permitan alcanzar objetivos más exigentes para mejorar la calidad de vida de los pacientes», reitera Gomollón.
Una de cada tres personas con enfermedad de Crohn y una de cada cuatro con colitis ulcerosa que no alcanzaron el control de la enfermedad presentaban lesiones o alteraciones fuera del tracto gastrointestinal, siendo las más comunes psoriasis, artritis periférica y artritis axial.
Enfermedad inflamatoria intestinal y calidad de vida
El estudio IBD PODCAST también aborda aspectos relacionados con la calidad de vida, a través de cuestionarios que evaluaron factores como la carga de la enfermedad, el dolor (tanto articular como abdominal) o la urgencia fecal, entre otros. Como era de esperar, los pacientes que no alcanzan un control de su enfermedad mostraron una menor calidad de vida, más acentuada en los pacientes de colitis ulcerosa.
En ellos, además, la evaluación de la urgencia fecal reveló que 1 de cada 3 pacientes con colitis ulcerosa (en concreto el 33,2%) no podían contener las heces durante al menos 15 minutos. También reportaron modificaciones en sus actividades para asegurarse de que hubiera un baño cerca. A su vez, estos pacientes mostraron una afectación significativa en las actividades diarias en aspectos como el cansancio o fatiga, el dolor, el sueño o el estado emocional.
Finalmente, el estudio también demostró un mayor consumo de recursos sanitarios y costes directos cuando la enfermedad inflamatoria intestinal no está controlada, especialmente en el caso de colitis ulcerosa. Asimismo, se demostró una pérdida de productividad laboral en aquellos pacientes que no alcanzan el control, en comparación con aquellos con aquellos que sí.
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