Salud

¿Cómo prevenir la degeneración macular asociada a la edad y el edema macular diabético?

Estas patologías de la visión han aumentado exponencialmente en nuestro país y exigen un nuevo abordaje

La visión es, probablemente, el primero de los cinco sentidos que pondríamos en el podio de los más prioritarios para disfrutar de una buena calidad de vida. Lo es y, sin embargo, se estima que el 80% de la población en nuestro país tiene algún problema visual, como por ejemplo presbicia, miopía o astigmatismo, sin pasar por alto otras patologías mucho más graves que, de no tratarse a tiempo, abocan a los pacientes a la pérdida de visión. Es el caso de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o el edema macular diabético (EMD), «dos enfermedades de las que, aunque no tenemos datos oficiales de prevalencia por la falta de registros comunes, sí sabemos que se han incrementado exponencialmente en nuestro país en los últimos años», advierte el doctor José María Ruiz Moreno, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid.

Son varias las razones que están detrás del incremento de estas dos patologías en España: «Por un lado, el crecimiento de la esperanza de vida ha provocado que aumenten notablemente las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como puede ser la DMAE, mientras que el incremento de la obesidad también está disparando la prevalencia de otras patologías subyacentes, como la diabetes, lo que multiplica la probabilidad de sufrir un edema macular diabético», explica el doctor Ruiz Moreno, quien hace hincapié en que «ahora tenemos muchas más personas susceptibles de sufrir patologías oculares graves, lo que nos obliga a mejorar los mecanismos de prevención y de detección precoz para evitar un mal pronóstico».

Causa de ceguera en adultos

Bajo el paraguas de la DMAE se encuentran diferentes estadios de la enfermedad, ya que puede encontrarse en fase precoz, intermedia o avanzada. Dentro de la avanzada se distinguen la atrófica o seca, que provoca el deterioro progresivo de la mácula de una manera lenta, y la neovascular (DMAEn), cuyas consecuencias son más graves, «ya que se produce un crecimiento de tejido neovascular debajo de la mácula y eso provoca exudación con la deformación de la imagen, que suele ser el síntoma más precoz, y pérdida repentina y brusca de visión. De no tratarse a tiempo, puede provocar la pérdida de visión en un plazo de apenas tres meses, sin pasar por alto que tiene un alto riesgo de bilateralidad, ya que la probabilidad de aparecer en el segundo ojo es del 35-40% a los cinco años. Por todo ello, es una de las principales causas de pérdida de visión en adultos mayores de 60 años a nivel mundial, hasta el punto de que en los países desarrollados se ha posicionado como la principal causa de discapacidad visual y como responsable del 50% de los casos de ceguera legal, por lo que se trata de una patología que hay que tener muy en cuenta», asegura el doctor Ruiz Moreno.

Por su parte, el EMD «es una complicación ocular frecuente en pacientes diabéticos que puede llevar a una pérdida significativa de la visión si no se trata bien», advierte el oftalmólogo. En concreto, este problema se produce «cuando la diabetes no está bien controlada y las concentraciones elevadas de glucosa en la sangre provocan alteraciones circulatorias que dañan los vasos sanguíneos del ojo, que filtran líquido hacia la mácula. Una vez que aparece se caracteriza por la creación de lesiones o alteraciones en el fondo del ojo que pueden provocar un edema de la mácula, es decir, un engrosamiento de las capas medias de la retina con una pérdida de visión central y, en algunos casos, ceguera» detalla el oftalmólogo.

Diagnóstico precoz

La detección temprana de estas patologías resulta esencial para tener un pronóstico favorable, ya que «cuanto antes se diagnostiquen, más posibilidades hay de frenar la pérdida de visión con un tratamiento adecuado, lo que reduce el riesgo de que se vea mermada la calidad de vida, tanto en el plano físico como emocional. Por eso es fundamental que los pacientes con diabetes, una vez que confirmen esta enfermedad, acudan al oftalmólogo, mientras que todas las personas con antecedentes familiares de DMAE deberían revisarse a partir de los 50 años», aconseja el doctor Ruiz Moreno.

El arsenal terapéutico actual permite tratar la DMAEn y el EMD con inyecciones intraoculares frecuentes «que suelen pautarse una vez al mes al comienzo del tratamiento, para ir alargándose en el tiempo más adelante», asegura el experto. Sin embargo, el crecimiento exponencial de estas patologías y la carga asistencial que supone este abordaje ponen en jaque al Sistema Nacional de Salud, sin olvidar la pérdida de la calidad de vida de esos pacientes, obligados a realizar visitas hospitalarias muy frecuentes. «A día de hoy ya se ve el desbordamiento claro de los servicios de Oftalmología de nuestro país, con una saturación que se refleja en las listas de espera. Por eso, el objetivo es que seamos capaces de utilizar tratamientos cada vez más potentes y eficaces en el tiempo, lo que se traduce en la aplicación de inyecciones que pueden aplicarse más espaciadas en el tiempo. Esto reducirá la presión asistencial y las esperas, pero también mejorará la adherencia al tratamiento», augura el doctor Ruiz Moreno.

*Reportaje realizado con la colaboración de Bayer