Salud
Descubren por qué la depresión puede ser un verdadero 'síntoma' de infarto e ictus posterior
Publicado el primer trabajo que explica el vínculo entre los trastornos depresivos y la mala salud cardiovascular a nivel de expresión genética
Desde la década de los 90 hasta hoy, multitud de estudios científicos han advertido sobre la existencia de una alarmante relación entre la depresión y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como un aumento del riesgo de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares.
El mes pasado, una investigación señaló que las personas que sufren de trastornos depresivos sufren un 72% más de probabilidad de desarrollar problemas de corazón que quienes no los padecen. Esta conexión es incluso más preocupante en el caso de las mujeres. De hecho, cada 8 minutos muere una mujer en España por problemas cardiovasculares.
Otro trabajo reveló que una depresión puede ser el primer 'síntoma' de un futuro ictus. Publicado en la revista Neurology, el estudio demostró que las personas con depresión tienen casi el doble de riesgo de sufrir un ictus isquémico o hemorrágico con respecto a las que no presentan este trastorno. Múltiples investigaciones publicadas en el último año sugieren la existencia de un vínculo entre la depresión y estas patologías.
Sin embargo, aunque consideremos demostrada la relación entre depresión y enfermedad cardiovascular, queda responder por qué. ¿Por qué el trastorno depresivo dispara el riesgo de sufrir un infarto o un ictus? ¿Qué relación tiene nuestro estado de salud mental con respecto a nuestra salud cardiovascular? Por fin, un nuevo estudio ha sido capaz de explicar el enigmático vínculo.
Publicado en la revista científica Frontiers in Psychiatry, el hallazgo proporciona nuevos marcadores para detectar y relacionar la depresión y la enfermedad cardiovascular. Esto, en última instancia, podría ayudar a encontrar fármacos que combatan ambas enfermedades.
Probablemente, se esté pensando que parte de la respuesta esté en factores del estilo de vida comunes en los pacientes con depresión y que, a su vez, aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. Por ejemplo, el tabaquismo, el abuso del alcohol, la falta de ejercicio o una dieta inadecuada son circunstancias que suelen darse en pacientes depresivos y, además, aumentan el riesgo de sufrir un infarto o un ictus.
Pero estudios anteriores ya habían aislado estos factores y la relación entre depresión y enfermedad cardiovascular permanecía. Así pues, parece posible que ambas enfermedades estén relacionadas a un nivel más profundo, a través de vías de desarrollo compartidas.
Cuál es la relación entre depresión y salud cardiovascular
La depresión y las enfermedades cardiovasculares (ECV) son graves problemas de salud pública. Aproximadamente 280 millones de personas en todo el mundo padecen lo primero y 620 millones, lo segundo. Huelga entender por qué parece que si un trastorno se da, una enfermedad de corazón o cerebral aparece también.
El presente estudio demuestra que la depresión y la ECV comparten parte de sus vías de desarrollo y tienen al menos un «módulo genético» funcional en común. A grandes rasgos, digamos que un análisis de la expresión génica en sangre reveló un conjunto de piezas de genes implicados tanto en la depresión como en las enfermedades cardiovasculares.
«Observamos el perfil de expresión génica en la sangre de personas con depresión y ECV y hallamos 256 genes en un único módulo génico cuya expresión en niveles superiores o inferiores a la media sitúa a las personas en mayor riesgo de ambas enfermedades», explica la primera autora, la Dra. Binisha H Mishra, investigadora postdoctoral de la Universidad de Tampere (Finlandia). El equipo científico define un módulo génico como un grupo de genes con patrones de expresión similares en distintas afecciones y, por tanto, susceptibles de estar relacionados funcionalmente.
En el estudio, se analizaron los datos de expresión génica en la sangre de 899 mujeres y hombres de entre 34 y 49 años participantes en el Young Finns, uno de los mayores análisis realizados hasta la fecha sobre factores de riesgo cardiovascular desde la infancia hasta la edad adulta. El trabajo comenzó en 1980 con una cohorte de casi 4.000 niños y adolescentes seleccionados al azar en cinco ciudades de Finlandia. Desde entonces hasta hoy, se ha seguido la salud de estos participantes.
Mishra y sus colegas analizaron las muestras de sangre de estas personas con métodos de expresión génica de última generación. También utilizaron estadísticas avanzadas para identificar 22 módulos de genes distintos, de los cuales solo uno estaba asociado tanto con una puntuación alta en síntomas depresivos como con una puntuación baja en salud cardiovascular.
¿Qué enfermedades suelen darse juntas?
«Se sabe que los tres genes principales de este módulo están relacionados con las enfermedades neurodegenerativas, el trastorno bipolar y la depresión. Ahora hemos demostrado que también están asociados a una mala salud cardiovascular», afirma Mishra.
Estos genes están implicados en procesos biológicos como la inflamación, que intervienen en la patogénesis tanto de la depresión como de las enfermedades cardiovasculares. «Esto ayuda a explicar por qué ambas enfermedades suelen darse juntas», celebra la doctora. Se ha demostrado que otros genes del módulo compartido están implicados en enfermedades cerebrales como el Alzheimer, el Parkinson y la enfermedad de Huntington.
«Podemos utilizar los genes de este módulo como biomarcadores de la depresión y las enfermedades cardiovasculares. En última instancia, estos biomarcadores pueden facilitar el desarrollo de estrategias preventivas de doble propósito para ambas enfermedades», concluye Mishra.
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