Opinión
Estéticas dañinas
La piel se broncea por un mecanismo de defensa frente a la radiación ultravioleta
Comienzo con la frase de la prestigiosa oncóloga Eva Muñoz Couselo: «Broncearse no es saludable. No es signo de salud, sino una señal de daño en el ADN de las células cutáneas». Esta afirmación, compartida con otros expertos en cáncer de piel, no consigue hacer mella en la gente, esa que sigue tomando el sol vorazmente como si por broncearse fuesen a ser más bellos, ricos y felices. La mayoría consume sol como gasta en ropa, aparatos electrónicos o restaurantes, sin darse cuenta de que lo único que cambia el bronceado es el tono de la piel y el riesgo a sufrir un melanoma. Muchos médicos se esfuerzan en explicarnos cómo funciona el mecanismo: la piel se broncea por un mecanismo de defensa frente a la radiación ultravioleta. Cuando esos rayos penetran en la epidermis, se activan los melanocitos produciendo un pigmento, la melanina, que oscurece la piel y actúa como escudo.
Cuando los daños de esos rayos superan la capacidad de nuestro organismo para repararlos, cuando las mutaciones provocan que los melanocitos pierdan el control y nuestro cuerpo no es capaz de detectar estos fallos para evitarlos, aparece el cáncer de piel. Y ni los mejores protectores solares pueden con ese sol radiante de horas álgidas que vamos acumulando en el cuerpo hasta erosionarlo.
Pero, ¿quién puede con el bombardeo de mensajes estéticos? ¿Quién puede con la inmoralidad de marcas y negocios? Incluso, permítanme la crítica, ciertas clínicas de dermatología y estética viven a lo grande con tratamientos para rostros abrasados y llenos de manchas y arrugas. La publicidad que vende milagros en una sociedad herida y cansada acaba haciéndonos caer en sus redes malignas. El sol, esa maravilla, no está ahí para que nos friamos hasta morir. Hay que buscarlo para vivir. Y tomarlo solo a ciertas horas, poco tiempo y con mucha protección, Además, seamos conscientes, el bronceado no embellece, quita frescura y veracidad a nuestros rostros. ¡Transformemos modelos estéticos perniciosos! Seamos del hermoso color de nuestra naturaleza.