Opinión
De genes, infecciones y sacrificios
Un estudio sobre restos de niños sacrificados según rituales de la época maya arroja luz sobre enfermedades infecciosas
Un estudio protagonizado por científicos alemanes, mexicanos y estadounidenses sobre restos de niños sacrificados según rituales de la época maya arroja luz sobre las enfermedades infecciosas introducidas en Yucatán durante el periodo colonial. Es una magnífica historia que atrae a expertos y profanos en lo que se conoce como arqueogenética. Una de las conclusiones principales de este estudio de «Nature» es la demostración por parte de estos investigadores de que, a nivel de todo el genoma, los mayas actuales de Tixcacaltuyub «exhiben continuidad genética con los antiguos mayas que una vez habitaron Chichén Itzá». En este sentido, hacen hincapié en su trabajo en el que «demostramos a través de varias líneas de evidencia la participación de la región HLA, en una selección impulsada por patógenos». En otras palabras, han encontrado evidencia de selección génica positiva en genes relacionados con la inmunidad, y específicamente selección de variantes génicas que protegen contra la infección por Salmonella. Chichén Itzá fue una de las ciudades mayas más grandes e influyentes y está considerada como el lugar arqueológico icónico, entre los más representativos de la arquitectura monumental prehispánica en América.
Durante el siglo XVI en México, las guerras, hambrunas y epidemias causaron una disminución de la población de hasta el 90%, y entre las epidemias más graves figura la de Cocoliztli, en el año 1545, recientemente identificada como causada por el patógeno Salmonella paratyphi C. «Los mayas actuales llevan las cicatrices genéticas de estas epidemias de la era colonial», concluye el inmunogenetista y autor principal de este estudio, Rodrigo Barquera.
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