Autopsias

La medicina forense, más allá de la sala de las autopsias

No todo es olor a carne muerta. Estos profesionales ayudan también a los vivos a prevenir enfermedades, así como a valorar agresiones o el estado mental de una persona

El doctor Borja Moreno, médico forense, autor de «Abierto en canal»
El doctor Borja Moreno, médico forense, autor de «Abierto en canal»Cedida

La medicina forense es una ciencia multidisciplinar que no empieza y termina en la sala de autopsias. «También ayudamos a los vivos», asegura el médico forense Borja Moreno, autor de «Abierto en canal. Historias increíbles de un médico forense» (editorial La esfera de los libros). Además de patología forense, que también aborda en su libro, esta especialidad tiene múltiples ramas entre las que se incluyen psiquiatría forense, toxicología forense, sexología forense, etc.

Así, los médicos forenses no solo ven muertos, sino que una de sus labores consiste en evaluar la salud mental de individuos que requieren su ingreso en un centro psiquiátrico o que han solicitado recibir el alta pese al rechazo del psiquiatra. «El psiquiatra tiene el poder de gestionar la libertad de un paciente. Eso solo lo pueden decidir ellos y los jueces, pero esa libertad está limitada a tres días. Enseguida luego avisan al juez de guardia y ahí entra el médico forense, que actúa de nexo de unión entre psiquiatra y juez».

No son decisiones fáciles. «He tenido solo dos casos en los que la decisión ha sido contraria a la del psiquiatra o juez. En la primera he dicho al juez que la persona no tenía que estar ingresada, una opinión contraria al del psiquiatra, porque administrativamente el psiquiatra no nos dio toda la información. Y en la otra fue el juez. El psiquiatra y yo consideramos que el paciente tenía que permanecer ingresado en un centro psiquiátrico pero el juez decidió ponerle en libertad. Al día siguiente volvió a ingresar, había prendido fuego a un sitio», recuerda Moreno.

Una crudeza que contrasta con otros casos como uno que cuenta en el libro en el que la paciente que pedía el alta escenificaba orgasmos acústicamente hablando.

Su papel también es importante para determinar la capacidad mental de los involucrados en casos legales, ya sean víctimas, acusados o testigos, así como la responsabilidad en el caso del acusado.

En este sentido, el médico forense explica que hay casos en los que «hay que proteger más si cabe al paciente, como es en la fase inicial del alzhéimer». El motivo es que en la fase preclínica el paciente «puede tener comportamientos extraños, alterados o antijurídicos y cometer un delito. La enfermedad en esta fase preclínica ya afecta al paciente, afecta a su comportamiento, y eso hay que explicarlo al juez», incide Moreno, que en 2013 se incorporó al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (Imlcf) de Palma de Mallorca y desde 2024 es el director del Imlcf de Ceuta.

También se da la paradoja de que no todo es muerte en la sala de autopsias. Así, un médico forense juega un papel crucial en la determinación de la causa y manera de muerte de los donantes de órganos potenciales. Su intervención asegura que la extracción de órganos no interfiera con la investigación judicial en curso. Y el médico forense puede facilitar la donación y trasplante de órganos.

"Los forenses también hacemos una labor preventiva que la gente desconoce"

Borja Moreno, médico forense

Y no solo. «En el caso de las muertes súbitas, muertes que no son violentas, intentamos averiguar la causa de por qué se ha parado el corazón. Ver si es por un gen que facilita las muertes súbitas. En ese caso se avisa a los familiares para que se hagan estudios para prevenir muertes súbitas. Los médicos forenses hacemos una labor preventiva que la gente desconoce». Y tanto.

Otro campo es el de la sexología forense en el que Moreno ha centrado su formación. Léase, evaluación de delitos sexuales, identificación de lesiones compatibles con agresiones sexuales, evaluación de riesgo de comportamiento delictivo sexual, etc.

Una especialidad que le llevó a Tanzania donde fue como voluntario con la ONG TATU Project que hoy codirige. «Explico cómo investigar las agresiones sexuales, como la mutilación genital, con los medios que ellos disponen. Voy una vez al año, un mes de permiso sin sueldo. Lo que hago es enseñar a la gente de ahí no valoro a las víctimas, sino que informo qué hacer, qué muestras pueden tomar, cómo se analiza el lavado vaginal ver si hay espermatozoides, etc. Tienen herramientas pero desconocen cómo usarlas».

«No se nos suele invitar a la reconstrucción de los hechos cuando ayudaríamos»

Borja Moreno, médico forense

En cuanto a la etapa irremediable de la vida, las anécdotas que atesora son múltiples y muy variopintas. «La mitad de servicios autopsia que hago son naturales, otra mitad suicidios, homicidios y accidentes. Lo que menos, los homicidios», afirma el médico forense que recuerda que toda muerte deja un rastro, bien sea «el cadáver o la ausencia de este, ya que eso es ya sospechoso. El asesinato perfecto no es que no haya un cadáver. Existe una manera pero no te la voy a decir, una o un par de cosas que podrían hacer que el forense no pueda determinar si una muerte es violenta o natural y en ese caso pasaría por muerte natural siendo inicialmente violenta».

Además, Moreno sostiene que «el médico forense podría aportar mucho más tras la autopsia. Por ejemplo, podríamos participar más en la reconstrucción de un suceso criminar y, sin embargo, no se suele invitar al médico forense. Es decir, a la autopsia sí, pero no a la reconstrucción de los hechos cuando esto permitiría saber si un golpe en concreto es compatible con la versión del sospechoso», detalla Moreno, que pone como ejemplo el caso de Daniel Sancho y Edwin Arrieta. «El médico forense no estuvo en la reconstrucción de los hechos».

Pero si este tipo de sucesos son los más desagradables para el público «los casos que más me impresionan a mí no son los de sangre, cuchillos... Para mí los peores son los que han muerto y no deberían haberlo hecho en el caso de niños y adolescentes. Recuerdo el caso de una niña que acababa de graduarse y que falleció en un accidente de tráfico y el de otra que se atragantó delante de su madre. Es muy duro hacerles la autopsias, pero hay que hacerlas para confirmar que en este último caso a la niña no la habían asfixiado».

En cuanto al levantamiento de cadáver más raro que haya hecho, el autor de «Abierto en canal» explica que los relacionados con la asfixia erótica, una práctica para la obtención de placer en pareja o individual que puede llegar a ser peligrosa. Puedes ver cadenas, látex, consoladores... Muchas veces estas muertes suelen ser accidentales y hay que explicarlas».

Respecto al proceso de descomposición del cadáver (algor, livor y rigor mortis), el cuerpo desvela cuándo ha muerto o ha sido asesinado. Así, lo que uno come antes de morir «ayuda a determinar la hora de la muerte. No es lo mismo el estado de digestión del estómago en fase inicial que en fase 3. Eso también ocurre con la vejiga, llena o vacía». Además, otra forma que tienen los médicos forenses es analizar el tiempo transcurrido según la temperatura del cadáver. «Hay dos técnicas diferentes. La vía rectal o la incisión en el hígado. La primera para mí es la más respetuosa con el cadáver y es la más habitual. La segunda tienes que dejar muy claro que el pinchazo lo has hecho tú».

También es importante el ambiente. Así, cuando se encuentra un cadáver en la playa «va a ocurrir que se eleve la temperatura del cadáver, cuando lo habitual es que baje, y también podemos encontrarnos con quemaduras de primer y segundo grado por el sol».

En cuanto a por qué los ojos de los fallecidos se ven más negros, el doctor explica que al estar abiertos se secan y aparece una mancha negra. Y luego el ojo se vuelve opaco. La deshidratación o desecación del ojo causa que el blanco se pierda y se queda oscuro como la pupila. Después viene la fase en la que el ojo se hincha y se sale de la órbita, pero es cuando pasan muchos días desde la muerte.

Respecto a la invasión de fauna, depende del ambiente. «En casa con las ventanas cerradas este proceso tarda más. Depende del calor corporal y la ventilación, pero a partir de una semana ya tienes establecida fauna. Es decir, a los tres días empieza a haber larvas, pero a los 5-7 ya tienes fauna y a las dos semanas es abrumador».

Unas escenas estas como otras muy tristes, aunque en ocasiones Moreno esconda entre risas con las que no es fácil lidiar. De ahí que este especialista sostenga que se debería incidir más en la salud mental de los chequeos médicos de los médicos forenses.