Alimentación

Pastillas antigluten: ¿fraude o realidad frente a la enfermedad celiaca?

Prometen degradar esta proteína. Sin embargo, no se ha probado que sean eficaces como tratamiento para los celiacos

Pastillas antigluten
Pastillas antiglutenDREAMSTIMELA RAZÓN

Se anuncian en las redes sociales, internet o incluso en las farmacias. Hablamos de las llamadas pastillas antigluten que se comercializan desde hace unos años y, según sus fabricantes, permiten realizar pequeñas transgresiones en la dieta de las personas celiacas. Aunque la idea suena muy atractiva, la pregunta es obvia: ¿son fiables?

Para responder a esta cuestión A TU SALUD ha consultado a Juan Ignacio Serrano, doctor en Biología y responsable científico de la Asociación de Celiacos y Sensibles al Gluten, quien, en primer lugar, deja claro que son complementos alimenticios (y no medicamentos) que contienen una o varias proteasas (enzimas que degradan proteínas) que contribuyen a mejorar la digestión de las proteínas de los alimentos, algunas propias de nuestro aparato digestivo (pepsina, tripsina…) y otras, que aseguran degradar el gluten, pueden ser de diverso origen (se obtienen de bacterias, hongos, plantas…).

La cuestión es si son efectivas y eficientes en la digestión completa del gluten, pues la complejidad estructural de esta proteína hace que las enzimas digestivas no sean capaces de degradarlo completamente y que siempre queden fragmentos, conocidos como péptidos inmunogénicos del gluten, capaces de desencadenar la enfermedad celiaca.

Es por ese motivo que una de las terapias que se encuentra en vías de investigación es administrar pastillas que contengan enzimas capaces de degradar completamente el gluten de forma que no sea capaz de desencadenar la respuesta inmunitaria.

Algunas han probado su capacidad en laboratorio, pero eso no es extrapolable al aparato digestivo humano

En su opinión, al tratarse de complementos alimenticios, no están indicados para tratar enfermedades (en este caso la celiaca), ya que no pueden garantizar su efectividad en pacientes al no haber seguido el proceso de validación que habrían seguido si se tratase de fármacos.

Así, aunque algunos de estos complementos indican qué enzimas contienen, y algunas de dichas enzimas efectivamente han demostrado en el laboratorio su capacidad para degradar el gluten por completo «esto no es extrapolable al aparato digestivo humano porque hay muchos factores que pueden interferir en su acción. Las enzimas podrían ser destruidas (digeridas) por el propio aparato digestivo humano, como cualquier otro componente proteico que se ingiera, el pH (acidez) que se encuentre la enzima durante su recorrido por el tubo digestivo puede interferir en su actividad, llegando a inactivarla (y en la acidez influye incluso el tipo de alimentos que se consumen, como la leche o las bebidas carbonatadas), en caso de que la enzima no sea destruida y mantenga su actividad intacta no es fácil garantizar que sea capaz de digerir todo el gluten ingerido antes de que alcance el duodeno (el primer tramo del intestino delgado, nada más abandonar el estómago, que es donde se pone en marcha la reacción inmunitaria adversa) y tampoco es posible conocer la dosis necesaria para neutralizar el gluten que haya podido ser ingerido (dependerá de la cantidad total de alimento que se consume, de la cantidad de gluten que se ingiere, del ritmo de tránsito intestinal de cada persona», explica Serrano.

No son medicamentos

Por todo ello, a la pregunta de si se ha probado que sean eficaces como tratamiento para las personas celiacas, el experto es contundente: «No. Algunas de estas enzimas llevan años en investigación y diversas compañías farmacéuticas están realizando ensayos clínicos con ellas en pacientes para desarrollar fármacos. Por ahora, ninguno ha logrado mostrar su eficacia y se encuentran aún en las fases 1 o 2 de los ensayos clínicos, la fase 3 es la que debería ser superada para lograr su aprobación por las correspondientes agencias del medicamento (la americana –FDA– en Estados Unidos, y la EMA –European Medicines Agency– en la Unión Europea). Este es el motivo por el que muchos laboratorios optan por la vía rápida y las comercializan como complementos alimenticios. No pueden alegar que estén indicados para personas con enfermedad celiaca al no ser fármacos, pero generan confusión porque incluyen leyendas que aluden a su capacidad para degradar el gluten, lo que puede hacer pensar a los pacientes celiacos que son para ellos».

«Asumimos que su consumo por personas sanas es seguro, ya que son productos que están en el mercado, y también por celiacas que hacen correctamente la dieta sin gluten de manera estricta. Dudamos de su seguridad en personas celiacas que consumen gluten con la idea de que estos complementos lo neutralizarán, ya que de no ser así están poniendo en riesgo su salud (por tomar gluten, no por consumir el complemento)», concluye Serrano.

El caso de la neprosina

►Un ejemplo de investigación en moléculas frente a la celiaquía es la neprosina. Descubierta por científicos españoles del CSIC, demostraron que es capaz de degradar el péptido 33-mero antes de que llegue al intestino pudiendo así evitar la respuesta del sistema inmune. Lo que desencadena la celiaquía son varias proteínas ricas en prolaminas que se hallan en los cereales. Cuando estas proteínas son digeridas en el estómago, se rompen en otras más pequeñas (péptidos) que pueden resultar tóxicas, y de estos péptidos, uno de los más relevantes es el 33-mero. La neprosina se encuentra de forma natural en el fluido digestivo de la planta Nepenthes ventrata.