Salud
Dr. Pedro Guillén, traumatólogo: "La cura de la artrosis está más cerca que nunca"
El fundador y presidente de la Clínica CEMTRO lanzó un mensaje de esperanza basado en los avances en biología molecular durante su conferencia en la Real Academia de Ciencias Veterinarias
El Dr. Pedro Guillén es pionero en el uso de terapias celulares para tratar lesiones articulares. Ha transformado radicalmente la práctica de la traumatología deportiva. Y es posiblemente una de las fuentes más autorizadas del mundo para adelantar cómo será el futuro de su especialidad. Así lo hizo, el 16 de junio, en la Real Academia de Ciencias Veterinarias, donde presentó la conferencia titulada "Tres décadas rejuveneciendo las articulaciones con cultivos celulares de condrocitos autólogos", un recorrido científico, técnico y humano por uno de los hitos más importantes de la medicina regenerativa en España y el resto del globo.
A lo largo de su intervención, Guillén, fundador y presidente de la Clínica CEMTRO, repasó el camino recorrido desde 1996, año en que realizó el primer implante de condrocitos autólogos —células del cartílago— en una rodilla traumatizada. Esta técnica, conocida como ACI (Autologous Chondrocyte Implantation), representó un cambio de paradigma: en lugar de reparar con tejidos sustitutivos o recurrir a prótesis, se apostaba por restaurar el cartílago original mediante el cultivo y posterior implantación de células propias del paciente. El resultado no solo fue funcionalmente exitoso, sino que inauguró una nueva era en la medicina ortopédica.
"Reemplazar una articulación por una prótesis no es medicina regenerativa. Sí lo es devolverle al cuerpo la capacidad de curarse a sí mismo", defendió durante la primera parte de la charla, que se centró en poner en valor el enfoque regenerativo. Una de las ideas centrales de su discurso fue la noción de que "la célula es un medicamento vivo" porque, adecuadamente manipulada, puede restaurar funciones perdidas. En lugar de introducir prótesis o agentes externos, se cultivan células del propio paciente —como los condrocitos— para reintegrarlas en la articulación y desencadenar así procesos de reparación natural.
La gran revolución de Guillén llegó con el HD-ACI o ICC (Instant CEMTROcell), desarrollado íntegramente en su centro. Este método aumentó la densidad celular a 5 millones de condrocitos por cm², generando un tejido mucho más parecido al cartílago articular original, en textura, dureza y funcionalidad. En su conferencia, Guillén presentó resultados contundentes: de los 796 casos tratados en su clínica hasta la fecha, los que recibieron este tratamiento de tercera generación mostraron hasta un 95% de éxito clínico, con una replicación casi perfecta del tejido original.
Guillén recalcó que el cartílago articular, al ser un tejido avascular, aneural y sin linfáticos, no tiene capacidad de autorreparación. Por tanto, ante una lesión, el cuerpo genera un tejido reparador que no contiene colágeno tipo II ni proteoglicanos, lo que lleva inevitablemente a una artrosis y, con el tiempo, a una prótesis. La única técnica que ha demostrado regenerar cartílago verdadero, según estudios con biopsias, ha sido el cultivo de condrocitos autólogos. Por eso, durante su conferencia, el doctor comparó este avance con la invención de la penicilina, por su impacto disruptivo en el tratamiento médico.
Además, Guillén abordó el concepto de "condropenia", término acuñado por él en 1996 para describir la pobreza de cartílago en determinadas zonas articulares, algo que hasta entonces no tenía denominación médica precisa. Para Guillén, "nombrar una patología es el primer paso para vencerla", afirmó, y con ello subrayó la importancia de dotar de lenguaje clínico a fenómenos hasta entonces ignorados. Sin un diagnóstico claro, no puede haber tratamiento eficaz, y sin palabras, no hay ciencia que avance.
Uno de los aspectos más técnicos de su conferencia fue la explicación de su invención de la artroscopia sin cables (WAD), una técnica sobre la cual dijo que "es como haber pasado del teléfono fijo al móvil". Gracias a esta innovación, es posible operar de forma mínimamente invasiva sin cableado externo, lo que reduce riesgos de infección, abarata costes y permite realizar procedimientos complejos incluso en entornos sin infraestructura quirúrgica, como hospitales de campaña.
El doctor también recordó cómo los traumatólogos pasaron de eliminar estructuras articulares sin contemplaciones (como las meniscectomías totales), lo cual terminaba generando artrosis, a luchar por preservar estructuras articulares mediante técnicas regenerativas. "Salvar el menisco es salvar el futuro de una rodilla; salvar el menisco y corregir el defecto osteocondral es clave para evitar una evolución hacia la artrosis", sentenció.
Su discurso no se limitó a lo técnico. Guillén compartió reflexiones filosóficas, referencias mitológicas —como la regeneración del hígado de Prometeo—, y un profundo humanismo médico. En palabras que rozaron lo poético, habló de haber visto el cartílago "cambiar de color desde el blanco brillante embrionario hasta el marrón claro de la vejez" y de su compromiso con devolver la funcionalidad y esperanza a quienes han perdido la movilidad.
El futuro de la artrosis y el envejecimiento
Quizás una de sus frases más contundentes fue que "el cartílago articular es un tejido que no duele, pero que duele perder", pues el cartílago carece de nervios, por lo que no produce dolor directamente al lesionarse. Sin embargo, su pérdida deja al descubierto el hueso subyacente, causando dolor crónico, limitación funcional y deterioro progresivo. Pero "los avances científicos actuales permiten imaginar un escenario en el que las articulaciones dañadas por la edad o el uso no solo puedan tratarse, sino incluso regenerarse y rejuvenecer", manifestó.
Durante su intervención, Guillén detalló que uno de los enfoques más prometedores para tratar la artrosis consiste en actuar sobre las células envejecidas del cartílago. Específicamente, su equipo —en colaboración con centros internacionales punteros como el laboratorio de Juan Carlos Izpisua y Altos Labs— está estudiando cómo reprogramar a los condrocitos (las células del cartílago) para que recuperen características juveniles. Esto implicaría no solo frenar el envejecimiento, sino "desenvejecer" la célula, devolviéndole su capacidad para producir los componentes que forman un cartílago sano.
Otro de los frentes de investigación que explicó Guillén es la activación de ciertos genes (terapia génica) capaces de reprogramar las células envejecidas o suprimir la senescencia celular del condrocito. En particular, señaló como objetivo restaurar la expresión de genes clave como SOX5 y activar vías moleculares que frenen la progresión de la artrosis. La terapia génica podría estimular la producción de colágeno tipo II, la proteína principal del cartílago articular sano. Y es que, cuando los condrocitos envejecen o se deterioran por enfermedad, dejan de producir este colágeno esencial, y su ausencia conduce al desgaste progresivo de la articulación. Reactivar este proceso natural sería clave para frenar o incluso revertir la artrosis, motivo por el cual Guillén no dudó en afirmar que "la curación de la artrosis está más cerca que nunca".
En resumen, Guillén planteó que la artrosis ya no debe considerarse un destino inevitable ligado a la edad, sino una condición que puede tratarse desde la raíz, interviniendo en los mecanismos celulares y moleculares del envejecimiento. La medicina regenerativa —dijo— no solo busca reparar el daño, sino devolverle juventud funcional a los tejidos. Y eso, en sus propias palabras, "ya no es ciencia ficción".
El traumatólogo destacó que uno de los focos actuales de su investigación se basa en reprogramar las células envejecidas, activar genes supresores de la senescencia y estimular la producción de colágeno tipo II —la molécula clave del cartílago sano—. La intervención del Dr. Guillén culminó con una declaración de compromiso: "Estamos cerca de reconducir la célula dañada a la normalidad, no solo en la artrosis, sino también en otros tejidos humanos. La investigación es el único camino para vencer la enfermedad sin detener el motor del hombre". La conferencia fue, en definitiva, un repaso brillante a treinta años de investigación, aplicación clínica y pasión por la medicina por parte de un hombre que ha puesto a España a la vanguardia de la medicina regenerativa.