Diabetes gestacional
Prediabetes gestacional, objetivo diana para evitar la insulina
Se puede prevenir en gran medida con una dieta adecuada y ejercicio físico
Modificar la dieta y hacer ejercicio mínimo tres veces a la semana. Esas son las pautas para evitar en la medida de lo posible desarrollar diabetes gestacional.
El término «prediabetes» incluye a aquellas personas con niveles elevados de glucemia que no llegan a superar el umbral de la diabetes. Incluye dos conceptos esenciales: intolerancia a la glucosa y glucemia alterada en ayunas.
Durante el embarazo se producen hormonas que inhiben la acción de la insulina y pueden incrementar la predisposición de la mujer a la resistencia a la insulina, y favorecer el desarrollo de hiperglucemia.
La identificación de las mujeres que padecen prediabetes gestacional resulta clave para evitar que evolucione a diabetes gestacional.
Se ha demostrado que a mayor aumento de peso durante el embarazo, mayor es el riesgo de sufrir diabetes gestacional.
Pero eso no quiere decir que las embarazadas tengan que pasar hambre. Así, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), «las necesidades calóricas serán similares al resto de embarazadas, no recomendando dietas con menos de 1.700 Kcal», aconsejando un «aporte mínimo de 175 gramos de hidratos de carbono, limitando los de absorción rápida, que suponga el 40-50% de las calorías totales, y una ingesta de fibra de 28 gramos al día».
Además, se deben limitar las grasas saturadas y evitar las grasas trans. Y el consumo mínimo de proteínas será de 71 gramos al día, en función del peso».
En cuanto a la actividad física, desde SEGO se «recomienda el ejercicio físico diario o tres o cuatro días a la semana de 20 a 60 minutos».
«Los factores que pueden ocasionar diabetes o prediabetes son básicamente genéticos, principalmente la presencia de antecedentes familiares, y asociados al estilo de vida, el sedentarismo, la obesidad, la presencia de prediabetes previa, o situaciones en las que se produce un exceso de acción de las hormonas que se oponen a la insulina, como puede ser el caso del propio embarazo u otras enfermedades. Para evitarlos, hay que luchar básicamente contra la obesidad, que es el factor claramente más ligado a la diabetes y a la prediabetes, igual que el sedentarismo», incide el Dr. Esteban Jódar Gimeno, jefe del departamento de Endocrinología de los Hospitales Quirónsalud San José, Quirónsalud Madrid y Ruber Juan Bravo.
A su vez, también es recomendable comenzar el embarazo con un peso saludable. Teniendo en cuenta que muchas mujeres planifican su embarazo con tiempo, si existe una situación de sobrepeso u obesidad es recomendable acudir a un dietista-nutricionista que paute un plan nutricional.
Además, gracias a una alimentación correcta y equilibrada, no sólo se puede prevenir la diabetes gestacional, sino también mejorar los cambios fisiológicos que se experimentan en el embarazo como las alteraciones del tracto digestivo, que pueden provocar estreñimiento, la presencia de náuseas y vómitos, la sensación de fatiga, el aumento de los depósitos de grasa o el incremento de la retención de líquidos.
Con estas medidas sería posible prevenir en muchos casos la aparición de la diabetes gestacional y la utilización de insulina, algo crucial, ya que la diabetes afecta la forma en que las células utilizan el azúcar y si no se controla cuidadosamente puede provocar complicaciones que pueden afectar al bebé como sobrepeso al nacer, nacimiento prematuro, dificultades respiratorias graves, hipoglucemia, obesidad y diabetes tipo 2 con el tiempo, e incluso, en los casos más graves, la muerte fetal intraútero.
En cuanto a las complicaciones para la madre, aumenta el riesgo de tener presión arterial alta, el riesgo de un parto por cesárea o sufrir diabetes en el futuro.
En cualquier caso, es necesario buscar atención médica lo antes posible para evaluar el riesgo de diabetes gestacional, a ser posible en equipos multidisciplinares integrados por ginecólogos, endocrinos, nutricionistas y educadores en diabetes, que han demostrado óptimos resultados tanto en la mejora del control glucémico como en los resultados materno-fetales.
Es decir, trabajando entre los factores prevenibles. Los otros, los que no se pueden modificar, son: los antecedentes familiares de diabetes, la edad materna (tener más de 30 años), diabetes en embarazos previos o antecedentes de macrosomía fetal (peso al nacimiento por encima de lo normal).
En cuanto a la frecuencia, según la SEGO, alrededor del 1% de las embarazadas en nuestro país presenta diabetes pregestacional y en torno a un 12%, diabetes gestacional. De ahí la importancia del Test de O´Sullivan, que se hace en la semana 24 (o antes según la paciente) «con 50 gramos de glucosa, y luego (de dar positivo) otra, el test formal con 100 gramos de glucosa, aunque también hay discusión sobre si se puede hacer con 75», explica el Dr. Jódar Gimeno.
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