Alimentación
Publicidad y obesidad infantil, una relación cada vez más peligrosa
Los expertos abogan por regular los anuncios de alimentos no saludables dirigidos a los menores para promover su salud
Desde hace años los expertos vienen advirtiendo del problema de obesidad infantil que existe en nuestro país. Concretamente en España, uno de cada tres menores de entre 8 y 16 años sufre sobrepeso u obesidad según el estudio Pasos de la Gasol Foundation. No en vano España es uno de los que cuenta con la tasa más alta del mundo.
Atajar esta situación no es fácil, prueba de ello es que la cifra no hace más que incrementarse. Sedentarismo y dietas desequilibradas están en el origen de la cuestión, pero hay otro factor al que se apunta desde hace tiempo: la influencia de la publicidad que reciben los menores a través de la televisión y las redes sociales de productos no saludables.
Así se recoge en la carta publicada esta semana en la prestigiosa revista «The Lancet», aboga por mejorar la protección de los derechos de la infancia y promover la Salud Pública, un reto al que se puede contribuir, de forma efectiva, mediante la regulación de la publicidad de este tipo de alimentos dirigida a la población infantil.
Los firmantes de la carta, entre los que se encuentra el Dr. Santi F. Gómez, director global de Investigación y Programas de la Gasol Foundation –fundación dedicada a la prevención de la obesidad infantil–, se muestran a favor de avanzar en la legislación de esta medida, presentada el año pasado por el Ministerio de Consumo, y que queda recogida en el borrador del Real Decreto para regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a menores. En este sentido, se expresa la necesidad de retomar la negociación para establecer un marco normativo en línea con la Convención de los Derechos del Niño de la ONU, que España ratificó en 1990.
También pone de relieve el impacto positivo que tendría la regulación de este tipo de publicidad dirigida a niños, que en su propuesta actual se alinea con las recomendaciones de sociedades científicas y profesionales de Salud Pública, Nutrición y Pediatría, Unicef y la OMS, y cuenta con el apoyo de casi todas la población española.
Esta propuesta, la primera con rango legal y que tiene en cuenta el perfil nutricional de los productos anunciados, representa un gran avance en la protección de los derechos de los niños y adolescentes en España, socavados por la publicidad de alimentos y bebidas ultraprocesados. Concretamente, se ven afectados el derecho a la salud, a la información veraz, a la educación (en hábitos saludables), a la intimidad y privacidad (publicidad en línea personalizada), y a la no discriminación, por tratarse de una población especialmente vulnerable cognitivamente frente a la intención persuasiva de la publicidad y el marketing.
También las redes sociales
Este tipo de productos y sus consecuencias choca de pleno con otro de los mensajes habituales que reciben los menores, especialmente en las redes sociales: la importancia de mantener un aspecto delgado para tener éxito.
Así lo confirma un estudio realizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y la Fundación Mapfre, según el cual cerca del 50% de los menores señala que tener un buen físico ayuda a ser más aceptado socialmente y un 12% está frustrado o ansioso por no poder alcanzar la imagen que transmiten los influencers.
El objetivo de esta investigación, resultado de una encuesta realizada en España a 1.055 menores de entre 11 y 17 años, es conocer el impacto que tienen en este público los contenidos de marca publicados por influencers en redes sociales y plataformas de streaming (YouTube, Instagram, TikTok y Twitch), e identificar cómo afectan a sus hábitos de alimentación y percepción de su aspecto físico.
Entre las conclusiones del informe destaca que el 27,8%, al ver publicaciones de influencers colaborando con productos de alimentación y aspecto físico, siente de manera frecuente o muy frecuentemente que un cuerpo bello se relaciona con uno delgado y tonificado; un 13,9% de los menores opina que no está a la altura y que su presencia física no cumple con el estereotipo socialmente aceptado; y un 12% se siente frustrado o ansioso por no poder alcanzar la imagen que transmiten los influencers.
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