
Salud
Por todas estas razones también tienes que cuidar tu salud sexual
Es fundamental en etapas como la menopausia o la edad adulta por sus grandes beneficios para el organismo

Para poder presumir de un buen estado de salud resulta necesario que se proteja tanto el bienestar físico como el emocional, sin pasar por alto el sexual, a pesar de que este último ingrediente sea un tabú al que no se le presta atención. Craso error, ya que «la salud sexual es salud, así lo definió la Organización Mundial de la Salud», recuerda la doctora Mercedes Herrero, ginecóloga, sexóloga y jefa de la Unidad de mama en HM Hospitales, quien destaca que «el objetivo de la sexualidad es el placer, pero este debe conseguirse de manera respetuosa, consentida y consciente. Solo así se conseguirán beneficios físicos y emocionales duraderos».
La sexualidad resulta positiva para la salud y debe estar integrada en la idea del cuidado. Algunos estudios apuntan a que al practicar sexo, el cerebro produce endorfinas, lo que se traduce en una sensación de satisfacción y bienestar muy favorable para la salud mental. Y no solo eso, ya que un trabajo de la Universidad de Wilkes en Pensilvania (EE UU) demostró que mantener relaciones sexuales una o dos veces por semana eleva los niveles de ciertos anticuerpos, lo que fortalece el sistema inmune. «Tener una sexualidad plena suele venir acompañado de una mejor autoestima sexual, reduce los niveles de estrés, etc. El sexo desempeña un papel fundamental en el bienestar físico y emocional, pero debemos entenderlo como un espacio de intimidad erótica y no únicamente como prácticas sexuales penetrativas. La idea de que hay que tener mucho sexo para ser feliz o que para tener una buena relación de pareja debemos tener un número X de encuentros sexuales al mes es falsa. Esto son falacias que solo añaden más presión social y que no nos facilitan el experimentar una erótica más plena», advierte Cecilia Bizzotto, sexóloga y socióloga.
Para obtener estas ventajas, uno de los propósitos de este nuevo año puede ser el de otorgar a la sexualidad la importancia que realmente tiene. Para ello resulta fundamental no caer en la rutina y trabajar la renovación sexual. «Esto no tiene por qué significar probar todo el Kamasutra ni comprar todos los juguetes eróticos del mercado, pero sí es importante no relegar el placer al último momento del día o tener curiosidad por las fantasías de mi pareja. Resulta clave no estancarnos en la rutina porque eso es lo que suele llevar a perder el deseo», aconseja Bizzotto.
El freno de la menopausia
Entre las circunstancias que pueden frenar la vida sexual destaca la menopausia. «Muchas mujeres en etapa premenopáusica o durante la menopausia experimentan una menor lubricación vaginal causada por la caída de los niveles de estrógeno, por lo que es un error pensar que la disminución de la lubricación se debe a que el estímulo no está gustando. Además, se tiende a pensar que durante la menopausia disminuye el deseo sexual y esto no tiene por qué ser así. De hecho, hay muchas mujeres que no sólo no pierden la libido sino que la aumentan», asegura la sexóloga, portavoz de Joyclub España.
En el caso de los varones, el factor más destacado que suele frenar su vida sexual es la reducción de su capacidad para mantener una erección. «El problema está en reducir la sexualidad, el deseo y el placer a los genitales y creer que el centro de la erótica masculina está en el pene. Si desde jóvenes empezamos a deconstruir esas ideas y aprendemos a tener una erótica menos centrada en el coito, será mucho más fácil disfrutar de una sexualidad rica y variada a cualquier edad», asegura Bizzotto.
Educación frente a las ITS
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) han aumentado en nuestro país. «En los últimos cinco años se han más que doblado los casos de gonorrea e infecciones por clamidia, subiendo también los casos de sífilis. Se necesitan campañas de concienciación para motivar al uso del preservativo en cada relación sexual», asegura la doctora Herrero, quien reconoce que «no podemos demonizar las relaciones sexuales como si solo fueran fuente de problemas. Lo que necesitamos es más y mejor salud sexual».
Estas cifras al alza reflejan que «ya no le tenemos el miedo a las enfermedades que le teníamos antes y que se ha alargado la experiencia sexual de las personas. En cualquier caso, jóvenes y mayores subestimamos los riesgos de las ITS, que no son solo las enfermedades de salud en sí, sino también las consecuencias psicológicas como la culpa, la ansiedad o la estigmatización», apunta la sexóloga. Por ello, Herrero insiste en que «tan solo la educación en salud sexual, basada en la evidencia científica, podría ayudarnos como sociedad».
Además del aumento de las ITS, también se han incrementado los embarazos no planificados. «Casi uno de cada cuatro embarazos viables terminaron en aborto provocado. Necesitamos mejor asistencia en anticoncepción, con mejor formación de la población», reclama la doctora Herrero, quien hace hincapié en que «en los menores hay que cuidar los accesos a la tecnología y observar cambios de carácter, estado de ánimo y malestares inexplicables, así como proporcionar asesoramiento anticonceptivo a ellos y a ellas. Este es un tema de dos».
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