Urge mejorar la coordinación de las unidades de Cardiología con primaria

La insuficiencia cardíaca es la primera causa de hospitalización en pacientes mayores de 65 años. Es una patología cuya prevalencia, ya de por sí elevada, aumenta año tras año. Los pacientes con esta afección en la cual el corazón ya no puede bombear sangre rica en oxígeno al resto del cuerpo de forma eficiente sufren, a su vez, un alto grado de comorbilidades.

Por eso, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) lideró, en 2011, un programa para la puesta en marcha de Unidades de Manejo Integral de Pacientes con Insuficiencia Cardiaca (Umipic) en las que se realiza el seguimiento de pacientes con esta patología de forma coordinada con otros especialistas como los de atención primaria para reducir los ingresos y la mortalidad.

En paralelo, están las unidades de insuficiencia cardíaca multidisciplinares en las que se realiza el seguimiento de pacientes con esta patología.

Con el fin de evaluar cómo se organizan y el nivel de adherencia a las últimas recomendaciones científicas de ambos modelos, un comité científico formado por cardiólogos e internistas elaboró una encuesta a finales de 2021 que envió a 110 unidades de insuficiencia cardíacas: 73 de Cardiología (UIC) y 37 de medicina interna.

Los resultados, publicados en la «Revista Clínica Española» y avanzados por este suplemento, mostraron que ambos modelos son «complementarios y necesarios».

El principal punto de mejora es la coordinación con atención primaria, y es que únicamente el 24% de las unidades mantiene una comunicación fluida con medicina general, un 47% solo vuelve a comentar el paciente si ingresa por insuficiencia cardíaca o si no evoluciona favorablemente y un 29% reconoce no tener comunicación con atención primaria.

Otro de los aspectos analizados es el personal que integra estas unidades y destaca, en positivo, que están integradas principalmente por un cardiólogo, un internista y por enfermería especializada (34,9%); en segundo lugar, por un cardiólogo y por enfermería especializada (30,1%) y en tercer lugar, por un internista y por enfermería especializada (20,5%). De hecho, unas pocas unidades (8%) no disponen de enfermería especializada y solo el 6% cuenta con médicos de atención primaria.

Respecto al perfil del paciente, es muy diferente el de las UIC que el de las Umipic. En concreto, los pacientes de estas últimas unidades son más mayores, con fracción de eyección ventricular izquierda conservada y con más comorbilidades, entre las que destaca la enfermedad renal crónica (57%), que los de las UIC.

A su vez, la mayoría de las unidades realiza un seguimiento tanto presencial como telemático del paciente (73,5%); menos de la quinta parte de los seguimientos se hacen únicamente presenciales y ninguna unidad tiene un seguimiento 100% telemático.

El principal motivo de derivación a una UIC es la sospecha o confirmación del diagnóstico de insuficiencia cardíaca (50,6%) y en segundo lugar el seguimiento tras una hospitalización por IC (42,2%). Además, la primera visita tras una hospitalización por IC se hace, en un 80% de los casos, en las dos primeras semanas, sin diferencias entre especialidades.

En cuanto a los recursos, la encuesta indica que el 70% de las unidades dispone de enfermería a tiempo completo (la mayoría con formación especializada en IC) y 86,7% de hospital de día, donde poder administrar medicación intravenosa.

Respecto a los biomarcadores más utilizados, están los péptidos natriuréticos, con un 90%. Se trata de un tipo de hormonas que se encuentran en distintos tejidos, pero principalmente son sintetizadas y almacenadas en los miocitos auriculares y ventriculares.

Sobre el tratamiento farmacológico, esta evaluación ha permitido conocer que se suministran los cuatro grupos fundamentales para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca a la vez en la mayoría de los casos: en un 85%.