Tribuna

«Vulnerant omnes ultima necat»

Esta última hora, a la que se refiere Horacio en su cita, por la que todos vamos a pasar puede llegar con un enorme sufrimiento que hoy podemos paliar

Enfermos en cuidados paliativos
En España, en el año 2020 más de 183.000 personas necesitaban cuidados paliativos Alberto R. RoldánAlberto R. Roldán

«Todas las horas hieren, la última mata». Esta cita de Horacio resume perfectamente lo que hemos trasladado a la Mesa de Sanidad del Congreso de los Diputados el pasado jueves 9 de marzo.

En la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) somos conscientes de una realidad; uno de cada dos hombres y una de cada dos mujeres tendrán cáncer, pero, sin embargo, esta última hora a la que se refiere Horacio en su cita, es por la que todos vamos a pasar, hoy y en el futuro. Somos conscientes de que esta última hora puede llegar con un enorme sufrimiento físico, moral, espiritual, familiar, que hoy podemos paliar gracias a los avances científicos y asistenciales.

Como sociedad tenemos la posibilidad y la obligación de ofrecer unos cuidados paliativos de calidad, tenemos la responsabilidad de legislar para establecer los mecanismos que la ciencia ha puesto en nuestras manos para garantizar unos cuidados paliativos de calidad en esa última hora.

Sin embargo, la realidad es bien distinta. En España, en el año 2020 más de 183.000 personas necesitaban cuidados paliativos (el 62% son pacientes de cáncer) y según la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), el 51% no recibió cuidados paliativos pese a necesitarlos: 94.000 personas. No puedo dejar de pensar en esas 94.000 personas que en España han llegado y llegarán a esa última hora sin la atención debida.

Según la Asociación Europea de Cuidados Paliativos, el número óptimo de recursos especializados para una atención adecuada es de dos por cada 100.000 habitantes, uno hospitalario y uno domiciliario. De media, Europa tiene 0,8 y España 0,6. Estamos a la cola en el ranking de los 51 países europeos ya que ocupamos el puesto 31, al mismo nivel que Georgia o Moldavia.

Además, hoy no es lo mismo morir en el País Vasco que en Andalucía. En País Vasco disponen de 1,5 unidades por cada 100.000 habitantes, mientas que en Andalucía apenas se llega a las 0,45 unidades. Hay diez leyes autonómicas, absolutamente heterogéneas en cuanto a su contenido y recursos que destinan, esto se traduce en una enorme desigualdad a la hora de morir en función del código postal de cada persona.

Tenemos

la obligación de ofrecer cuidados paliativos de calidad

La atención que reciban pacientes y familiares debe ser multidisciplinar e integral, puesto que sus necesidades son muy variadas. Actualmente en España tan solo el 25% de las unidades de cuidados paliativos cuenta con psicólogos y trabajadores sociales y dedican menos del 50% de su jornada laboral a prestar esta atención.

A la vista de estos datos, no estamos dando respuesta como país a las necesidades de las personas en esa última hora. La más vulnerable de nuestras vidas.

Por eso, a la Mesa de Sanidad del Congreso de los Diputados el pasado 9 de marzo, les hemos pedido que lleguen a un consenso para que en el futuro, afronten esta última hora con garantías. Les hemos pedido que ordenen lo que el ciudadano no puede ordenar, que garanticen un derecho de todos los españoles. Si hay una ley que merece el consenso sin discusiones esa es la ley de cuidados paliativos, porque nos afecta a todos.

Esta ley de cuidados paliativos, como mínimo, debe contemplar dos recursos especializados por cada 100.000 habitantes; que garantice el acceso equitativo a estos cuidados paliativos en todo el territorio español; que esta atención paliativa sea integral y multidisciplinar y que se reconozca la especialidad de paliativista para que los pacientes sean atendidos por profesionales capacitados.

Apelamos a su responsabilidad como políticos para que no haya ningún ciudadano que, si lo necesita, no tenga acceso a estos cuidados paliativos para afrontar esa última hora con el mínimo sufrimiento. En sus manos tienen la responsabilidad de crear una ley de cuidados paliativos para todos y para siempre.