La Razón Solidaria
Perros adiestrados para rescatar aves heridas por tendidos eléctricos
Un proyecto de la asociación AMUS enseña a los canes a detectarlas a través del olfato
La asociación Acción por el Mundo Salvaje (AMUS) de Badajoz desarrolla un proyecto que se sirve del olfato de perros adiestrados para rescatar aves heridas por los tendidos eléctricos. El trabajo o el uso de perros para el rescate de personas, diferentes actividades policiales, escenarios bélicos, desastres naturales... es algo conocido por casi toda la sociedad. El perro lleva desarrollando funciones muy diversas en beneficio del hombre desde que se convirtieron en compañeros ya hace unos cuantos siglos. En la actualidad el perro está presente en diversas acciones de ayuda humanitaria, pero además, en los últimos años contribuyen también a la conservación de la Naturaleza, desarrollando labores de rastreo y biodetección. Buscan heces, orina de animales salvajes, rastros de diferentes especies (murciélagos, nutrias, tortugas, osos, lobos...) y, además, en el caso de AMUS detectan aves electrocutadas o que han colisionado con tendidos eléctricos.
La Unidad Canina para el Rastreo de Aves electrocutadas por tendidos eléctricos (UCRA) ha abierto por primera vez en España un «proyecto exclusivo para líneas eléctricas que pretende validar las revisiones de los tendidos sirviéndose de algo tan sofisticado como el olfato de los perros». En este caso, detectan aves electrocutadas o colisionadas con tendidos eléctricos, una de las problemáticas «más graves» que afectan a la conservación de muchas especies de aves que están seriamente amenazadas o de las que quedan muy pocos ejemplares.
El impacto de los tendidos eléctricos se presenta como una de las «más preocupantes afrentas» para muchos grupos de aves y para ciertas especies en peligro, como pueden ser el águila imperial, el águila perdicera, el alimoche, el milano real o el buitre negro, entre otras.
Las cifras oficiales reflejan que 33.000 aves se ven afectadas por este problema, pero desde la organización consideran que estas cifras están «muy por debajo» de las reales, según ha indicado AMUS en una nota de prensa.
Todo ello partiendo de la base de que «muchísimas líneas no se revisan», de que los esfuerzos de prospección «casi se reducen a los espacios protegidos» y de que la periodicidad de visitarlas es «muy escasa», la asociación considera que «los datos con los que se trabaja no es que sean insuficientes, es que son inaceptables». Con ello pretenden demostrar, por un lado, que los números con los que se trabaja «son solo la punta del iceberg» y, por otro, testar una metodología con el uso de canes para este fin, consiguiendo «salvar muchos ejemplares heridos» y al mismo tiempo «presionar a las distintas compañías para que corrijan los tendidos y apoyos que suponen una amenaza para las aves».
El proyecto, que se está llevando a cabo en Extremadura, cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, con la asistencia de la Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura y del dispositivo de sus Agentes del Medio Natural y con la ayuda del Seprona de la Guardia civil.
El proyecto finaliza este mes con la celebración de un seminario técnico que se impartirá a las distintas administraciones y cuerpos de seguridad del estado exponiendo los resultados y la metodología empleada con los perros. Para AMUS, este proyecto es «solo el despegue de una innovadora estrategia que debería trasfundirse» a otras comunidades autónomas españolas y ser incorporada a los planes de conservación de aquellas especies más perjudicadas por este tipo de elemento eléctrico.
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