«No tenéis a un gran científico como presidente, pero sí a un médico hasta las trancas»

«No tenéis a un gran científico ni a un gran investigador como presidente, pero os puedo asegurar que tenéis a un médico hasta las trancas, que es lo que he hecho toda mi vida». Con estas palabras agradeció ayer Tomás Cobo su elección como presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, tras ganar en una reñida votación al hasta ahora máximo responsable de esta corporación profesional, el andaluz Serafín Romero.

El nuevo presidente, especialista en Anestesiología y Reanimación, venció a Romero, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, por dos votos de diferencia, al lograr 23 apoyos frente a los 21 de su rival. Cobo se impuso también a los otros dos candidatos que participaban en la elección protagonizada por los presidentes de los Colegios de Médicos de todo el país: el dermatólogo Pablo Lázaro, que no logró ningún votos, y la también anestesióloga Luisa María González Aguit, que cosechó tres.

El nuevo máximo representante de los médicos españoles nació en Santander y cuenta con una dilatada experiencia tanto en el ámbito clínico, como en las corporaciones profesionales y en el voluntariado internacional, labor que suele practicar de forma altruista todos los veranos durante sus vacaciones. Actualmente, desarrolla su labor asistencial en el Hospital de Sierrallana y en la Clínica Mompía, ambos de Cantabria, comunidad en la que ha sido presidente del Colegio de Médicos entre los años 2011 y 2017.

Cobo es vicepresidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS) y ocupaba hasta ayer mismo el cargo de vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España. En una entrevista publicada el pasado domingo en el suplemento A TU SALUD de LA RAZÓN, calificó de «decepcionante» el hecho de que España hubiera tenido cinco ministros de Sanidad en apenas cuatro años. En ella prometía modernizar el Consejo General, reformar el Código Deontológico vigente y renovar los estatutos de la corporación para hacerlos más dinámicos, entre otras iniciativas.

También lamentó la «abrumadora precariedad laboral» y el bajo salario de sus colegas en España en contraste con la mejor situación por la que atraviesan los médicos de otros países europeos. Asimismo, destacó la importancia de colaborar con la Administración, pero sabiendo diferenciar entre colaborar y ser colaboracionistas, «pues estamos obligados a denunciar todo lo que nos parezca inadecuado», algo que, según dijo, «sin ninguna duda haré». Aludía así a la querella que la institución colegial aseguró que estudiaba presentar contra el Gobierno por su gestión de la pandemia y que, finalmente, no se interpuso, a diferencia de lo que sí hicieron la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), el Consejo General de Colegios de Enfermería o la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF).

En el día de ayer, la oftalmóloga Rosa Arroyo García logró mantener el cargo de vicesecretaria general al imponerse también a la oftalmóloga Concepción Pilar Ferrer. Por su parte, el especialista en Medicina Familiar Enrique Guilabert Pérez, se impuso en las elecciones a Tesorero a Jerónimo Fernández Torrente, médico también de familia.

La primera gran prueba de fuego para Cobo llega ahora con la inminente aprobación de la Ley de la Eutanasia por el Senado que se producirá este mes de marzo, y ante la que la corporación profesional mostró su rechazo, pero de forma algo tibia. Durante la tramitación no se ha pedido la opinión de los principales expertos en esta materia.

La segunda llegará de la mano de la propia pandemia, que ha afectado con especial crudeza a los profesionales sanitarios. En el año que ha transcurrido desde el inicio de la crisis más de 130.000 sanitarios han resultado infectados por el virus, 70.000 de ellos después de concluir una primera ola en la que la falta de equipos de protección fue la nota dominante tanto en atención primaria como en especializa de toda España.