Opinión
Lo que la pandemia nos dejó
La crisis de la Covid-19 ha sacado a relucir las debilidades y fortalezas de la humanidad en su conjunto y de la Sanidad en su individualidad
La pandemia Covid-19 ha marcado un antes y un después en la Medicina y en la Sanidad españolas. Como toda crisis, ha sacado a relucir las debilidades y fortalezas de la humanidad en su conjunto y de la Sanidad en su individualidad; y también amenazas que hasta entonces creíamos imposibles, y la oportunidad de aprender de la historia y evitar que vuelva a repetirse, al menos no con la misma crudeza con la que nos sorprendió el 31 de enero de 2020 con un primer caso covid confirmado en España, al que siguieron miles los meses posteriores: a día de hoy, más de 13 millones de casos notificados y cerca de 115.000 fallecidos en nuestro país, según datos del Ministerio de Sanidad.
Dentro de las fortalezas evidenciadas en esta emergencia sanitaria, podemos asegurar que nuestro sistema sanitario supo absorber el impacto de la pandemia. También, que el trabajo de los profesionales sanitarios sostuvo el modelo y procuró asistencia sanitaria a todos aquellos que la necesitaron. La plasticidad del sistema, la capacidad de reorganización y readaptación de centros y servicios sanitarios para crear circuitos y aplicar nuevos modelos asistenciales, y la implicación de todas las especialidades y profesiones enfocadas a dar respuesta al nuevo escenario son, sin duda, elementos de grandeza de nuestro sistema.
Es comprensible y positivo que enfaticemos la visión triunfalista y el orgullo que, como sociedad, debemos sentir hacia los profesionales y la Sanidad.
Pero tras este discurso es importante que reconozcamos las heridas que la pandemia ha infligido al sistema y que contribuyamos a su regeneración retomando la senda iniciada por la Comisión Parlamentaria para la Reconstrucción Social y Económica a la que, en junio de 2020, la Organización Médica Colegial trasladó 45 propuestas de aplicación urgente para la inaplazable transformación de nuestro sistema sanitario.
Recientemente, en el marco de la II Escuela de la Profesión Médica de la Organización Médica Colegial, tuvimos la posibilidad de abordar el debate sobre los cambios que la pandemia ha supuesto para la práctica clínica y las conclusiones apuntaron a tres ámbitos en los que la reconstrucción del sistema debe prestar una mayor atención: en primer lugar, la Atención Primaria, nivel que sostuvo la primera respuesta a la pandemia pero que arrastraba un debilitamiento previo. A pesar del esfuerzo de los profesionales por mantenerla en pie, el balance tras la pandemia se resume en lapérdida de continuidad y longitudinalidad: los pacientes tienen que esperar cada vez más para obtener una cita con su médico de Familia y la temporalidad y precariedad del empleo dificultan en extremo que existan plantillas fijas y suficientes.
La reforma y revitalización del primer nivel asistencial es clave para que la Medicina Familiar y Comunitaria pueda mantener su esencia de conocer y acompañar al paciente, la familia y la comunidad. Reconocer este papel es fundamental para preparar la red sanitaria ante futuras emergencias de salud pública.
En segundo lugar, la crisis moral de los profesionales y la desafección creciente a las instituciones y organizaciones. Al igual que tenemos que cuidar a nuestros pacientes, también tenemos que proteger a los profesionales. La pandemia y la precariedad en aumento que azota a la profesión son evidentes circunstancias generadoras de un caldo de cultivo para el desarrollo de patologías como la depresión, el estrés, la ansiedad o el síndrome del trabajador quemado (síndrome del burn-out), que afecta a un elevado 50 por ciento o más de compañeros y compañeras en activo.
El estado de salud de los médicos españoles ha empeorado notablemente durante la pandemia, alcanzando prevalencias muy elevadas de malestar y deterioro físico, mental y emocional, tal y como se desprende de un estudio presentado en abril de 2021 sobre las repercusiones de la covid en la salud de los médicos, realizado por la Organización Médica Colegial, la Fundación Galatea, el Colegio de Médicos de Barcelona y Mutual Médica, y el Institut d’Economía de Barcelona.
Los datos exigen cambios: un 33% de profesionales tiene problemas para conciliar el sueño y un 27% duerme durante menos de 6 horas. Solo uno de cada tres ha percibido apoyo por parte de su organización, gerentes y directivos de sus centros de trabajo. La cifra más demoledora la encontramos en que un tercio de los médicos ha llegado a barajar la idea de abandonar la profesión.
En tercer lugar, la erosión del vínculo de confianza de la población con su Sistema Nacional de Salud, no por su calidad sino por su accesibilidad. El deterioro del servicio sanitario público y las listas de espera y demoras inaceptables, consecuencia de la falta de recursos humanos y las cargas de trabajo acumuladas, empujan –a quien puede permitírselo– a la contratación de seguros privados, sin confianza en que sea posible restaurar las condiciones previas a la pandemia y a los años de recortes en el sector de la Sanidad. Sin embargo, esto rompe con la igualdad que garantiza un sistema sanitario público, universal y gratuito, pilar del Estado del Bienestar y eje de justicia social, que ha costado generaciones construir y mantener y que no podemos dejar caer.
Dr. Tomás Cobo Castro es presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos
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