Religión

El Papa, rumbo a Bahréin para sellar su alianza de credos

Francisco aterriza mañana en el país asiático para ejercer de puente entre las distintas ramas del mundo musulmán

Francisco, ayer por la mañana, durante el rezo del ángelus
Francisco, ayer por la mañana, durante el rezo del ángelusCLAUDIO PERIAgencia EFE

«Pido que me acompañen con oraciones en este viaje que realizo para apoyar en nombre de Dios la fraternidad y la paz, de las que el mundo tiene una necesidad urgente». Esta es la plegaria que el Papa lanzó ayer durante el rezo del ángelus con la vista puesta en el avión que tomará mañana rumbo a Bahréin, en una nueva escala en su empeño de configurar una alianza de religiones, un «lobby» global para desvincular la fe de cualquier justificación de la violencia y del terrorismo.

Para ello, Francisco no solo ha vertebrado su última encíclica «Fratelli tutti» en torno a este desafío de generar una hermandad de credos, sino que en su agenda internacional se está volcando en sellarla con el mundo islámico. Su estancia en Abu Dabi en febrero de 2019 marcó el punto de partida que ha tenido, entre otras escalas, Irak, su primer viaje tras el parón pandémico, así como su presencia el pasado septiembre en el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales de Kazajistán.

Ahora, el periplo de cuatro días por el reino insular del Golfo Pérsico viene a rubricar esta apuesta, con el subrayado de consolidar como autoridad legítima del orbe musulmán al egipcio moderado Ahmad al Tayyeb, gran imán de Al Azhar, la institución más prestigiosa del islam suní, con el que ya firmó un documento programático en Abu Dabi. En estos días compartirán mesa en el Foro de Diálogo entre Oriente y Occidente en la capital, Manama. Pero, además de Al Tayyeb, Jorge Mario Bergoglio también mantendrá una reunión con el Consejo Musulmán de Ancianos en la mezquita del palacio real de Bahréin.

Precisamente de Francisco se espera en estos días que ejerza de mediador, o al menos de abogado de la libertad religiosa entre los propios seguidores de Mahoma. Y es que, siendo el islam chiíta mayoritario en este conjunto de más de treinta islas, está asfixiado por un gobierno en manos de una monarquía sunita. El director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, ya admitió la semana pasada de cómo el aterrizaje del pontífice es visto como «una ‘señal’ para el islam chiíta», esto es, una especie de táctica de «acercamiento» entre todas las ramas islámicas.

Para Paul Hinder, el obispo que lidera a la pequeña comunidad católica del Norte de Arabia, esta «estrategia positiva» de Francisco puede ser un acicate para la unión entre toda la población. No en vano, en este país asiático de 1,5 millones de habitantes –240.000 extranjeros–, apenas hay 80.000 católicos, la mayoría indios y filipinos. Con ellos se verá en la recién estrenada catedral de Nuestra Señora de Arabia, una imponente construcción sobre 9.000 metros cuadrados de terreno que donó el rey Hamad bin Isa Al Jalifa en un gesto que buscaba visibilizar cierta apertura hacia el pluralismo religioso.