
Presión social
Cuando tomas la decisión de no ser madre
En España, cada vez más mujeres prefieren no tener descendencia, un hecho que amenaza con poner en riesgo el reemplazo generacional

Hay mujeres que, debido a su reloj biológico, la herencia social de generaciones predecesoras o su planteamiento de vida, se plantean tener hijos cuando alcanzan la edad reproductiva recomendada. Pero cada vez hay más mujeres que deciden aplazar su maternidad o, simplemente, no ser madres. Los datos de una reciente encuesta desvelan que, en España, el 53% de las mujeres de entre 30 y 35 años, no ha tenido hijos. Pero los datos más preocupantes son los que corresponden a los rangos de edad posteriores a los 35 años, edad a la que la fertilidad de la mujer empieza a caer drásticamente viéndose perjudicada la calidad y cantidad de óvulos desde ese momento.
Según el estudio, un 34% de las mujeres de entre 36 y 39 años no tienen descendencia. El porcentaje supone un 29% en las mujeres mayores de 40 años. Así lo recoge el I Barómetro social de la percepción de las españolas acerca de la maternidad y la fertilidad, una extensa encuesta realizada a cerca de 1.000 mujeres de nivel socio-económico medio, medio-alto y alto por GFK –empresa referente en análisis de mercado- y liderada por el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) que muestra el comportamiento y actitudes de las mujeres entre 25 y 45 años respecto a la fertilidad, la maternidad y la reproducción asistida, dentro del marco social, político y económico actual.
Los motivos para postergar a la maternidad o renunciar a ella son diversos. «Hay chicas que no tienen pareja y renuncian a ser madres porque quieren formar una familia y tener hijos exclusivamente en ese contexto familiar. Pero también acuden a consulta mujeres que tienen una amplia consciencia de lo que implica ser madre y no se sienten preparadas para velar por el bienestar físico y psicológico de un hijo. Otras argumentan que no quieren que desaparezca el estado de bienestar de la pareja o no se ven con la capacidad o no les apetece renunciar parcelas de su vida o a un estilo de vida que le satisface y al que se ha acostumbrado. Pero también hay casos de mujeres que no alcanzan la maternidad por decisión propia porque consideran que su contexto económico no es el adecuado o porque han tenido una mala experiencia familiar», indica Miriam Albil, psicóloga especialista en terapia de pareja, autoestima para adultos y niños en Albil Psicología. Y añade: «Un aspecto psicológico común es no sentirse suficiente. Ese elemento frena mucho».
El barómetro confirma sus palabras. Según sus resultados, el principal motivo que lleva a las mujeres de entre 30 y 35 años a renunciar o retrasar su maternidad es su situación laboral y las dificultades a la hora de conciliar. La falta de solvencia económica suficiente para afrontar una decisión de esta envergadura también es un factor determinante para este rango de edad.
Pero, la pareja también es un factor clave, especialmente para las mujeres que superan los 35 años. El 36% de las encuestadas de entre 36 y 39 años afirman no tener pareja o no ser la adecuada, razón que influye notablemente en su deseo de ser madres. En el rango de los 40-45 años, destaca de manera significativa este hecho de no tener pareja o que esta no sea la adecuada (37%), aunque también afecta pronunciadamente la preocupación por su solvencia económica (41%) y laboral (45%).
Normalizar la no maternidad
Un factor emergente es la pérdida de libertad. Así, el 61% de las mujeres entre 36 y 39 años considera que un hijo supone una pérdida de esta independencia y no disponer de tiempo para uno mismo. Esta realidad pone de manifiesto que estamos ante nuevas generaciones y, por ende, nuevas mentalidades. «Estamos ante mujeres independientes, libres, aventureras, que disfrutan y exprimen cada minuto de sus vidas y cuya mente y prioridades han cambiado con respecto a las de generaciones anteriores», comenta Miriam Albil.
Sin embargo, todavía muchas de estas mujeres se sienten presionadas socialmente y obligadas a justificar su decisión de no ser madres. Miriam de la Libertad reconoce que ha sufrido esta presión. Mantuvo una relación de 16 años con su expareja. «El mero hecho de tener una relación tan larga invitaba a algunas personas a dar por hecho que tenía que seguir el patrón tradicional de pareja estable, boda e hijos cuando no tiene por qué ser así». Su relación terminó cuando, tras una profunda reflexión, le comunicó su firme deseo de no ser madre.
«Cada uno buscábamos un futuro distinto. Yo nunca llegué a tener instinto de madre; pero, además de eso, el momento en el que vivimos de inestabilidad económica y de explotación de los recursos naturales del planeta son aspectos que me apoyan en mi decisión. Soy muy feliz sintiéndome libre y siendo el principal foco de atención de mi vida. Considero que cada uno puede ser feliz a su manera, como personas distintas que somos elegimos diferentes alternativas de vida y todos debemos respetar la manera que el de al lado haya elegido para disfrutar de la misma», concluye.
Según los expertos, esta elección de no tener descendencia, unida a los casos de mujeres cuya fertilidad se ve comprometida debido a la postergación de su maternidad y al envejecimiento de la población, influye en que se produzca una combinación letal para mantener el reemplazo generacional. En lo que a España se refiere, apenas nacen 1,28 niños por mujer de media, lejos de la tasa de reemplazo, que se cifra en 2,1 hijos por mujer, lo cual permitiría la renovación poblacional. De hecho, según la Organización de las Naciones Unidas, la baja natalidad será el motivo por el que, en los próximos 30 años, se produzca una pérdida de población del 35%, pasando de los 47,5 millones de personas en la actualidad a 30. Esta previsión coincide con la tendencia que arrojan cada año los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Medicina reproductiva
Por poner un ejemplo, durante el primer semestre de 2022 hubo menos de 160.000 niños nacidos en España, casi 1.000 menos que el año anterior, siendo este el octavo año consecutivo con los datos de natalidad en descenso en el primer semestre del año. Esta vorágine ya se conoce como «invierno demográfico». Para evitar el peor de los desenlaces, la medicina reproductiva avanza a pasos acelerados y ajustándose a las tendencias sociales. «No es el estrés lo que provoca infertilidad, sino su edad. Cada vez es mayor el porcentaje de mujeres en la cuarentena que se plantean ser madres, y pensamos que esto es una tendencia que va a seguir en esta línea en los próximos años, a no ser que se tome algún tipo de medida para revertirla», asegura Antonio Requena, director general médico de IVI.
Y añade: «En España, tenemos una medicina reproductiva de alto nivel, donde, en general, existen tratamientos para la mayoría de los problemas de infertilidad a los que nos enfrentamos. Básicamente, el mayor inconveniente lo encontramos en las mujeres que tienen serios problemas de útero, lo cual les impide gestar. De hecho, gracias a estas opciones –entendidas desde el punto de vista de que la mujer toma las riendas de su maternidad– la mujer se desliga tanto de la edad a la que se plantea tener la gestación como de su situación sentimental. Pero además, la reproducción asistida deja de ser un tabú y se erige como una herramienta para planificar la maternidad e incluso para ayudar a evitar problemas en la descendencia».
Actualmente, la ciencia trabaja en técnicas como la regeneración ovárica para conseguir que la edad de la mujer no afecte de forma tan significativa a su producción de óvulos y la calidad de los mismos. Pero también tiene puesta la vista en la medicina regenerativa.
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