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Virus respiratorios

Alerta de los médicos de Urgencias y Emergencias: la gripe dispara un 20% la presión en los hospitales

SEMES advierte que la variante K de la gripe A acelera la transmisión y eleva la presión asistencial

El ministerio de Sanidad aprueba la vuelta de las mascarillas en los centros hospitalarios Marta FernándezEUROPAPRESS

El aumento de la circulación de virus respiratorios, especialmente de la gripe, ha incrementado la presión asistencial en los servicios de urgencias hasta un 20 %, debido principalmente a descompensaciones en pacientes más vulnerables. Así lo advierte la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), que reclama la puesta en marcha de planes de contingencia para evitar la sobresaturación. Las infecciones respiratorias agudas (IRAs) han aumentada un 30% su afluencia en los últimos días, un porcentaje que todavía no ha alcanzado su pico

La incidencia media de estos virus ya supera los 643 casos por cada 100.000 habitantes, aunque en algunos departamentos y áreas sanitarias se registran cifras que rebasan los 1.600 casos por cada 100.000 habitantes. Este aumento notable de la circulación de virus respiratorios está generando un incremento de descompensaciones en pacientes con patologías crónicas, especialmente cardiópatas y personas con trastornos respiratorios.

Colectivos más afectados y hospitalizaciones

Los mayores, inmunodeprimidos y personas con enfermedades oncohematológicas, son los más afectados, con un mayor riesgo de complicaciones graves. Como consecuencia, los ingresos hospitalarios y la tasa de hospitalización han aumentado, situándose en 15 casos por cada 100.000 habitantes. Según Javier Millán, vicepresidente de SEMES, la mayoría de estos ingresos se deben a gripe A, mientras que un 2 % corresponde a COVID-19 y un 4 % al virus respiratorio sincitial (VRS).

El doctor Millán señala que el adelanto del pico estacional podría estar relacionado con la variante K de la gripe A, que se transmite más rápido, aunque hasta ahora no se ha comprobado que provoque casos más graves.

El vicepresidente de SEMES subraya que "este aumento de la demanda asistencial hace especialmente necesario poner en marcha planes de contingencia para evitar la sobresaturación de nuestros servicios y garantizar su capacidad de respuesta. En realidad, hablamos de la capacidad de respuesta de todo el sistema sanitario”.

Destaca la importancia de establecer un seguimiento continuo de la ocupación hospitalaria, asegurando la disponibilidad de camas para ingresos urgentes y facilitando el flujo de pacientes desde Urgencias, evitando largas esperas al acceder a una cama de hospitalización.

Medidas de prevención

La prevención es la mejor medida frente a la gripe. SEMES recomienda mantener una correcta higiene personal, como lavarse las manos con frecuencia, taparse la boca y la nariz al toser o estornudar utilizando el brazo o pañuelos desechables, y evitar compartir objetos que puedan estar en contacto con saliva o secreciones.

En caso de que alguien en casa esté enfermo, es importante limpiar con regularidad las superficies comunes como pomos de puertas y lavamanos, y ventilar las habitaciones con frecuencia. Además, se aconseja mantener un estilo de vida saludable, que incluya dormir bien, alimentarse equilibradamente, mantenerse físicamente activo y evitar alcohol y tabaco. Duchas calientes y humidificar el aire también ayudan a fortalecer las defensas.

El uso de mascarilla se recomienda a personas enfermas en presencia de otros, en centros sanitarios, para cuidadores de pacientes con gripe y en lugares cerrados o con aglomeraciones.

La vacunación contra la gripe es fundamental, especialmente para adultos mayores de 60 años, embarazadas, personas con condiciones de riesgo, trabajadores sanitarios o de servicios esenciales, fumadores y quienes trabajan con animales. En niños, está indicada entre los 6 y 59 meses de edad.

Finalmente, SEMES recuerda consultar dudas con un profesional sanitario y, si se presentan síntomas, quedarse en casa, ya que el virus se puede transmitir desde un día antes de la aparición de los síntomas hasta siete días después.