Iglesia española

Argüello reclama que se regularice a medio millón de migrantes

El presidente de los obispos se ofrece a mediar entre PP y PSOE para que aprueben una reforma legal

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis ArgüelloEuropa Press

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, dio hoy un paso al frente para ofrecerse como mediador entre el Partido Popular y el Partido Socialista para lograr que se lleve a cabo una regularización extraordinaria de medio millón de migrantes.

En el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de primavera de los obispos, que se celebra esta semana en Madrid, el arzobispo de Valladolid lanzó este órdago de forma indirecta, tanto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en estas semanas enfrascados en la batalla por el reparto de los menores no acompañados entre las comunidades autónomas.

Argüello fue más allá de este debate para reivindicar la Iniciativa Legislativa Popular, promovida por diferentes plataformas eclesiales y que llegó el pasado año al Congreso de los Diputados con el aval de más de seiscientas mil firmas. Una vez que se aprobó su tramitación en la Cámara Baja y que se adentró en período de enmiendas, pareció quedarse en tierra de nadie al modificarse el Reglamento de la actual ley de extranjería, tal y como denunció en su intervención el presidente del Episcopado.

«El Reglamento dejará fuera, en una cierta situación de limbo jurídico y existencial, a miles de personas como, por ejemplo, quienes no cumplan el requisito de dos años de permanencia o personas que no puedan demostrar fehacientemente su estancia durante ese periodo», apuntó Argüello, que también citó en esta casuística a quienes no han podido recibir la documentación de sus países de origen, los que tienen dificultades para encontrar un trabajo, los solicitantes de protección internacional…

Implicado de forma personal en esta particular batalla para dignificar a los migrantes, y admitiendo el derecho del Estado a «regular los flujos migratorios», no dudó en interpelar a la clase política: «Ante la situación de estos miles de personas, especialmente niños, enfermos, trabajadores, ¿qué hacer, expulsarlos a todos o abordar la manera de regularizar su situación?».

Como respuesta, el arzobispo plantea impulsar la tramitación de la Iniciativa Legislativa Popular, presentándose como «cauce que facilite el encuentro y el diálogo». Es más, presentó la regularización migratoria como «un ejercicio de regeneración democrática, por respeto a la iniciativa de cientos de miles de ciudadanos» e hizo un llamamiento a «superar polarizaciones estériles y abordar los graves problemas comunes desde legítimas diferencias, pero buscando puntos de encuentro». «Queremos promover una alianza social que lleve la esperanza a quienes están excluidos de la regularización y viven en una tierra de nadie que no propicia nada bueno», enfatizó Argüello.

En su alocución, el presidente también tuvo palabras de ánimo para el Papa Francisco, que se recupera en la residencia de Santa Marta, y también se despidió agradecido del nuncio Bernardito Auza, que deja el cargo después de cinco años.

Junto a estas cuestiones, el arzobispo de Valladolid reflexionó sobre el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, un hecho que definió como «un elemento catalizador para precipitar la quiebra del ‘orden internacional’ establecido después de la II Guerra Mundial». Al analizar el contexto internacional, denunció «la terrible guerra» en Gaza y en otros lugares del mundo, «sin que la supuesta legalidad internacional intervenga».

Autocrítica eclesial

Por otro lado, el presidente de los obispos invitó a sus hermanos de bancada a situarse frente al espejo para poder establecer las líneas del plan pastoral del próximo quinquenio. Con un exhaustivo análisis antropológico de fondo basado en una radiografía de la sociedad actual, compartió su autocrítica eclesial centrada en cómo los católicos «terminamos reduciendo la vida evangélica a los templos o a los días del calendario marcados en rojo». En paralelo, «fuera de los templos» alertó de que se acaban asumiendo «las reglas del juego del mundo dominadas por el dinero y el poder que provocan indiferencia y pasividad a la hora de evangelizar en los entresijos de la mentalidad dominante». De esta manera, se configura para Argüello una «doble vida» que refleja la «alienación social» que pone sobre la mesa el Papa Francisco en su reciente encíclica «Dilexit nos».

El plan antiabusos, ¿con Gabilondo?

En su discurso para la apertura de la Asamblea Plenaria, Luis Argüello volvió a poner sobre la mesa la crisis de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Además de entonar un nuevo «mea culpa», defendió el plan de prevención y reparación puesto en marcha como «una obligación moral donde no haya obligación jurídica, en los casos verosímiles del pasado». En este sentido, desveló que «estamos dispuestos a estudiar una posible supervisión del Defensor del Pueblo en este proceso ya en marcha». Esta propuesta legitimaría un proyecto que hoy por hoy está cuestionado por el Gobierno.