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Ciencias humanas

Nuestros dientes no son tan originales

El estudio de un fósil juvenil arcaico hallado en China revela que el desarrollo dental de algunos humanos que vivieron en Asia hace cientos de miles de años fue muy similar al de los humanos modernos

Dentadura hallada en el yacimiento de Xujiayao / Science Advances
Dentadura hallada en el yacimiento de Xujiayao / Science Advanceslarazon

La revista Science Advances publica esta semana un artículo, liderado por el investigador chino Xing Song y que ha contado con la participación de investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), acerca del desarrollo dental de un individuo juvenil del yacimiento de Xujiayao que pone de manifiesto que algunas características de la dentadura del hombre moderno que se consideraban «orginales» no lo son tanto.

Este yacimiento, localizado en el valle del Nihewan en el norte de China, tiene una cronología estimada por varios métodos de entre 224.000 y 100.000 años. De este yacimiento se han recuperado varios fósiles humanos y los científicos no se ponen de acuerdo sobre a qué especie pertenecen, aunque destacan que son diferentes a nuestra propia especie, Homo sapiens. Sorprendentemente, el estudio revela que este homínido tendría un patrón de desarrollo dental muy similar al de los humanos modernos.

Hasta ahora, las investigaciones apuntaban a que los miembros de Homo sapiens éramos únicos entre los primates vivos, por el hecho de que tenemos un desarrollo largo y complejo, con cuatro etapas bien definidas: infancia, niñez, fase juvenil y adolescencia.

La niñez, explica el CENIEH en un comunicado, es particularmente importante ya que aumenta el tiempo de crecimiento cerebral y de aprendizaje de nuestra especie. Desde hace años se sabe que los homininos del Plio-Pleistoceno: Ardipithecus, Australopithecus, Paranthropus y las especies más antiguas del género Homo, tuvieron un crecimiento y desarrollo similares a los de los simios antropoideos y al de los demás mamíferos.

La posibilidad de averiguar este aspecto tan importante de la biología humana reside en los dientes, que conservan sin alteración el registro del tiempo y la velocidad que tardan en formarse. Las marcas microscópicas de crecimiento diario (circadianas) quedan impresas de manera permanente en los dientes, por lo que se han ideado técnicas cada vez más complejas para poder acceder a esta información.

Y puesto que el desarrollo de los dientes es paralelo al desarrollo esquelético y, está relativamente bien correlacionado con el desarrollo somático, el registro fósil de los dientes es imprescindible para aproximarse a la biología del desarrollo de las especies humanas del pasado.

Se ha debatido mucho sobre el crecimiento y desarrollo en los neandertales (Homo neanderthalensis), de los que existe un amplio registro fósil. Los resultados han resultado ser contradictorios, aunque la mayor parte de ellos sugieren que los neandertales tuvieron una desarrollo acelerado con respecto a Homo sapiens, recuerda el CENIEH.

Los investigadores han realizado un estudio minucioso del crecimiento de los dientes del fósil juvenil de Xujiayao, empleando técnicas tan complejas como el sincrotrón de contraste de fase instalado en Grenoble (Francia) y la microtomografía axial computarizada. Sorprendentemente, los resultados sugieren que este individuo tuvo un desarrollo dental muy similar al de las poblaciones humanas modernas, tanto en el crecimiento del esmalte como de la dentina.

“Su edad de muerte se ha estimado con gran precisión y coincide con la que tendría un niño o una niña actuales con el mismo desarrollo dental”, afirma José María Bermúdez de Castro, Coordinador del Programa de Paleobiología del CENIEH. Con estos resultados se puede proponer que una población asiática de finales del Pleistoceno Medio de Asia tuvo un desarrollo somático similar tan lento como el de Homo sapiens. “Si es así, dejaríamos de ser únicos en esta característica, que habría surgido de manera paralela e independiente en una especie humana distinta de la nuestra”, confirma el investigador.

En el estudio han participado miembros del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos. Por orden alfabético, José María Bermúdez de Castro, Laura Martín-Francés, María Martinón y Mario Modesto.