Los científicos han estudiado el trabajo remoto durante 4 años y han llegado a una conclusión clara

Durante los últimos cuatro años, un equipo de investigadores de la Universidad del Sur de Australia ha seguido de cerca el impacto del teletrabajo en la vida de los empleados.

Lo que comenzó como un estudio preliminar sobre flexibilidad laboral se transformó en una investigación importante a raíz del auge del trabajo remoto provocado por la pandemia.

El tiempo es salud

Uno de los hallazgos más evidentes del estudio fue el beneficio de eliminar los desplazamientos diarios. Antes del Covid-19, millones de trabajadores pasaban horas cada semana yendo y viniendo de la oficina. En ciudades grandes, este tiempo podía superar fácilmente las 10 horas semanales.

Sin embargo, al trabajar desde casa, ese tiempo se recupera y se transforma. Las personas duermen más, tienen mañanas menos estresantes y llegan al final del día con mayor energía.

Según los investigadores, solo el hecho de dormir entre 25 y 35 minutos adicionales cada noche puede tener un impacto positivo en el estado de ánimo, la memoria, la inmunidad e incluso el riesgo cardiovascular.

Nuevos hábitos, nuevas rutinas

Otra ventaja clara del trabajo remoto es el desarrollo de rutinas más saludables. Estar en casa permite comer mejor, moverse más y encontrar momentos para el autocuidado. Muchas personas redescubrieron la cocina casera, optaron por ingredientes frescos y redujeron el consumo de comida rápida.

Al mismo tiempo, el acceso a pausas activas, caminatas cortas o ejercicios breves durante el día ayudó a contrarrestar los efectos del sedentarismo frente a la pantalla.

El equilibrio entre la vida laboral y personal también mejora. Padres y madres pudieron involucrarse más en la crianza de sus hijos, muchos trabajadores aprovecharon el tiempo para estudiar o hacer deporte, y un buen número simplemente disfrutó más tiempo libre.

Esta sensación de control sobre el propio día a día fue señalada como una fuente de bienestar.

La productividad desde casa

Uno de los grandes temores que rodeaban al trabajo remoto era la posible caída de la productividad. Sin embargo, los resultados mostraron lo contrario, la mayoría de las personas rinden mejor cuando tienen libertad para decidir cómo y desde dónde trabajar.

La clave está en que sea una elección, no una obligación. El teletrabajo voluntario potencia la concentración y la satisfacción profesional.

Eso sí, el estudio también advierte sobre los desafíos de conexión humana. La distancia física puede afectar la cohesión de los equipos, especialmente si no se implementan estrategias para mantener el vínculo interpersonal.

Las empresas que fomentaron espacios virtuales informales y priorizaron la comunicación constante lograron minimizar este impacto.