Psicología
Cinco frases para callar a esa persona que no para de meterse en tus conversaciones
Una experta en psicología comparte claves para responder con asertividad cuando alguien opina sin ser consultado, sin herir ni ceder tu autonomía
Es muy probable que, en algún momento, hayas compartido una preocupación o una reflexión en voz alta y, de repente, alguien ha aparecido con un consejo que no pedías. En lugar de sentirte comprendido, la sensación que queda es la de estar siendo juzgado o, peor aún, de que tu capacidad para resolver lo tuyo pasa por un tamiz ajeno. La psicología explica que este tipo de intervenciones no solicitadas activan en nuestra mente la idea de “no puedes con esto solo”, un mensaje que erosiona la autoeficacia, piedra angular de la motivación, la resiliencia y el desempeño profesional.
Ante esta dinámica cotidiana, la investigadora del comportamiento Shadé Zahrai propone cinco respuestas diseñadas para devolver el control de la conversación a quien la inició, sin generar confrontación. La primera de ellas es “Gracias por tu comentario, lo consideraré”, una fórmula que agradece la intención, cierra la puerta a réplicas extensas y deja claro que la decisión final sigue siendo tuya.
Resulta especialmente útil en entornos laborales o familiares, donde la cortesía es un valor no negociable, pero donde tampoco se desea conceder poder de dirección sobre tus pasos. En situaciones donde la otra persona ostenta un cierto rango, Zahrai recomienda la segunda frase: “Es un buen punto de vista, pero prefiero hacerlo de esta manera”, que permite escuchar sin ceder y mantener el respeto sin renunciar al propio criterio.
Respuestas que protegen tu autonomía sin quemar puentes
Si la insistencia persiste, puede emplearse un mensaje más directo: “Gracias, pero ya sé cómo lo voy a hacer”, tercera propuesta de la experta. Esta respuesta corta y firme pone freno a quien no captó las señales anteriores y deja constancia de que el plan está claro, sin necesidad de más debates. No siempre buscamos soluciones; a menudo anhelamos un simple “estoy aquí”. Para esos casos, Zahrai propone la cuarta frase: “Significa mucho para mí, ahora necesito más el apoyo que las soluciones”. La investigación respalda que, bajo estrés, el apoyo emocional reduce la carga mucho más que cualquier recomendación práctica. Con esta frase se guía al interlocutor hacia la forma de ayuda que realmente resulta útil, evitando así la frustración mutua.
Por último, cuando la intromisión se prolonga más de la cuenta, la quinta y última frase actúa como cierre elegante y definitivo: “Sé lo que quieres decir, si necesito algo más te lo diré”. Se reconoce el esfuerzo del otro, pero se dibuja un límite claro: la conversación termina aquí y cualquier nueva aportación dependerá de tu propia solicitud. Dominar el tono, recuerda Zahrai, es tan importante como las palabras elegidas, pues de él depende que la respuesta sea percibida como una afirmación de autonomía y no como una descortesía.