Lenguaje
Comerse un 'danone' o sonarse con un 'kleenex': ¿Por qué utilizamos estas expresiones?
Esta clase de palabras han entrado en nuestro vocabulario a través de la publicidad, y son de lo más interesantes
En muchas ocasiones, nos sorprendemos de la capacidad tan selectiva que tiene nuestro cerebro para recordar ciertos sucesos y olvidar otros tantos mucho más importantes. A veces resulta más sencillo saberse una canción entera de un anuncio que vimos durante la infancia que poder nombrar todo lo que tomamos el día anterior para comer. La mente es una herramienta útil, pero sumamente caprichosa.
Según los datos publicados por Statista, en España, tan solo durante el ejercicio de 2023, se invirtieron más de 12.700 millones de euros en publicidad. Es uno de los sectores que más dinero mueven en el mundo, y tiene tanta o más importancia para una marca el marketing que el propio producto en sí. El ser humano no compra con la cabeza siempre (en base a criterios objetivos y racionales), sino con el 'corazón', es decir, por mera preferencia subjetiva o apelaciones emocionales de los anuncios.
En un mercado en competencia, la publicidad es la clave para distinguirse de las empresas rivales y conseguir que los clientes se inclinen por una u otra marca, aunque en esencia vendan prácticamente lo mismo. Sin embargo, no se deben pintar los anuncios como el gran mal de la sociedad ya que, de hecho, en muchas ocasiones han acabado formando parte de la cultura y el vocabulario del día a día de las personas.
La publicidad es cultura y genera cultura, tanto así, que en muchas ocasiones las mentes más brillantes del cine o la literatura han acabado dirigiendo anuncios que se convirtieron en auténticas obras maestras y piezas 'de culto' entre los entendidos de la imagen. Ya sea en la radio, en la televisión o en simples marquesinas del transporte público, todas las personas guardan algún recuerdo de publicidad que adorna la ciudad y hace de la vida un espacio menos vacío.
¿Por qué decimos 'kleenex', 'danone' o 'mistol'?
Véase si es importante el peso de los anuncios y las marcas en nuestras vidas que muchas de ellas han llegado incluso a traspasar la barrera del lenguaje, y forman parte hoy por hoy del vocabulario cotidiano. Aunque dependiendo de la época algunas de ellas han ido variando, siempre han estado ahí, y muchas personas incluso desconocen que se tratan de marcas y no del propio producto en sí.
Se conocen como 'marcas vulgarizadas' aquellos nombres con los que se presenta un producto o un fabricante que, a fuerza de costumbre o por haber monopolizado su mercado, las personas han acabado utilizando ese término para referirse al tipo de producto y no a una marca concreta. Algunos ejemplos podrían ser el velcro, los pósit, el rímel, el típex...
En algunas ocasiones están recogidos en el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española), pero no siempre es así. Una forma muy curiosa de conocer la edad de una persona en España puede ser atender a cuáles de estas expresiones utiliza, ya que algunas dejaron de producirse hace años, pero quedaron en el lenguaje popular como un rasgo generacional.
Por ejemplo, mientras que una persona mayor de 60 años puede que se refiera al jabón para fregar la vajilla como 'Mistol', las generaciones más recientes se refieren a ello como 'Fairy', curiosamente ambos términos toman el nombre de una marca en sí y no del producto. Y esto sucede con una gran cantidad de objetos que utilizamos en el día a día frecuentemente, estos son algunos casos:
- Papel 'albal'. Realmente es papel aluminio, 'Albal' es tan solo una de tantas marcas disponibles.
- 'Aspirina'. Es el nombre comercial del ácido acetilsalicílico comercializado por Bayer, pero no el término del fármaco en sí.
- Pan 'bimbo'. Se trata de pan de molde, pero como esta es la marca más conocida mundialmente, en España mucha gente lo llama así.
- 'Chupachús'. Es un caramelo con palo, pero como el invento es español y esta fue la primera marca en distribuir un producto por entonces único, se quedó con ese nombre a nivel popular.
- 'Danone'. Tal vez ya ha caído en desuso, pero hasta hace algunas décadas, muchas personas se referían así a cualquier tipo de yogur envasado.
- 'Donuts'. Son rosquillas fritas, pero como la marca es tan famosa, así se le quedó.
- 'Jondere'. Este caso también ha caído en desuso, pero durante algún tiempo muchas personas se referían a los todos los tractores con esa forma castellanizada del nombre de la marca 'John Deere'.
- 'Kleenex' o 'Clínex'. Esta marca de pañuelos desechables de papel fue la primera en fabricarlos, y su forma castellanizada sí está recogida en el DRAE.
- 'Loctite'. Pegamento instantáneo, el nombre de la marca más famosa.
- 'Táper' o 'túper'. Fiambreras de plástico de la marca 'Tupperware'.
Y la lista podría continuar durante largas páginas, estos son tan solo algunos de los cientos de ejemplos que existen. Son de tal relevancia, que en ocasiones incluso suponen una barrera de entendimiento con personas de otros países que no han adoptado la misma lexicalización de un nombre de marca para un tipo de producto. Mientras que un estadounidense podría referirse a un cacahuete bañado en chocolate como 'M&m' ("emaném"), un español perfectamente estaría hablando de 'Conguito', y ninguno de los dos comprenderse.
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