
Entrevista
Jorge Fernández Díaz: «Donde acude la Virgen para hacer el bien va el diablo para hacer el mal»
El exministro del Interior del PP publica una detallada investigación sobre las mariofonías más relevantes de la historia en el libro «El tiempo de María. Apariciones en Francia, España y Portugal»

«¿Es la historia una mera sucesión de acontecimientos naturales y humanos, principalmente de orden político, económico, cultural, militar o social? ¿Tiene algún sentido que trasciende lo meramente fáctico?». Con esta sana provocación arranca el nuevo libro de Jorge Fernández Díaz. En «El tiempo de María. Apariciones en Francia, España y Portugal» (Nueva Eva) el ex ministro del Interior ofrece una exhaustiva investigación tomando la teología de la historia como punto de partida, que profundiza en las principales mariofanías del contexto europeo. Según reconoce el propio Fernández Díaz, esta obra no habría sido posible sin el empuje del padre Ignacio María Doñoro y sin el trabajo mano a mano con la directora de la editorial, Marta Moreno.
Quien sea ajeno a las apariciones marianas pensará que la Virgen solo lanza mensajes apocalípticos y amedrentadores…
En absoluto. De la misma manera que sería absurdo considerar que una madre que se preocupa por sus hijos solo les atiende cuando tienen problemas y no en el día a día. Ella es nuestra Madre del cielo y está diariamente comunicándose con nosotros y asistiéndonos. Y como cualquier madre, hace lo que sea por sus hijos cuando ve que están en peligro o van por mal camino. Ella tiene encomendada esa tarea de manera especial, en unos tiempos como los actuales, donde la apostasía ya no es silenciosa, como dijo San Juan Pablo II en 2002, sino que es ruidosa. Ante esta evidente descristianización de la sociedad es más acuciante que nuestra Madre la Virgen acuda en auxilio invitándonos a la conversión para que descubramos el sentido de nuestra vida.
¿Cómo se puede garantizar verdaderamente que la Virgen se aparece y que no hay detrás una estafa o un «iluminado» con problemas psicológicos?
Yo hablaría de varios planos, pero principalmente el juicio definitivo sobre la veracidad de unas presuntas apariciones para un católico lo tiene la Iglesia. El pasado año, la Santa Sede cambió los criterios de discernimiento y ahora establece seis opciones, siendo la más elevada, en cuanto a su reconocimiento, el «nihil obstat», que permite celebrar el culto, organizar peregrinaciones… De alguna manera se aplica la máxima de los frutos. En el caso de la Virgen, pueden ser hechos de carácter extraordinario, como curaciones del cuerpo y conversiones del alma, pero también hay otro tipo de manifestaciones como la paz, la tranquilidad, la alegría, la íntima convicción de que estás en un lugar particularmente bendecido… Por el contrario, cuando se dan circunstancias que no tienen nada que ver con eso, que son supercherías o cosas por el estilo, es evidente que en esos lugares no hay presencia trascendente. El sentido común general de los fieles suele acompañar bastante bien a estos casos para discernir con criterios humanos y normales donde hay indicios de posible sobrenaturalidad frente a aquellos donde hay suplantación. Aun así, no debemos olvidar que donde va la Virgen para hacer el bien acude el diablo para hacer el mal. Todos los acontecimientos extraordinarios que violan las leyes de la naturaleza y de la física, o vienen de Dios o vienen del diablo, o vienen del cielo o vienen del infierno.
De las numerosas apariciones que se abordan en el libro, ¿cuál le toca más personalmente?
De las reconocidas oficialmente por la Iglesia la que más me ha impactado y me sigue atrayendo es Fátima, sin ningún género de duda. Y, por supuesto, Lourdes. De las que no están todavía sometidas a ningún juicio definitivo por parte de la Iglesia, me quedo con Garabandal, unas revelaciones que sucedieron entre 1961 y 1965, que yo creo que son auténticas, en tanto que estoy convencido de que Nuestra Señora se presentó como la Virgen del Carmen a cuatro niñas, Conchita, Jacinta, Mari Loli y Mari Cruz. Durante cuatro años, coincidiendo con el Concilio Vaticano II, se les apareció.
No parece que la Iglesia vaya a dar un paso al frente para ratificar Garabandal…
Espero que la Iglesia abra una comisión como Dios manda. Y cuando digo «como Dios manda» es una expresión coloquial que tiene mucho sentido utilizarse por tratarse de unos hechos en los que se discutió si efectivamente fue la Virgen quien se apareció. Oficialmente se crearon dos comisiones de investigación, pero el tiempo ya ha acreditado sobradamente que no se desarrollaron conforme a lo que se esperaba de ellas. Ahora se necesita una nueva comisión de investigación adecuada y correcta. Creo que lo merece la Virgen, que se manifestó en aquella aldea de las montañas cántabras, San Sebastián de Garabandal. Tengo razones personales y argumentos objetivos que hablan de seriedad, rigor, buena fe y rectitud de intención en lo que sucedió.
Su obra se centra en tres países y por ello no aborda el fenómeno Medjugorje. ¿Lo respalda?
He estado ya dos veces y creo que se puede aplicar el «por sus frutos los conoceréis». Solo ver las filas que hay para confesarse te permite darte cuenta de que allí no es que haya estado muy presente la Virgen, sino que continúa estando. Conozco su situación actual y lo referente a las siete primeras revelaciones. Medjugorje es una mariofanía muy importante.
En el libro deja caer que la Virgen, de alguna manera, intervino en la caída del Muro de Berlín y de la Unión Soviética.
Por supuesto. Siguiendo a san Juan Pablo II, que le gustaba definir a Jesucristo como el Señor de la Historia, él mismo compartió de manera informal esa vinculación mariana cuando una periodista le preguntó por esto en un vuelo en enero de 1990: «Lo que está ocurriendo en estos momentos en Rusia, en la zona oriental de Europa podemos atribuirlo a su celo materno». La consagración que hizo a la Virgen el 25 de marzo de 1984 en la solemnidad de la anunciación fue determinante. Trajo como fruto nada más y nada menos que la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética prácticamente sin violencia. Aunque otros pontífices también consagraron al mundo y Rusia al Corazón Inmaculado, este episodio es el que de alguna manera habría confirmado Sor Lucía, uno de los pastorcillos de Fátima. Hay otras concordancias históricas entre Fátima y Rusia, y paralelismos de fechas que se desarrollan en el libro y que ratifican esta huella del dedo de Dios.
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