Entrevista

Katalin Karikó, "madre" de las vacunas de ARNm: «No considero que merezca el Nobel más que otros»

El mundo perdió 337 millones de años de vida en 2020 y 2021 por la pandemia

Katalin Karico, investigadora científica. © Jesús G. Feria.
Katalin Karico, investigadora científica.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

La investigadora húngara Katalin Karikó pasó del absoluto anonimato a la fama mundial en 2021, durante la pandemia de covid. Gracias a su trabajo de cerca de medio siglo para desentrañar los secretos del ácido ribonucleico que transfiere el código genético procedente del ADN –más conocido como ARN mensajero– se pudieron desarrollar las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna, que salvaron la vida a millones de personas. Pero su primer trabajo sobre el tema, publicado en 2005, pasó completamente desapercibido para la comunidad científica.

Nos recibe en la sede de la Fundación Conchita Rábago de Jiménez Díaz, en Madrid, donde ha viajado para hacer una «Lectura Conmemorativa» de su proyecto, y recibir el premio que la entidad lleva entregando desde 1969 a científicos internacionales del más alto nivel: 30.000 euros en metálico para continuar con su investigación. Durante 5 años, Karikó formará parte del comité ejecutivo de la Fundación.

Drew Weissman, Robert Langer y usted eran los favoritos para ganar el premio Nobel de Medicina el año pasado, pero no sucedió. ¿Tienen esperanzas de conseguirlo este año?

No es tan importante. Se que desde fuera ha generado mucha expectación pero le aseguro que yo no lo he vivido así. A la gente en general le gusta ser reconocida, pero yo no soy ese perfil, me daría muchísima vergüenza. La situación de que te pregunten para cuándo el Nobel me recuerda mucho a mi madre que, desde que era estudiante, siempre me decía que me lo merecía por todo lo que me esforzaba y lo duro que trabajaba (ríe). Yo le decía: «mama, todos los científicos trabajan muy duro, y no por eso les dan el Nobel» Para mí eso no era otra cosa que amor de madre. Cuando me lo decía, yo le contestaba que como iban a darme un Nobel si ni siquiera era profesora, es más, ¡ni siquiera había terminado la carrera! Ahora me siento igual: no tengo un equipo, estoy yo sola. Soy una científica que lo que más está deseando es que llegue julio para quedarme un mes cuidando de mi nieta bebé, que solo he visto cuando nació y por video llamada.

¿Qué significaría para usted?

Recuerdo que cuando estaba en el instituto, en 1973, recibí un premio, una medalla. Hasta 2021 no recibí el siguiente. Pasaron 50 años, así que figúrate si estoy acostumbrada a vivir sin premios. Desde 2021, ha sido uno tras otro. De una punta del planeta a la otra punta, desde Nueva York hasta Vietnam. Estoy muy agradecida por todos y cada uno de ellos, pero reconozco que no los he buscado. Lo más divertido de los premios es llevarme a mi familia, o invitar a amigos que vivan en ese país. Mi marido, mi hija y mi yerno lo disfrutan muchísimo. Mi madre murió hace cinco años, la verdad es que solo podría haber deseado el Nobel por ella, por la ilusión que le hubiera hecho.

Lleva más de 30 años investigando sobre ARN mensajero ¿Por qué eligió este campo?

Bueno, no queda muy bien lo que voy a decir pero no lo elegí (ríe), fue casualidad. En la facultad, en Hungría, había que escoger un área de trabajo de laboratorio y yo hubiera elegido terapia génica –que era el campo que mayor interés suscitaba en ese momento –, pero llegué tarde y solo quedaba una plaza en el área de «lípidos» –eso era lo que ponía en la puerta del laboratorio–, así que ahí acabé. Los lípidos y, en concreto, los liposomas están muy relacionados con el ADN, y yo trabajé durante 7 años en el equipo de ADN. De esto hace más de 40 años. Empezamos a usarlos para encapsular ADN e introducirlo en las células. Eso me encandiló, y cuando me gradué, en 1978, empecé a investigar en el laboratorio de ARN. Comencé sintetizando cadenas cortas de ARN y, poco a poco, aprendí lo que debía saber para manipularlo. correctamente.

¿Cómo se puso BioNTech en contacto con usted?

Fue hace diez años, cuando trabajaba en la Universidad de Pensilvania (Filadelfia). Esa fue la época en la que Moderna, CureVac y otras compañías biotecnológicas empezaban a surgir, e hicieron una presentación allí para enseñar sus avances. Yo quería ir a investigar a CureVac porque era la única que en ese momento tenía ensayos clínicos con ARNm en fases avanzadas (con humanos). La persona con la que yo quería trabajar en CureVac ya no estaba, y había empezado a trabajar para BioNTech. Para que te hagas una idea, en esos momentos no tenían ni web, así que ni siquiera pude informarme acerca de la compañía. Cuando yo llegué, mi contacto ya no trabajaba allí, pero yo me quedé durante 9 años.

La pandemia ha terminado pero el futuro de las vacunas de ARNm está solo en sus comienzos. ¿Podría explicarnos cuáles son los proyectos más avanzados? VIH, malaria, hepatitis, gripe...

Lo más importante es que la plataforma de ARNm permite desarrollar vacunas contra todo tipo de virus y bacterias a un precio asequible. Moderna es la que está desarrollando estudios en fases más avanzadas de vacunas de ARNm contra diferentes virus. En concreto, en enero anunció buenos resultados de un ensayo en fase III para su prototipo frente al virus respiratorio sincitial (VRS) en adultos de sesenta o más años. La vacuna alcanzó una eficacia frente a infecciones del tracto respiratorio inferior del 83.7%, con un buen perfil de tolerancia y seguridad. También van avanzados (fase III) en una vacuna frente a las cuatro cepas de influenza recomendadas por la Organización Mundial de la Salud. Pfizer/ BioNTech también está una –que ya está en fase III– y que esperan tener aprobada a tiempo para la siguiente temporada de gripe en el hemisferio norte, en otoño de 2024. Respecto al VIH, Moderna tiene en marcha dos ensayos en humanos con su prototipo de vacuna de ARNm. En el ámbito de las enfermedades bacterianas, Moderna acaba de empezar un estudio para obtener una vacuna frente a la bacteria que causa la enfermedad de Lyme (la «borrelia burgdorferi» transmitida por un tipo de garrapata). La parte más interesante de la plataforma de ARNm es que permite trabajar de un modo completamente distinto, mucho más eficiente.

¿Y cuál es ese modo ?

La idea es que no tenemos que conseguir una respuesta inmune en el organismo para que se produzcan los anticuerpos, sino que directamente introducimos la molécula que va a dar la orden al organismo durante un breve periodo de tiempo de que produzca el antígeno frente al que queremos que se produzca el anticuerpo.

También se están consiguiendo avances frente a algunos tipos de cáncer, como el melanoma o el cáncer de páncreas ¿cree que podemos ser optimistas?

Las vacunas de ARN mensajero estaban originalmente dirigidas al cáncer, pero su uso frente a enfermedades infecciosas despegó en la pandemia. En lugar de usar una vacuna para tratar de prevenir o reducir un tumor, estas tienen como objetivo reducir las posibilidades de recurrencia de un cáncer de alto riesgo. En los ensayos en humanos lo importante es que el ARNm codifica los anticuerpos, por lo que puede reconocer proteínas relacionadas con el cáncer. BioNTech tiene en marcha dos estudios con tecnología ARNm, pero las proteínas recombinantes que se requieren para desarrollarlos son muy caras. Además, es muy difícil identificar las mutaciones que están detrás de la enfermedad, porque no están representadas de forma natural en nuestro ADN. Por ello, no creo que sea posible que dispongamos de vacunas frente al cáncer en 2030, como he visto que se ha dicho. Habrá que esperar mucho más tiempo.

Volveré a entrevistarla cuando le den el Nobel...

(Rie) Por supuesto. Realmente a lo que me parece importante transmitir a la sociedad es que confíen en el método científico, no en las personas, en el método.