Religión

León XIV: creer en la vida eterna «no es una ilusión»

Robert Prevost preside por primera vez como Papa la misa del Día de Difuntos

ROME (Italy), 02/11/2025.- Pope Leo XIV lays a bouquet of white roses at a grave during an All Souls' Day visit to the Verano cemetery in Rome, Italy, 02 November 2025. (Papa, Italia, Roma) EFE/EPA/VINCENZO LIVIERI / POOL
León XIV, durante su visita al cementerio de Verano, en RomaVINCENZO LIVIERI / POOLAgencia EFE

León XIV celebró hoy por primera vez como Papa la tradicional eucaristía del Día de Difuntos. El Papa norteamericano se desplazó hasta el cementerio de Verano, el más grande de Roma, que Francisco ya visitó dentro de una costumbre que inició el Pontífice argentino. Además de ser el de mayor extensión de la capital, con más de 83 hectáreas, también cuenta con veinte siglos de historia, pues allí se ubicaba la necrópolis imperial y es en este lugar donde se encuentran las catacumbas de Santa Ciriaca.

Ya por la mañana, durante el rezo del ángelus que dirigió desde el apartamento pontificio, anunció que esta visita tenía como objetivo rezar «por los muertos de los que nadie se acuerda, pero nuestro Padre Celestial nos conoce y nos ama, uno por uno, y no olvida a nadie».

En la eucaristía que presidió en el camposanto ante cerca de dos mil personas, Robert Prevost reivindicó que creer en la vida eterna «no es una ilusión que sirve para aplacar el dolor por la separación de las personas amadas, ni un simple optimismo humano». «Es la esperanza fundada en la resurrección de Jesús, que ha vencido la muerte y ha abierto también para nosotros el paso hacia la plenitud de la vida», defendió el Pontífice agustino, que depositó un ramo de flores en la tumba de la familia Nicolini, la primera que se encuentra al entrar al camposanto.

Lo hizo después de atravesar el acceso al recinto, que está custodiado por cuatro esculturas alegóricas creadas en el siglo XIX por Ernesto Vespignani y que evocan a la meditación, la caridad, la esperanza y el silencio. Acompañado por el cardenal vicario de Roma, Baldassare Reina, el Papa saludó a Silvia Scozzese, teniente de alcalde de Roma, y ​​a otras autoridades locales, que participaron en la misa.

En este entorno, el Santo Padre hizo hincapié en que «no estamos aquí sólo para conmemorar a los que han pasado de este mundo al otro». Fue el punto de partida para defender que «la fe cristiana, fundada sobre la Pascua de Cristo, nos ayuda a vivir la memoria más que como un recuerdo del pasado, como una esperanza futura». «No es tanto un volverse hacia atrás, sino más bien un mirar hacia adelante, hacia la meta de nuestro camino, hacia el puerto seguro que Dios nos ha prometido, hacia la fiesta sin fin que nos aguarda», sentenció.

En otro momento de su alocución, se mostró convencido de que Cristo «eliminará la muerte para siempre», sentenció sobre Cristo resucitado, remarcando que ha abierto «un paso de vida eterna –es decir, haciendo Pascua– en el túnel de la muerte, para que, unidos a Él, también nosotros podamos entrar en él y atravesarlo».

Esta garantía le llevó a afirmar que «en la caridad Dios nos reunirá junto a nuestros seres queridos». O dicho en otros términos: «La caridad vence a la muerte». León XIV expuso, en esta misma línea, que, «si caminamos en la caridad, nuestra vida será una oración que se eleva y nos une a los difuntos, nos acerca a ellos, en la espera de encontrarlos nuevamente en la alegría eterna».

Esta reflexión teológica la acompañó también de unas palabras en las que evidenció una mayor cercanía pastoral, al reconocer que acudir al cementerio vuelve a despertar «la memoria del corazón». «Muchos lugares, incluso los perfumes de nuestras casas, nos hablan de aquellos que hemos amado y que nos han dejado, y tienen encendido en nosotros su recuerdo», admitió el Papa.