Religión
León XIV inicia con buen pie las complicadas relaciones con China
El temprano nombramiento de un nuevo obispo en el país asiático lo confirma
El temprano nombramiento de un nuevo obispo en China dentro del acuerdo que mantienen el Vaticano y el Gobierno del país asiático abre con buen pie las relaciones entre Roma y Pekín bajo el papado de León XIV, en el que se espera continuidad respecto a la línea conciliadora seguida por su antecesor.
Y es que la designación de prelados es la raíz de las desavenencias entre el país comunista y la iglesia católica, que se remontan a 1951, cuando se suspendieron las relaciones diplomáticas después de que Pío XII excomulgara a dos obispos nombrados por Pekín, que a su vez expulsó al nuncio apostólico, quien se trasladó a la isla de Taiwán.
El pasado 5 de junio, menos de un mes después de su elección como sucesor del papa Francisco, el Santo Padre nombró Obispo Auxiliar de Fuzhou (provincia de Fujian, sureste) a Joseph Lin Yuntuan, de 73 años y quien recibió la ordenación episcopal en diciembre de 2017, lo que le convirtió en obispo de la llamada Iglesia clandestina no reconocida por Pekín.
Este nombramiento marca una línea de continuidad con la política del anterior pontífice, quien "fue al encuentro de China con más énfasis que ningún otro papa", afirmó a EFE el exdirector del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos.
De hecho, fue en 2018, durante el papado de Francisco, cuando ambas partes rubricaron el mayor hito bilateral desde el cisma de 1951 al llegar a un acuerdo sobre el hasta entonces espinoso nombramiento de obispos.
El Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y la República Popular China permite la elección consensuada de los obispos, una competencia del papa que Pekín veía como una injerencia.
"En su papado mantuvo unas relaciones cordiales y en tendencia positiva", consideró Ríos, para quien "buena prueba de ello" fue el citado acuerdo y su posterior renovación, que oficialmente se lleva a cabo para dos años -como ocurrió en 2020 y 2022- pero en octubre del año pasado se extendió para cuatro años.
La designación de Joseph Lin Yuntuan confirma además que por ahora, y pese a que sobre el papel se le sigue denominando "acuerdo provisional" se seguirá aplicando el pacto.
El pasado 12 de junio, cuando se confirmó oficialmente el nombramiento del nuevo obispo, un portavoz del Ministerio de Exteriores chino sostuvo que "en los últimos años, China y el Vaticano han mantenido una comunicación fluida y han reforzado la confianza mutua a través de un diálogo constructivo".
"China está dispuesta a trabajar con el Vaticano para seguir promoviendo la mejora continua de las relaciones", añadió el vocero.
Semanas antes y a pesar de la ausencia de lazos diplomáticos, Pekín había manifestado sus condolencias por la muerte de Francisco y también sus felicitaciones a León XIV cuando fue elegido su sucesor, si bien ambos mensajes se hicieron públicos con bajo perfil, en la rueda de prensa diaria de la Cancillería china y no a nivel de la jefatura del Estado.
Aunque se desconocen los detalles del acuerdo China-Vaticano, en alguna ocasión Francisco había explicado que la elección se hacía de acuerdo con las autoridades del país, pero que la última palabra la tenía él.
Además, el Vaticano sostiene que el acuerdo busca fomentar la cohesión entre los católicos chinos.
Este acercamiento oficial no ha cerrado, sin embargo, la brecha que separa a los católicos chinos, estimados en más de doce millones de personas que se dividen entre la oficialista Iglesia Patriótica Católica instituida bajo el mando de Mao Zedong y la Iglesia clandestina, que solo reconoce la autoridad del Vaticano.
Muy poco después de su elección, según informó la Agencia para las Obras Pontificias Misioneras (Fides), León XIV recibió su primera petición como papa para que "no se olvidara de la iglesia y el pueblo chinos".
Vino de boca de uno de los cardenales electores, el de Hong Kong, el jesuita Stephen Chow, quien dijo que el flamante pontífice "asintió para indicar que no los olvidará", informa Efe.