Investigación

A un paso de identificar la covid persistente a través de un análisis de sangre

Un 96% de los que la padecen tiene diferencias hormonales e inmunitarias que servirán como biomarcadores para detectarla

Demuestran que un análisis de sangre podría usarse para determinar quienes necesitan una prueba específica de cribado de cáncer de pulmón
Demuestran que un análisis de sangre podría usarse para determinar quienes necesitan una prueba específica de cribado de cáncer de pulmónlarazon

La ciencia está muy cerca de desvelar una de las incógnitas más importantes alrededor de la covid persistente –o «long» covid– una patología derivada de la pandemia que, en la actualidad, afecta aproximadamente a 8 millones de personas en el mundo (un 10% de los que pasaron la infección por SARS-CoV-2). Se trata de la razón o razones por las que se presenta en unas personas sí y en otras no y, por ende, de descifrar como se puede identificar objetivamente a quien la padece y cuál es el tratamiento adecuado para su cuadro clínico.

La clave la han ofrecido dos investigaciones publicadas la semana pasada, cuyos resultados pueden suponer un antes y un después en el abordaje de esta patología. La primera reveló que las personas que sufren covid persistente presentan claras diferencias en su función inmunitaria y hormonal, frente aquellos que no la padecen. La investigación, a cargo del Hospital Mount Sinaí y la Escuela de Medicina de Yale (EE.UU), y publicada en la revista Nature, mostró la existencia de biomarcadores en la sangre que pueden identificar con precisión a los pacientes con «long» covid.

El trabajo comparó muestras de sangre de 273 personas que se dividieron en tres grupos: aquellos que cumplían criterios estrictos para ser diagnosticados con covid persistente, aquellos que tenían covid pero se recuperaron por completo y personas sin evidencia de infección. Los participantes del estudio también respondieron preguntas detalladas sobre sus síntomas. Los más habituales fueron fatiga, confusión mental y déficit de memoria, así como el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS, por sus siglas en inglés) que se manifiesta con taquicardias, mareos y fatiga, cuando la persona se pone de pie después de acostarse.

Protocolos válidos

Los datos indicaron que las diferencias más pronunciadas entre el grupo con «long» covid y los dos grupos de control estaban relacionadas con la disfunción inmunitaria y hormonal. En concreto, había biomarcadores que indicaban una actividad anormal de los linfocitos T (encargados de localizar la célula infectada y destruirla), la reactivación de múltiples virus latentes (incluidos el de Epstein-Barr y otros herpesvirus) y reducciones significativas de los niveles de cortisol –de la mitad en el grupo con covid persistente respecto a los controles–.

«Ver que las personas con covid prolongado tienen este pico matutino de cortisol atenuado fue realmente interesante cuando se piensa en sus síntomas de fatiga y malestar post-esfuerzo, porque nos dice que su cuerpo no está produciendo esta sustancia química que los mantiene despiertos y les ayuda a dormir», indicó el investigador principal David Putrino, del Mount Sinaí. Los hallazgos representan «un paso decisivo hacia el desarrollo de protocolos de análisis de sangre válidos y confiables para la covid persistente», señalo el experto.

Daño duradero en órganos vitales

El segundo estudio, realizado por investigadores de Oxford y publicado en Lancet Respiratory Medicine, utilizó imágenes por resonancia magnética para escanear a 259 personas que habían sido hospitalizadas con la infección. Después, compararon sus exploraciones con las de 52 personas que nunca habían tenido covid. Al revisarlas a los cinco meses después del alta, los científicos encontraron evidencia de daño en los pulmones, el cerebro o los riñones de 1 de cada 3 personas que habían sido hospitalizadas. El estudio también encontró que las personas que tenían evidencia de daño en dos o más órganos tenían 4 veces más probabilidades de reportar discapacidades físicas y mentales graves y muy graves.

«Hay algunas anomalías que se recuperan, especialmente aquellas que sugieren inflamación, pero hay otros cambios, como las cicatrices, que son persistentes», destacó Betty Raman, profesora asociada de medicina cardiovascular de la Universidad de Oxford, que lideró el trabajo. La comunidad científica confía en que estas dos líneas de investigación, tanto los biomarcadores como la identificación del daño duradero en órganos vitales, podrían ayudarán a establecer qué tipo de pruebas servirían parta un mejor diagnóstico de la enfermedad.

Los pacientes piden que no se minimice el impacto

Un trabajo publicado recientemente planteaba que se podrían haber «exagerado» las estimaciones iniciales del riesgo de covid persistente. El artículo, publicado en BMJ, resumía las carencias presentes en la mayoría de los estudios que se han hecho hasta la fecha para estimar cuántas personas acaban desarrollando esta condición. Entre ellas, la falta de grupos control válidos y la existencia de sesgos en las muestras elegidas. Las asociaciones de pacientes han reaccionado pidiendo que no se minimice el impacto de la enfermedad, alegando que su incidencia es al menos del 10%, según la OMS y otros organismos oficiales.