Vivienda

Aprovecharon la DANA para realizar una okupación masiva y ahora atemorizan a los vecinos: "Parece que vivo en una cárcel"

Más de la mitad de las viviendas del edificio están okupadas y uno de los vecinos sufrió una agresión física. Todo empezó con la DANA

La Guardia Civil investiga la muerte a cuchilladas de una persona en Carcaixent
La Guardia Civil investiga la muerte a cuchilladas de una persona en Carcaixent Guardia Civil

Carcaixent, un pueblo de Valencia, está en jaque por los okupas. Hasta la alcaldesa se tuvo que manifestar después de que un vecino fuera agredido brutalmente, sufriendo una rotura de mandíbula y la perforación de un tímpano, después de que los okupas creyeran que él fue el que llamó a la Policía para cortar los enganchas ilegales. El mismo reveló su situación:"Los médicos no saben si recuperaré la audición al completo. Me han dicho que tengo que estar un mes sin comer y sin hacer deporte, estoy de baja".

Carolina Almiñana, la alcaldesa, es consciente de la situación en su localidad: "Los están amenazando de muerte. Frenaron el intento de okupación de una vivienda y, como consecuencia, los amenazaron de muerte, incluso a una madre y a sus hijos menores de edad". La situación, sacada a la luz por 'Levante-EMD', es muy grave en el edificio, de las 48 viviendas que hay en total en el edificio, 28 están okupadas ilegalmente, es decir, el 58,3 %. Lo que en un inicio se vendió como pisos de lujo, pasó a que algunos acabaran en propiedad de la Sareb y ha terminado en okupación masiva.

Los vecinos están al límite

Las amenazas y las agresiones no son ambiente idílico para vivir y esto ha provocado que algunos vecinos se estén planteando abandonar el edificio, aunque no es algo sencillo precisamente por la presencia de los okupas. El medio valenciano compartió las declaraciones de los vecinos, que están viviendo una pesadilla: "Pagué 180.000 euros por un ‘piso de lujo’ y parece que vivo en una cárcel". No solo han visto afectada la convivencia sino que han tenido que gastar su propio dinero en instalar sistemas de seguridad para evitar problemas.

Este vecino se mantiene en la idea de quedarse en su casa pese a la difícil situación: "Esto parece un búnker, pero yo no me quiero ir de mi casa y, además, aunque la vendiera, perdería dinero". Además del precio de su piso, revela el precio por el que se vendían en 2008: "Los áticos se vendían a 300.000 euros y el resto de pisos, a 180.000 euros más IVA". Ese precio inicial es una utopía en la actualidad por culpa de los okupas: "Este problema ha bajado el valor del inmueble. Dudo que alguien quiera comprar ahora uno de estos pisos por más de 100.000 euros, cuando en la zona están todos por encima de 150.000".

Los vecinos evitan okupaciones y provocan desalojos

Los okupas, viendo que es un lugar en el que ya hay muchos instalados, tienen marcado este edificio como un objetivo. Sin embargo, no siempre consiguen llevarlo a cabo y en gran parte se debe a la actuación de los vecinos. Ellos mismos revelan cómo ocurre todo y su forma de defenderse: "Tocaron a todos los timbres para ver si estábamos. Pudimos ver que querían entrar gracias a que tenemos cámaras en algunas puertas". Estas cámaras no solo son clave para evitar la entrada, también para mostrar pruebas cuando lo consiguen: "Pudimos demostrarle a la Guardia Civil que solo llevaban una hora en la casa". Al llevar solo ese tiempo, la Benemérita puede actuar sin orden judicial.

La DANA, inicio del conflicto

Mientras que hay un sector de los okupas que son los que generan los problemas, otros no molestan demasiado a los vecinos, que los definen así: "Es gente vulnerable a la que no le queda otra. Ellos nunca han sido conflictivos y la convivencia es posible y es tranquila. Por mucho que la okupación sea ilegal y estemos en contra, a nosotros esos casos no nos afectan directamente". Añaden que algunos de ellos tuvieron incluso que pagar para entrar de manera ilegal y sin contrato.

Sin embargo, el grupo más problemático es diferente y los vecinos calculan que su llegada fue a partir de la DANA: "Tal vez se quedaron sin casa por la riada y vinieron aquí. Los problemas de convivencia empezaron ahí. Pese a la difícil situación, no son demasiado propensos a que los pisos okupados pasen a ser de alquiler social: "Me molestaría que, habiendo pagado yo tanto dinero por mi casa, el resto de viviendas con las mismas características se convirtieran en pisos de alquiler social".