Sostenibilidad

El reto de los hospitales: salvar vidas de forma sostenible

Con la utilización de los envases de suero ocurre una gran paradoja: salvan vidas, pero ponen en riesgo la sostenibilidad del Planeta

Gotero en un hospital
Gotero en un hospitalDreamstime

El uso desmedido de plásticos y la inadecuada gestión de estos residuos está generando un grave problema mundial a nivel de medioambiente y de salud. Con el objetivo de neutralizar estas amenazas, muchos ciudadanos y compañías han tomado medidas optando por alternativas reutilizables, reciclando adecuadamente los residuos que se generan o, incluso, consumiendo exclusivamente productos elaborados por empresas sostenibles. Sin embargo, existen sectores en los que la apuesta por la sostenibilidad es más compleja. Es el caso del ámbito hospitalario, donde el consumo de plásticos es ingente; pero, en muchas ocasiones, inevitable.

El 25% de los residuos de un hospital son plásticos. Sin embargo, a día de hoy, no podemos dar una asistencia sanitaria sin plásticos”, asegura Ángel Abad Revilla, médico adjunto a la gerencia del Hospital Universitario La Paz de Madrid y miembro de la Oficina para el Desarrollo Sostenible y Agenda 2030 de dicho centro.

Estos residuos plásticos pueden provenir de diversas fuentes y áreas dentro de la instalación hospitalaria. Algunos de los orígenes son los quirófanos, las unidades de cuidados intensivos, las habitaciones de los pacientes, los laboratorios clínicos, las farmacias hospitalarias y los espacios administrativos. En quirófanos y salas de operaciones se utilizan guantes, batas, mascarillas, jeringas y envases de medicamentos. En las unidades de cuidados intensivos y en las habitaciones de pacientes se generan residuos plásticos a través de envases de suministros médicos, bolsas de suero, envases de alimentos y botellas de orina. En laboratorios clínicos, tubos de ensayo, pipetas y recipientes para muestras contribuyen a esta categoría de residuos. Además, las farmacias hospitalarias se desechan envases de medicamentos, bolsas intravenosas y frascos de píldoras.

Concretamente, las bolsas de suero o fluidoterapia intravenosa (FIV) generan un problema mayúsculo. Estas terapias se utilizan en casi todas las Unidades y Servicios de centros asistenciales, de centros de atención a la salud o de centros sociosanitarios. De hecho, es una de las prescripciones terapéuticas más habituales en los centros sanitarios.

Según datos de la Asociación Española de Laboratorios Farmacéuticos de Fluidoterapia y Nutrición Parenteral Hospitalaria (FarmaFluid), diariamente se administra este tratamiento a 80.000 pacientes solo en nuestro país. La dimensión de mercado de fluidoterapia en 2022 fue de 120 millones de unidades. En lo que respecta a Estados Unidos, se estima que reciben líquidos intravenosos más de 30 millones de pacientes al año.

Y es que, la fluidoterapia intravenosa es esencial para muchos pacientes. No solo proporciona soporte vital al paciente durante cirugías, tratamientos oncológicos o terapias intensivas, la FIV permite mantener el equilibrio hidroelectrolítico en pacientes que no pueden consumir líquidos por vía oral debido a cirugías, enfermedades graves o incapacidad temporal. También es esencial para restablecer los niveles adecuados de líquidos y electrolitos en el cuerpo, o para administrar medicamentos que requieren una absorción rápida y precisa. Algunas condiciones crónicas, como la insuficiencia renal o cardíaca, pueden requerir terapia intravenosa para mantener la estabilidad y la funcionalidad del paciente.

Así, con la utilización de estos envases de suero ocurre una gran paradoja: se salvan vidas, pero sus envases ponen en riesgo la sostenibilidad del Planeta y, por consiguiente, la salud de la población. Y es que, la relación entre el medioambiente y la salud es muy estrecha. En España, en concreto, se calcula que, a día de hoy, un 16% de la mortalidad es debida a causas como la contaminación o el cambio climático derivado de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los plásticos también deterioran el medioambiente.

La gestión de los residuos hospitalarios

Hasta que los esfuerzos en innovación realizados permitan conseguir unos materiales plásticos que no produzcan daños en el medioambiente, los expertos subrayan que la solución para paliar la situación es reducir su uso, favorecer la compra de envases con menos plástico, fomentar su reutilización y llevar a cabo un reciclaje adecuado.

“Pensamos que lo sostenible es caro, pero es una gran inversión a futuro para la mejora de todo el planeta”, indica Jorge Castaño, farmacéutico responsable de compras de Farmacia del Grupo Vithas y participante en el Proyecto AlineadODS, una iniciativa de innovación e interdisciplinar que busca desarrollar soluciones innovadoras que permitan una práctica clínica alineada con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) en el ámbito de la fluidoterapia intravenosa (FIV).

La gestión adecuada de estos residuos de fluidoterapia intravenosa y los demás plásticos que se generan en el hospital es crucial para minimizar el impacto ambiental y los riesgos para la salud, involucrando procesos de separación, almacenamiento y tratamiento, como la incineración o el reciclaje cuando sea seguro y viable desde el punto de vista sanitario. No obstante, no todos los residuos plásticos generados en un hospital pueden reciclarse. Los residuos que, a menudo, no se pueden reciclar incluyen los residuos biopeligrosos, es decir, los materiales contaminados con sangre, fluidos corporales u otros patógenos se consideran peligrosos y no son aptos para el reciclaje convencional. Tampoco son susceptible de reciclaje los elementos como guantes, batas, apósitos o materiales utilizados en procedimientos de curas que han estado en contacto con fluidos corporales o sustancias peligrosas son difíciles de reciclar debido a la contaminación. Además, muchos de los plásticos utilizados en el ámbito de la atención a la salud están diseñados para un solo uso y pueden contener múltiples capas o estar compuestos por diferentes tipos de plástico, lo que dificulta su reciclaje o reutilización.

“El tratamiento de los residuos hospitalarios es complejo desde el punto de vista de la gran producción y la logística que supone”, indica Gema Pastor, responsable de gestión ambiental en el Hospital Clínico San Carlos. Sin embargo, reconoce que los hospitales sí podrían mejorar las infraestructuras para reciclar este plástico “porque, en muchas ocasiones, tampoco disponemos de zonas específicas donde poder situar grandes contenedores para el reciclaje”.

La clave de un reciclaje exitoso en hospitales

Algunos tipos de residuos plásticos en entornos hospitalarios sí pueden reciclarse. La clave para un reciclaje exitoso en entornos hospitalarios radica en la separación efectiva de los residuos en el punto de generación, identificando y segregando los materiales reciclables de los desechos peligrosos o contaminados. Esto permite que los plásticos aptos para el reciclaje sean procesados de manera segura y responsable con el medioambiente. Pero en este tratamiento efectivo de los residuos influye también la predisposición del equipo: “Cada uno de nosotros debemos ser líderes en gestión ambiental y tenemos que cambiar la idea de que el cirujano solo se tiene que dedicar a operar o el farmacéutico a prescribir. Todos tenemos que tener clara nuestra función de protección hacia el medioambiente”, subraya Pastor.

En esta línea se ha expresado Blanca Fernández-Lasquetty, enfermera doctora. “El sector sanitario es uno de los grandes generadores de residuos plásticos y, por tanto, responsable de mitigar este problema. Y lo puede hacer desde múltiples perspectivas: desde la toma de decisiones de compra responsable de los productos con criterios ecológicos hasta las cuestiones sobre su desecho”, indica. Y añade: “En el ámbito de la fluidoterapia, por ejemplo, existen productos compuestos de polipropileno, un tipo de plástico que permite una gran transparencia a nivel técnico, pero que también cuenta con un 30% menos de plástico que otras tecnologías que existen en el mercado. Así, al reducir la cantidad de plástico que están en los envases de estos tratamientos, conseguimos un impacto positivo en el medio ambiente y en la sociedad”.

De la misma opinión es Antonio Pérez Jiménez, subdirector de Enfermería de Atención Primaria, Calidad y Seguridad del Paciente en la Gerencia de Atención Integrada del Hospital Universitario de Guadalajara. “La organización debe generar a todos los niveles (macro, meso y micro) una cultura de gestión de residuos que impregne. Es la fórmula para sensibilizar al equipo y que hagan suya la responsabilidad. Pero, por otro lado, tenemos que desarrollar un
liderazgo bidireccional: que la dirección de la gerencia apueste decididamente por proyectos transversales y que los propios trabajadores también demanden, impliquen y exijan soluciones a esa dirección. De esta forma, evitaremos que todas las propuestas se queden en un papel y, por el contrario, se apliquen en el día a día de las organizaciones”.