
Opinión
Lo que va de ayer a hoy
¿Qué hubiera ocurrido si se produce hoy la escena en el despacho oval entre Clinton y Lewinsky? El mundo se hubiera paralizado, las alarmas hubieran reventado, las guerras se hubieran detenido y el empoderamiento feminista y el movimiento "me too" se habrían manifestado en plan tsunami

Vagabundeando por los periódicos digitales se encuentra uno no solo con noticias de actualidad sino con cuestiones que hacen que una sonrisa se dibuje en nuestros labios. Sonrisas de ironía, de nostalgia, del recuerdo de sucesos que en el pasado fueron de importancia pero que en los días que vivimos serían mucho más que de gravedad. ¿Nos imaginamos qué hubiera ocurrido si se produce hoy la escena en el despacho oval entre Clinton y Lewinsky? El mundo se hubiera paralizado, las alarmas hubieran reventado, las guerras se hubieran detenido y el empoderamiento feminista y el movimiento "me too" se habrían manifestado en plan tsunami por algo que estaría considerado casi como una violación cuando lo que sucedió es que la becaria quería estar allí casi como agresora sexual del presidente de los Estados Unidos, quien fue sometido a juicio político con acusaciones por conducta sexual inapropiada y perjurio con grabaciones y testimonios que expusieron la verdad detrás de sus afirmaciones. Clinton fue finalmente absuelto de los cargos por el Senado, pero el escándalo dejó una marca indeleble en su presidencia y en la percepción pública de la política. Hoy, el episodio podría verse de manera diferente debido a los cambios en la política y en las normas sociales impuestas por la ultraizquierda feminista. En la actualidad, hay una mayor conciencia y discusión sobre el acoso sexual -que en este caso fue de ella a él-, la dinámica de poder en las relaciones laborales y la importancia del consentimiento. La inconsciencia de un hombre excitado y las ansias de trepar de una joven en un acto que se convirtió en histórico por el escenario donde se desarrolló hicieron que tanto el uno como la otra quedaran marcados para el resto de sus días de forma negativa. Ella ha sobrevivido a la depresión, a la humillación pública y a la consecuente vergüenza. Él vive un retiro dorado, como el de todos los expresidentes, echando pelillos a la mar y con unas asperezas más que limadas con su mujer, quien no logró triunfar en política como quizá esperaba. El tiempo todo lo cura. Hasta las mayores ignominias.
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