
Hogar
¿Por qué nunca debes verter agua hirviendo en el fregadero de la cocina?
Lo que parece un gesto inocente tras preparar pasta o hervir verduras puede convertirse en una amenaza silenciosa para tus tuberías y fregadero

Seguro que lo has hecho, nos ha pasado a todos: acabas de preparar unos macarrones, escurres la olla y, sin pensarlo demasiado, viertes el agua hirviendo directamente en el fregadero. Un gesto tan cotidiano y aparentemente inofensivo que repetimos casi a diario. Sin embargo, esta práctica tan común puede tener consecuencias inesperadas en la fontanería de tu hogar, especialmente si tu instalación no está preparada para soportar temperaturas tan extremas.
¿Por qué no deberías echar agua hirviendo por el fregadero?
El agua del grifo en España, según el Ministerio para la Transición Ecológica, suele salir a temperaturas que rondan los 10-25 °C en invierno y hasta 30 °C en verano. Los calentadores domésticos, por su parte, están diseñados para calentarla hasta un máximo de 60 °C, aunque algunos modelos más modernos alcanzan los 75-80 °C. Ahora bien, cuando hablamos de agua hirviendo, nos movemos en torno a los 100 °C, muy por encima de lo que la fontanería estándar está pensada para resistir.
El problema se agrava en instalaciones con tuberías de PVC, un material muy común en los hogares actuales. Aunque es resistente y económico, no soporta bien temperaturas superiores a los 60-70 °C. Al entrar en contacto con agua hirviendo, el PVC puede ablandarse, deformarse o incluso despegarse en las juntas, donde normalmente se emplea adhesivo. En casos extremos, esta práctica puede provocar fugas o roturas en el sistema de desagüe.
En tuberías más antiguas, de hierro fundido o cobre, el riesgo es menor, pero no inexistente: la exposición repetida al calor extremo puede deteriorar las uniones o acelerar la corrosión.
Verter agua hirviendo en un fregadero con desagüe fluido puede no causar problemas inmediatos. Pero si las tuberías están obstruidas por restos de grasa, jabón o cal, la situación cambia por completo. El agua caliente queda estancada en la zona de la obstrucción, aumentando el tiempo de contacto con las paredes de la tubería y multiplicando las probabilidades de deformación o daño.
Además, existe la creencia errónea de que el agua hirviendo ayuda a desatascar tuberías. En realidad, lo único que puede hacer es desplazar los residuos unos centímetros más abajo, complicando la obstrucción y forzando aún más el sistema.
No solo las tuberías están en riesgo: el propio fregadero puede resentirse. En el caso de fregaderos de acero inoxidable, los cambios bruscos de temperatura pueden provocar dilataciones y contracciones que con el tiempo generan microfisuras o manchas de óxido. Si hablamos de fregaderos de resina o materiales sintéticos, la exposición al agua hirviendo puede agrietar la superficie o alterar su color original.
Entonces, ¿por dónde debes tirar el agua hirviendo?
La buena noticia es que existen alternativas sencillas para evitar estos problemas sin renunciar a la comodidad:
- 1. Deja enfriar el agua: basta con esperar entre 10 y 15 minutos antes de verterla.
- 2. Añade agua fría mientras viertes: abrir el grifo reduce de forma inmediata la temperatura del agua y evita el contacto directo del líquido hirviendo con las tuberías.
- 3. Aprovecha el agua: en lugar de desecharla, puedes usarla para desinfectar utensilios de cocina, limpiar cubiertos grasientos o incluso regar plantas que requieran agua tibia (una vez haya bajado la temperatura).
El pequeño gesto que ahorra grandes problemas
Lo que parece un detalle mínimo puede marcar la diferencia entre una fontanería duradera y una avería inesperada que derive en fugas, olores o reparaciones costosas. Prestar atención a gestos tan cotidianos como este no solo protege tu cocina, sino que también prolonga la vida útil de tus instalaciones.
La próxima vez que escurres la pasta, recuerda: tu fregadero y tus tuberías agradecerán un poco de paciencia y unos segundos extra bajo el grifo de agua fría.
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