
Sanidad
La rabia, una enfermedad muy esporádica en animales y excepcional en humanos en España
Nuestro país está libre de la enfermedad desde 1978, aunque esporádicamente se dan casos en animales en Ceuta y Melilla

España está libre de rabia desde 1978, aunque esporádicamente se dan casos en animales en Ceuta y Melilla, y muy excepcionalmente, en humanos, todos ellos importados; las migraciones masivas o los viajes a países endémicos sin tomar las debidas precauciones constituyen hoy por hoy el principal riesgo.
Casos como el del turista valenciano que permanece en la UCI en estado muy grave son insólitos en España, donde sólo se han declarado otros dos de rabia humana desde 2000, todos importados de Marruecos: uno, en Madrid en 2014 y otro en Euskadi en 2019. Ambos fallecieron.
En 2004, se documentó otro en un turista austriaco, importado también de Marruecos, pero fue finalmente declarado en Austria, según el Instituto de Salud Carlos III.
La aparición de estos casos, y otros esporádicos en animales -fundamentalmente, en Ceuta y Melilla- no han despojado a España de su estatus de país libre de rabia, que alcanzó en 1978 y que solo perdió durante 6 meses en 2013 debido a un caso en un perro introducido ilegalmente desde Marruecos.
Así, el principal riesgo de importación, según detalla el Carlos III en el documento 'Situación de la rabia terrestre en España en el siglo XXI', son los viajes de turismo, cooperación o negocios a países con rabia endémica sin tomar las medidas oportunas.
De surgir alguno, no representaría riesgo alguno para la población en general, aunque se debe hacer un seguimiento a sus contactos cercanos y evaluar el tipo de contacto que hayan podido tener para valorar la administración de vacuna antirrábica o inmunoglobiulina, matizan a EFE desde el Ministerio de Sanidad.
Es una zoonosis de alta letalidad causada por varios tipos de 'Lyssavirus'. Está presente en 150 países de todos los continentes, excepto Antártida. La mitad de la población mundial vive en zona endémica, siendo África y Asia los que aglutinan el 95 % de los casos mortales.
En Europa, los principales reservorios son el zorro rojo, seguido por pequeños carnívoros salvajes como el perro mapache en Europa Central y el Báltico y el murciélago en España.
El periodo de incubación suele ser de 2 a 3 meses, aunque puede llegar al año. El virus penetra por los nervios periféricos y se difunde a través de las neuronas, así que depende de la localización de la herida, de la cantidad de tejido nervioso afectado y de la distancia al sistema nervioso central.
Los primeros síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza y prurito en la zona de entrada del virus; cuando éste se desplaza al sistema nervioso central, comienzan otra sintomatología que va desde confusión, agitación o hipersensibilidad a la luz y al sonido al delirio y parálisis progresiva que acaba en la muerte.
Se produce, fundamentalmente, mediante la mordedura de un animal enfermo, o cuando su saliva se pone en contacto íntimo con heridas frescas y abiertas. El riesgo de contagio es mayor si existen varias mordeduras, si se producen en la cara o si la zona no está cubierta por ropa.
Lo primero que hay que hacer cuando se va a zonas endémicas es evitar el contacto con animales salvajes o cuyo estatus sanitario sea desconocido.
Tras una mordedura, hay que lavar profundamente la herida durante unos minutos con abundante agua corriente y jabón, y acudir urgentemente a un centro de salud.
La vacunación frente a rabia en humanos no es sistemática en España, por lo que no está incluida en el calendario común, aunque existen determinadas circunstancias (trabajadores de laboratorio, zoólogos, veterinarios, etc.) en las que se recomienda su administración antes de la exposición al virus (profilaxis preexposición) o después (profilaxis posexposición).
Antes de tomar cualquier decisión y ante cualquier duda, se debe consultar a los servicios de Salud Pública.
¿Y tratamiento?
El tratamiento se basa en prevenir la diseminación del virus por el sistema nervioso con la administración temprana de profilaxis post exposición.
Una vez que se desarrollan síntomas neurológicos, es principalmente sintomático y de soporte, pero el pronóstico es aterrador: la práctica totalidad de los casos acaban en coma, parálisis respiratoria y muerte. EFE
ada/ram
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06/05/15-56/25 EFE 05-06-25 17:58:56
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