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Casi 300.000 españoles compran ya medicinas por internet

El auge de las ventas on-line de medicamentos ha obligado al Gobierno a tomar medidas para regularlas

Casi 300.000 españoles compran ya medicinas por internet
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La venta de medicamentos en internet es una nueva forma de negocio que se ha extendido y que cada vez alerta más a las autoridades sanitarias. Tanto la Unión Europea como cada uno de los países miembros están tomando medidas para luchar contra este fraude que no sólo perjudica al bolsillo de los estafados, sino que además de no curar puede ser perjudicial para la salud. El aumento de estas webs ilegales también preocupa al Ministerio y, por eso, por primera vez, han preguntado a los españoles qué opinan acerca de la venta de medicamentos on-line. El Barómetro Sanitario 2012 recoge que cerca de un 1 por ciento de los encuestados, mayores de 18 años, ha comprado alguna vez un medicamento a través de la red. Es decir, si extrapolamos la cifra a la población española, unas 300.000 habrían comprado alguna vez un medicamento por internet. La mayoría de ellos, seis de cada diez, asegura que lo hace por comodidad o por no encontrar lo que necesitan en las farmacias. Y es que, como explica Rosa López, presidenta del Consejo de Colegios de Farmacia de Castilla-La Mancha, «el bombardeo de anuncios por Internet y comprar ciertos productos sin que los demás se enteren, son los principales motivos que esgrimen los clientes que, al descubrir el fraude, acuden a nosotros para pedirnos consejo». Todo ello, a pesar de que casi el 80 por ciento de los encuestados por el CIS afirma que no considera seguras estas compras. Es más, sólo declaran que consume estos productos con seguridad el 2,6 por ciento de los 7.800 entrevistados. «Lo más habitual es que vengan a nuestros locales con las cajas de lo que han adquirido. Las señoras normalmente compran productos adelgazantes, mientras que ellos optan por los que tratan la disfunción eréctil». Lo más peligroso, como reitera la campaña que puso en marcha hace unos meses la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps), es la falta de trazabilidad de estas medicinas. Ya que se desconoce su origen y su distribución. Además, en muchos casos no contienen los principios activos del medicamento original y «esta variación en la dosis no sólo no cura al enfermo, sino que también puede causarle otros daños», sostiene López.

Para evitar este negocio fraudulento, el Ministerio también ha tomado medidas legislativas que buscan garantizar que el medicamento que obtiene el paciente pasa todos los controles necesarios. Así, además de la mejora de la Ley del Medicamento, que ataja los problemas de falsificación, también prohíbe la venta a domicilio, así como su publicidad, siempre que Sanidad lo considere procedente para proteger la salud pública. Y es que, como explica la farmacéutica, «en algunos productos existe una publicidad muy fuerte que lleva a la compra, porque, en ocasiones, ni siquiera saben el precio que tiene el mismo producto en la farmacia». La norma sobre farmacovigilancia, que también se aprobó el mes pasado, completa la normativa anterior y se adecua a las ordenanzas europeas que luchan contra la ilegalidad de algunos productos que se venden en la Red.

En esta línea de control de las ventas que se producen por medios digitales, el Ministerio está colaborando con las asociaciones de farmacéuticos para presentar antes de que finalice el año un real decreto que regule la venta de medicamentos no sujetos a prescripción médica a través de internet. En el borrador de esta normativa se explican los requisitos que Sanidad exigirá a los boticarios que decidan contra con otra ventanilla de venta al público, además de la de su establecimiento porque sólo los boticarios con una sede física podrán crear distribuir «medicamentos elaborados industrialmente que hayan sido autorizados de acuerdo con la normativa aplicable». Y es que los productos que se podrán comprar se van a incluir en un listado que recogerá la Aemps. En lo que se refiere a la posible devolución de medicamentos, el borrador indica que las boticas no los podrán aceptar una vez sean dispensados, a no ser que sea para su destrucción. La garantía de los productos se va a reforzar con la utilización de un logo común para toda la Unión Europea que otorgará fiabilidad a las páginas de venta de medicamentos.

El Consejo General de Farmacéuticos ya están trabajando para gestionar la implantación de la futura norma, aunque no todos van a crear su propio oficina virtual: «Yo no siento la necesidad de hacerlo. Mi farmacia está muy bien situada, pero entiendo que el público afín a internet, más joven, vea una buena salida en este modelo», añade López.