Cáncer

Un «broche de oro» al cáncer

Pelayo Vida organiza la IV edición de expediciones deportivas con el fin de recaudar dinero para la investigación del cáncer de mama. Cinco mujeres que han superado el cáncer de mama recorrerán más de 300 kilómetros en bicicletas para superar el Reto Pelayo

Cinco mujeres que han superado un cáncer de mama van a realizar el reto de cruzar el Annapurna en bicicleta. / Foto: Gonzalo Pérez
Cinco mujeres que han superado un cáncer de mama van a realizar el reto de cruzar el Annapurna en bicicleta. / Foto: Gonzalo Pérezlarazon

Cinco mujeres que han superado el cáncer de mama recorrerán más de 300 kilómetros en bicicletas para superar el Reto Pelayo.

Se puede ser feliz después de superar un cáncer. Vaya que sí se puede. Begoña, Cecilia, Lorena, Gemma y Noelia son el claro ejemplo de ello. Sin perder la sonrisa explican a este diario cómo cambió su vida desde que los médicos les diagnosticaron cáncer de mama. Aseguran que para bien. Ninguna se rindió y hoy reconocen que ahora son “la mejor versión de sí mismas”. La que habla es Begoña, de 45 años y nacida en Madrid, que eligió ver el cáncer “como una oportunidad y no como un problema”.

Estas cinco heroínas quieren ahora, una vez terminados sus tratamientos, lanzar un mensaje positivo de su vivencia personal con el fin de que las mujeres que se encuentren en su misma situación sigan luchando. “Hay vida después del cáncer”, afirma esta madrileña. Ella junto a sus cuatro “hermanas” -como se llaman entre ellas fruto de la relación personal que nació desde el mes de abril cuando fueron elegidas por Pelayo Vida- superarán la nueva edición del reto anual que la empresa de seguros organiza con el fin de recaudar fondos para la investigación del cáncer de mama y ovario.

Y es que después de retar al cáncer y ganarle, retarán a partir del 13 de noviembre al valle del Annapurna. Gracias a su afán de superación y entrenamiento físico, las cinco seleccionadas por Pelayo Vida recorrerán más de 300 kilómetros en bicicletas de montaña a más de 4.300 metros cubriendo la distancia que separa las ciudades de Pokhara y Lo Manthang. No tienen miedo, están centradas en el objetivo de darle visibilidad a su enfermedad y “hacer un homenaje a las que ya no están”, dice Noelia de 40 años, que no ha dejado de hacer vida normal desde el día que le detectaron cáncer. Su madre murió a los 48 años a causa de la misma enfermedad. Lo que más miedo le daba era comunicarle su diagnóstico a su padre, después de los antecedentes. Todas se ven como un “referente” para el resto de mujeres que sufren la misma enfermedad y quieren transmitirlas que “sí se puede”. Nunca esta consigna cobró más fuerza que con esta causa. Begoña confía en volver del viaje “empoderada” porque “es un viaje que cierra una etapa y abre la siguiente”. Noelia asegura que “No hay ni quimio, ni radio que me tumbe”. Este desafío tampoco lo hará. Todas ven este reto como una “oportunidad”. “Es un broche de oro a la enfermedad, el finiquito”, explica Gemma de 48 años, que reconoce que tras acabar el tratamiento “sientes una alivio y una oportunidad de crecer como persona”.

Lorena es la más joven de las cinco. Tiene 32 años, parece la más delicada de ellas, pero es también una luchadora. No tiene hijos todavía, pero confía en cuidar de una nueva vida en el futuro. “Quiero tener hijos y por ello me hicieron una preservación ovárica”. “Ya toqué fondo, ahora solo me queda subir, y en ello estoy”, se congratula.

Cecilia, de 41 años, es de Zaragoza, acaba de terminar el proceso de curación, el 8 de junio fue su última operación. Ve la enfermedad “como un cuento”. ¡Me he curado!, dice sin perder la sonrisa, para después confesar todo lo bueno que le ha traído el cáncer. “Se ha llevado lo malo que tenía dentro, y también lo de fuera”. “Ahora somos más felices”, completa Begoña. Todas coinciden en señalar la necesidad de invertir un mayor presupuesto económico para la investigación del cáncer. “Este asunto está por encima de políticos, de política y de bandera”, afirma Noelia.

Precisamente el miércoles las cinco seleccionadas fueron recibidas por la presidenta del Consejo Superior de Deportes, María José Rienda, en la sede de Madrid. También recibieron el apoyo institucional de la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, en la Cámara Baja.

El reto Pelayo Vida Annapurna Bike 2018, es actualmente uno de los más duros, al realizarse en bicicletas de motannapurna

aña MTB, requiere gran preparación física y psicológica. El terreno es una zona abrupta de caminos de tierra y piedras. En esta edición se presentaron en total 246 mujeres que habían sufrido cáncer de mama. Son ya 526 mujeres las que se han presentado a las pruebas tras superar la enfermedad en las cuatro ediciones. En la primera edición cinco mujeres realizaron una expedición al Kilmanjaro en el año 2015, cuando ascendieron sus 5895 metros. En el 2016 atravesaron el océano Atlántico en 13 días, entre la Isla de Tenerife y la isla caribeña de Martinica. En el 2017, recorrieron 123 kilómetros a pie en Groenlandia con 30 kilos a la espalda y a 50 grados bajo cero. El Reto Pelayo Vida Annapurna está patrocinado por Pelayo Seguros, Quirónsalud, Mercedes-Benz Madrid, Ilunion Hotels, Lenovo, Solgar y Tressis. En esta edición la Fundación CRIS Contra el Cáncer es el colaborador social de la expedición. El Reto Pelayo Vida Annapurna Bike 2108 apoya a CRIS Contra el Cáncer para conseguir fondos para la investigación de cáncer de mama y ovario.