Inteligencia artificial

Google le 'birla' fichajes a ChatGPT: Deepmind firma a los responsables del proyecto de IA Windsurf

Las ofertas millonarias están a la orden del día en el sector tecnológico y esta vez ha sido la firma de Mountain View quien ha reforzado su equipo a base de talonario

La sede de Google, en Mountain View (California, Estados Unidos)
La sede de Google, en Mountain View (California, Estados Unidos) John G. Mabanglo EFE

No es la primera vez que se habla de la batalla que mantienen las grandes compañías centradas en el desarrollo de la inteligencia artificial por contar con los mejores programadores e investigadores en esta materia. Silicon Valley se ha convertido en un mercado en el que la oferta cada vez debe ser más al alza si se quiere ganar la puja.

Entre los contendientes, por supuesto, se encuentran figuras de la relevancia de Mark Zuckerberg, Elon Musk o Sam Altman, quienes no cesan en su empeño de buscar a las mejores cabezas pensantes para unirlas a sus huestes, convirtiendo San Francisco en el epicentro de las firmas millonarias.

Sirva como ejemplo el hecho de que, a Meta, la compañía dirigida por Mark Zuckerberg, le ha costado la nada desdeñable cantidad de 15.000 millones de dólares hacerse con parte del equipo y con el 49% del control de Scale AI, con Alexandr Wang a la cabeza. El movimiento tiene un objetivo ambicioso: ser los primeros en alcanzar la inteligencia artificial general (AGI). Grandes metas requieren grandes desembolsos.

Nuevas incorporaciones en Google Deepmind

En un panorama como ese no podía faltar una referencia en el sector tecnológico como Google. La firma con sede en Mountain View ha visto cómo sus competidores en materia de inteligencia artificial no paraban de mover sus hilos para potenciar sus equipos y se ha visto en la tesitura de tener que apostar de forma contundente a la hora de reclutar los especialistas que considera imprescindibles para dar a su división de inteligencia artificial, Google Deepmind, las mejores herramientas posibles.

Así, Google anunció el pasado viernes, tal como recogía The New York Times, un acuerdo por valor de 2.400 millones de dólares para la contratación de los líderes de la empresa emergente Windsurf, desarrolladora de una herramienta de programación informática impulsada por inteligencia artificial y que, entre otros pretendientes, había tenido tras de sí a OpenAI, compañía matriz de ChatGPT con Sam Altman a la cabeza.

El acuerdo incluye la incorporación a la división de inteligencia artificial de Google tanto de Varun Mohan, director ejecutivo de Windsurf, como de Douglas Chen, cofundador, quienes desembarcarán en el proyecto liderado por Demis Hassabis en Google junto con varios empleados de investigación y desarrollo de Windsurf. El acuerdo, según reza el comunicado hecho público por la compañía de la gran G, también incluye una licencia no exclusiva para la tecnología de Windsurf, algo que parece haber resultado pieza clave en la negociación.

Google se beneficia del 'no' recibido por Sam Altman

Y es que meses atrás OpenAI estuvo en negociaciones con la propia Windsurf para tratar de llegar a un acuerdo similar, incluso con cifras superiores y que se acercaban a los 3.000 millones de dólares. Aquella operación se vio truncada por las exigencias de la compañía de Sam Altman sobre Windsurf acerca de la información que ésta iba a tener que compartir sobre su proyecto con Microsoft, uno de los principales inversores de OpenAI. Conflicto de intereses y negociaciones rotas de las que se ha beneficiado Google.

Para la compañía que lidera Sundar Pichai, el acuerdo supone un paso al frente a la hora de impulsar su proyecto de inteligencia artificial, confirmando la tendencia de su inversión en salarios y reconoció en el comunicado hecho público tras el pacto el valor que pueden ofrecer las nuevas incorporaciones a Deepmind: "Nos entusiasma dar la bienvenida a algunos de los mejores talentos en programación de IA del equipo de Windsurf a Google DeepMind para impulsar nuestro trabajo en programación agencial".

Una transacción millonaria con todos los ingredientes que alimentan los mercados y la competencia: ofertas iniciales, nuevos actores en el mercado, propuestas rechazadas, necesidad de no perder comba frente a los rivales y un desembolso importante para reafirmar que, ahora, el sector tecnológico está al alza y que las operaciones millonarias no han hecho más que comenzar y no pararán hasta que la evolución lo diga.