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Amenaza

OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, cierra sus oficinas en San Francisco tras recibir amenazas de un activista anti-IA

El presunto acecho lo protagonizó un antiguo miembro de una organización que defiende la necesidad de prohibir el desarrollo de la inteligencia artificial

La sede de OpenAI en la que se mantuvo a los empleados tras el aviso interno por amenazas TODD JOHNSON | SAN FRANCISCO BUSINESS TIMES

Cuando se piensa en los riesgos que puede conllevar la inteligencia artificial se hace poniendo el foco sobre la propia tecnología y sobre sus consecuencias. En buena medida a ello contribuyen los constantes avisos que expertos en la materia hacen sobre la necesidad de controlar la evolución y el alcance de los asistentes, como es el caso de Geoffrey Hinton.

Cuando surge una nueva disciplina con el protagonismo actual de la inteligencia artificial, también surgen defensores y detractores. Encontrar el término medio resulta complejo y cada bando aspira a llevarse la batalla a su terreno, en ocasiones empleando tácticas que deberían estar fuera del ámbito tecnológico y de la innovación.

Con la inteligencia artificial sucede esto mismo, de tal modo que han nacido organizaciones que, ante la proliferación de iniciativas de IA y la falta de control y de supervisión, han querido abanderar las protestas contra la disciplina de moda. Sin embargo, hay quien ha optado por llevar más allá de lo razonable sus protestas, llegando incluso a la amenaza física contra los empleados de una de las compañías líderes, OpenAI.

Confinamiento en las oficinas de OpenAI

Así lo recoge el medio Wired, quien se hace eco del suceso producido el pasado viernes en las oficinas que la empresa impulsora del modelo ChatGPT tiene en San Francisco. A través de un mensaje escrito en el servicio de mensajería Slack se alertó a los empleados acerca de la supuesta recepción de una amenaza por parte de un integrante de la organización Stop IA. Se trata de una organización activista que se define como no violenta cuyo objetivo principal es la prohibición permanente del desarrollo de la inteligencia artificial general por representar una amenaza existencial para la humanidad.

Pese a declarar esos principios, los sucesos acaecidos el pasado viernes apuntan en otra dirección, cuestión que obligó a miembros del equipo de comunicación interna de OpenAI a remitir una comunicación al resto de los empleados señalando lo ocurrido: “Nuestra información indica que [nombre] de StopAI ha expresado interés en causar daño físico a los empleados de OpenAI”.

Una comunicación en la que, en primera instancia, se preservó la identidad del causante, si bien el medio City Journal se hizo eco de una publicación de la propia organización Stop IA en la que se apuntaba al nombre de Sam Kirchner, desmarcándose el grupo de dicho sujeto, que había formado parte de la iniciativa pero que había dejado de hacerlo al renunciar a los valores de no violencia para la defensa de sus intereses.

Comunicado de Stop AI vía 'X''X'

El suceso y las amenazas recibidas obligaron a OpenAI a recluir a sus empleados en las oficinas y a blindar el acceso al edificio hasta corroborar que no existiera ningún riesgo para la integridad física de los trabajadores que se encontraban allí presentes. Las autoridades no dieron con el supuesto hombre que había proferido las amenazas y la cuestión quedó en un susto que hizo tambalear la tranquilidad del día a día en las oficinas de OpenAI en San Francisco.