Aviación
Mientras las fuerzas armadas de numerosos países tratan de decidir con qué modelo de caza de quinta generación renovar sus fuerzas aéreas o sus aviones embarcados, caso de España con el F-35, los gobiernos de las principales potencias y la industria aeronáutica tienen ya los ojos puestos en el siguiente paso: el avión de combate de sexta generación.
Actualmente hay varios proyectos sobre la mesa de entre los que destacan cinco principalmente, cada uno de los cuales se encuentra en distinto grado de desarrollo y, de hecho, esta lista podría variar a la espera de nuevas iniciativas o de la posible fusión de alguno de los existentes.
Los cuatro proyectos serían el Tempest, iniciativa de Italia y Reino Unido y al que se habrá unido Japón, que trabajaba en su F-X, y que será el sustituto natural del Eurofighter Typhoon y del F-2 en el caso nipón; el Future Combat Air System (FCAS), en el que están involucradas Francia, Alemania y España y que tomará el relevo de los Rafale galos y los Eurofighter Typhoon hispanos y germanos; el Next Generation Air Dominance (NGAD), iniciativa de Estados Unidos en solitario a través de varias de sus principales compañías aeronáuticas, que habrá de reemplazar al F-22 Raptor y a largo plazo al F-35, y el Mikoyan PAK DP, de Rusia, para sustituir al Mig-31. A estos habría que unirse el que desarrolla China, del que se sabe poco y no tiene nombre conocido.
Future Combat Air System (FCAS)
Esta misma semana se conocía que la compañía francesa Dassault Aviation, líder del proyecto FCAS por parte de Francia, Eric Trappier, alcanzaba al fin un acuerdo industrial con Airbus, que encabeza la iniciativa por parte de Alemania, para sacarlo adelante. El desarrollo de este caza de sexta generación es el componente clave del proyecto del futuro sistema aéreo de combate (FCAS), en el que los ambos países, junto con España, a través de Indra, están comprometidos a partes iguales.
En 2017, Alemania y Francia decidieron que era hora de que Europa tuviera un caza propio, el más moderno posible para, entre otras cosas, aunar esfuerzos y que cada país no fuera por separado en pro de dar un paso más hacia lo que siempre se ha intentado: unir el continente para poder pintar algo en política internacional. No iba a ser un avión más, sino un Sistema de Sistemas, un caza de sexta generación con gadgets en forma de enjambres de drones y todo tipo sistemas asociados. Tanto era así que nadie se atrevía a hablar de avión o de caza y hubo que buscar algo más acorde al ambicioso proyecto. Al final, el programa recibió el pomposo nombre de Sistema de Armas de Siguiente Generación/Futuro Sistema Aéreo de Combate, es decir: NGWS/FCAS, por sus siglas en inglés.
Al mismo tiempo que la política empezaba a firmar sus acuerdos, la parte industrial hacía lo propio. Dassault, por Francia, y Airbus, por Alemania, se daban la mano. Los franceses harían el llamado Caza de Nueva Generación (NGF) y los alemanes los Transportadores por Control Remoto (RC) con MBDA como socio principal y el Sistema de Sistemas/Nube de Combate Aéreo (SoS/ACC) con Thales. El reparto estaba hecho.
En 2019, España se unió al proyecto oficialmente con la famosa firma de las tres ministras: Margarita Robles, por España; Ursula von der Leyen, por Alemania, y Florence Parly, por Francia.
Las compañías gala y alemana habían evidenciado en más de una ocasión sus desencuentros por el reparto de protagonismos en torno a la siguiente fase del programa, la conocida como 1B, y que se centra en el desarrollo de un demostrador de tecnologías que inicialmente estaba previsto que comenzara a volar en 2027. Finalmente, se ha sacado la pipa de la paz y las partes han optado por desbloquear el programa. Indra, por su parte, liderará la aportación española y dirigirá el pilar de sensores del programa a nivel europeo.
El acuerdo político del programa se rubricó la pasada semana entre España, Alemania y Francia y la firma de la segunda parte, el contrato propiamente dicho, se firmará antes de dos semanas.
España ha conseguido “tener igualdad de participación con Francia y Alemania, lo que supone un paso fundamental”. Indra no solo coordinará la parte española, sino que liderará toda el área de sensores del FCAS.
Una de las grandes ventajas del FCAS es que “es un programa a largo plazo”, lo que garantiza la estabilidad necesaria para poder llevar a cabo el desarrollo tecnológico necesario. El presidente de Indra otorgó a este programa un valor igual o superior al que supuso el Eurofighter en los años 80, un programa gracias al cual Indra en particular y la industria española en general vivió un salto tecnológico sin precedentes.
Ahora el FCAS se dirige hacia la siguiente fase de estudios, conocida como 1B, para desarrollar un demostrador, que debería volar alrededor de 2029, lo que supone un retraso de dos años respecto al momento inicialmente previsto.
Tempest
El otro gran proyecto europeo es Tempest, en el que trabajan tanto Italia como Reino Unido desde hace varios años y al que, según se supo el pasado mes de noviembre, se podría sumar Japón a través de Mitsubishi Electrics. Suecia también se plantea participar en el programa.
Reino Unido quiere tener listo el Tempest para 2035, con el objetivo de reemplazar al envejecido Eurofighter Typhoon. Así, desde el año pasado, Italia está apostando fuerte por el avión de combate. En 2021 ya anunció que invertiría más de 2.000 millones de euros en el programa que tiene a este caza como protagonista durante quince años. Este año, los planificadores han revisado esta estimación a 3.800 millones de euros para 2036.
En el caso de Japón, su Gobierno ha decidido unirse al programa de nuevo caza de sexta generación para la Fuerza Aérea de Autodefensa. Según el medio japonés Asahi Shimbun, el acuerdo entre los tres países podría firmarse el próximo mes y será, en el caso del país nipón, el sucesor del caza F2. De hecho, el nuevo avión empezará a desplegarse en torno al año 2035, momento en el que el F2 comenzará a ser retirado. Será desarrollado por la empresa japonesa Mitsubishi Heavy Industries y el gigante de defensa británico BAE Systems. Por parte italiana, será Leonardo, la empresa aeroespacial y de defensa líder en el país, la participante en el desarrollo.
La corporación japonesa IHI y el fabricante británico de motores para aviones Rolls-Royce también desempeñarán un papel importante en el desarrollo de la propulsión del caza, a los que se podría unir también la italiana Avio.
Según la publicación japonesa, Tokio también planea revisar los tres principios de la transferencia de equipos y tecnología de defensa para permitir que los nuevos aviones de combate puedan ser vendidos a otros países.
Distintas fuentes autorizadas llevan abogando desde hace tiempo conla necesidad de acabar fusionando los programas del Tempest y el FCAS en uno solo para contar realmente con posibilidades de éxito en el sector internacional,tanto de un lado como de otro.
Next Generation Air Dominance (NGAD)
Estados Unidos, por su parte, trabaja, de la mano de la compañía norteamericana Lockheed Martin, en el NGAD (Next Generation Air Dominance), un nuevo caza de sexta generación con el que EE UU aspira a dominar el combate aéreo y a la vez cambiar radicalmente la manera en que se desarrollan y producen estas aeronaves de vanguardia.
Y es que las Fuerzas Aéreas estadounidenses desconfían del avance de las nuevas tecnologías de los cazas de países como Rusia y, sobre todo, China, a pesar de que los cazas de quinta generación, como el F-22 y el F-35, siguen siendo plataformas punteras en el mundo.
Este proyecto de sexta generación de EE UU se encuentra todavía en las fases preliminares de diseño, y aún no ha entrado en la fase de ingeniería, fabricación y desarrollo. La USAF ha declarado que tiene la intención de poner en marcha un NGAD antes de finales de esta década.
Como es lógico, la USAF ha mantenido en secreto el programa NGAD. No obstante, lo que sí que se sabe del futuro caza de EE UU es que el diseño del NGAD se aleja del de los aviones de combate tradicionales y se asemeja más a un avión invisible de gran alcance, una especie de bombardero B-21 a menor escala.Un antiguo comandante del Comando de Combate Aéreo norteamericano, el general Herbert “Hawk” Carlisle, ya afirmó en 2017 que el NGAD podría ser un “avión de combate de penetración”, con gran alcance y más difícil de detectar por el radar que los modelos anteriores.
En 2030 debería ya saberse, pero los expertos no creen realmente que el programa NGAD esté listo para antes de que acabe esta década. John Venable, miembro de la Heritage Foundation y antiguo piloto de la USAF, declaró a Defense News que “podría ocurrir [para 2030], pero las probabilidades están en contra de que ocurra”.
Heather Penney, otra ex piloto de la USAF y ahora miembro del Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales, piensa igual. “Tengo un gran escepticismo en cuanto a que el NGAD alcance una producción significativa a pleno rendimiento… a finales de la década”, aseguró. “Sería realista esperar que la producción a pleno rendimiento no se produzca hasta algún momento de la década de 2030. Me encantaría que las Fuerzas Aéreas demostraran que esto es un error”, agregó.
Lo que está claro es que Washington ha estado “pisando el acelerador” con respecto a la producción de diseños aeroespaciales nuevos y mejorados desde la Segunda Guerra Mundial aproximadamente.
Mikoyan PAK DP
La intención de Rusia de desarrollar un sustituto para su envejecida flota de MiG-31 (aunque la plataforma se ha ido renovando y está previsto que estén servicio al menos una década más) existe desde hace varios años pero, de momento, está falta de concreción. El desarrollo del proyecto PAK DP, también conocido como “MiG-41″, se informó inicialmente que comenzaría en 2017 pero se ha ido retrasando y no hay una fecha estimada real, aunque parece que Rusia quiere empezar a utilizar la plataforma a partir de 2028. En cualquier caso, no hay que olvidar que el embargo que sufre Rusia por la invasión de Ucrania está retrasando numerosos proyectos, algunos de ellos actuales como el del caza de quinta generación Su-57, que apenas se está empezando a poner en marcha ahora.
“Cuando hablamos de la sexta generación, decimos que ya no se trata de una aeronave separada… sino que se trata de todo un sistema de interacción entre el aire, el espacio, la tierra, los drones y los vehículos tripulados”, dijo Yuri Slyusar, director general de la Corporación Unida de Aeronaves (UAC).
China también trabaja en su caza de sexta generación
Paralelamente a estos cuatro proyecto, China, como no podía ser de otro modo teniendo en cuenta que está llamada a convertirse en la otra gran potencia militar mundial, superando a Rusia, en la segunda mitad de este siglo XXI, también está trabajando en lo que será su caza de sexta generación.
En el reciente Salón Aeronáutico de Zhuhai, celebrando hace menos de un mes, China exhibió el que puede llegar a ser ese nuevo avión de combate del futuro. En septiembre, el jefe del Mando de Combate Aéreo (ACC) de EE.UU., el general Mark Kelly, afirmó que China está “en camino” de producir un caza de sexta generación.
Se trataría de un caza sin cola que ya se pudo atisbar el año pasado en el aeródromo de la fábrica de Chengdu Aircraft Corporation (CAC), en lo que podría ser un demostrador o una maqueta de un caza tripulado de sexta generación.
Podría entrar en servicio en 2035 y el primer vuelo de prueba podría tener lugar entre 2026 y 2028. CAC es uno de los dos principales fabricantes de cazas de China, responsable del caza de quinta generación J-20.
Se trataría de un caza sigiloso sin cola, lo que mejora significativamente la baja observabilidad de la banda ancha ante muchos tipos de radares que operan en distintas frecuencias. También reduce la firma de radar del avión desde la vista lateral y trasera más allá del aspecto frontal. Otra característica es la mejora de la eficiencia mediante la reducción de la resistencia aerodinámica para el vuelo sostenido a alta velocidad y el crucero.
El fuselaje presenta una gran plataforma delta modificada en forma de diamante con una sección de morro relativamente fina. La envergadura parece ser aproximadamente tan larga como la de un J-20. Este diseño ofrece espacio para mucho combustible y una gran bahía de armas interna. También reduce el peso. Algunos informes sugieren que podría utilizar un motor de control de vectorización de empuje (TVC) basado en el motor turbofan WS-19.