Aviación
Los últimos avances del futuro caza de sexta generación Tempest
El Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough, en el Reino Unido, muestra cómo será el desarrollo del nuevo avión de combate británico
Japón ha dado la sorpresa al anunciar que ha elegido al contratista aeroespacial y de defensa británico BAE Systems como socio principal para desarrollar su avión de combate de sexta generación bajo el programa FX. Lo inesperado de la decisión se debe a que por primera vez las autoridades japonesas dan la espalda a su tradicional aliado estadounidense para abrazar a un país europeo en el desarrollo de una tecnología militar estratégica. Pero también ha sido sorprendente porque el gobierno japonés ya había seleccionado a la empresa norteamericana Lockheed Martincomo socio único y principal para el desarrollo de su caza FX.
Un adelanto de lo que puede ser ese nuevo avión es el caza de sexta generación: el Future Combat Air System (FCAS), también conocido como Tempest, cuyos nuevos avances se han dado a conocer esta semana en el Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough, en el Reino Unido. Para dicho avión, Rolls-Royce ha desarrollado un novedoso motor demostrador de turbina de gas, Orpheus. La compañía aeroespacial Leonardo UK y la japonesa Mitsubishi Electric han acordado el concepto de un demostrador de tecnología de radar llamado Jaguar. La idea es que Reino Unido se encargue del mercado de exportación europeo, mientras que Japón se centraría en el mercado asiático.
Reino Unido quiere tener listo el Tempest para 2035 con el objetivo de reemplazar al envejecido Eurofighter Typhoon, si bien el primer aparato de demostración, capaz de realizar vuelos supersónicos, podría volar dentro de los próximos cinco años. BAE Systems, que está lidera el programa, planea incorporar en el Tempest nuevos sistemas de propulsión, sensores y contramedidas, interfaces de cabina, redes de comunicaciones, cargas útiles y soporte automatizado.
Tomas Newdick asegura que entre las modificaciones significativas del diseño destaca la forma del ala, cambiada por un delta recortado con un borde de salida en forma de flecha. Las tomas de aire del motor y el perfil general del fuselaje delantero se asemejan, escribe, al del F-22.
Algunas de las características técnicas del futuro caza británico son una arquitectura física adaptable a diferentes misiones a partir de un software y un hardware versátiles y variables que permitirán al operador elegir armas, sensores y capacidad de combustible según la misión.
El avión que está desarrollando Reino Unido prevé la incorporación de inteligencia artificial para ayudar al piloto y la capacidad de administrar drones de apoyo, que ampliarán el alcance del sensor del Tempest, atacarán objetivos e incluso se sacrificarán para salvar a la aeronave tripulada de un ataque enemigo.
También incluirá otros elementos propios de las aeronaves de quinta generación, como el sigilo y la fusión de datos. La empresa británica Leonardo ha dicho que el Tempest podrá recopilar y procesar el “equivalente al tráfico de Internet de una gran ciudad cada segundo”. Otro de los fabricantes implicados en el proyecto, BAE, explica que el futuro caza irá equipado con una cabina virtual que los pilotos usarán junto con una interfaz de realidad aumentada similar a la del F-35.
Las actualizaciones del Tempest “serán un paso fundamental en el camino hacia una plataforma final, ya que proporcionará datos y conocimientos que darán forma al avión FCAS definitivo y señala la ambición de impulsar a las empresas británicas hacia la vanguardia de la industria mundial”, ha dicho Harry Boneham, analista aeroespacial de la empresa internacional de análisis GlobalData.
El gobierno del Reino Unido ha anunciado que colaborará con Japón en los planes de su caza Tempest. Desde hace años la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón trabaja para tener su propio avión de combate. No quiere seguir comprando el F-35, como ha hecho su vecina Corea del Sur, que ya posee 40 y espera incorporar otros veinte aviones de quinta generación en los próximos años.
El programa FX -que debería estar operativo para la década de 2030- es uno de los proyectos nacionales de Japón más grandes en décadas. Según The WarZones, el gobierno nipón tiene alrededor de 40.000 millones de dólares reservados para el desarrollo y la adquisición de su caza de próxima generación. El contratista principal que lo desarrolla es la multinacional japonesa Mitsubishi Heavy Industries.
En los últimos años, Japón ha dado un giro de 180 grados a su política de seguridad, más cercana tradicionalmente al pacifismo que al rearme. Sin embargo, con el primer ministro fallecidoShinzo Abeel país comenzó a invertir más en defensa y está previsto que el presupuesto militar se duplique en la próxima década
En este contexto se enmarca el programa F-X, cuyo objetivo es sustituir el Mitsubishi F-2 de fabricación nacional para mediados de la década de 2030, al tiempo que se refuerza la industria de defensa en medio del rearme chino y surcoreano. Además, también hay una dimensión económica evidente. El desarrollo del F-X hará que Japón entre en el mercado internacional de armas, según explica AirRecognition.
En realidad, la alianza industrial entre Reino Unido y Japón no es una mala noticia para Estados Unidos. Estos dos países son aliados muy cercanos de Washington y mantienen posturas claramente antichinas. El gobierno británico ha asumido una posición militar más activa en Asia, de la mano de Estados Unidos y su estrategia de contención de Pekín. Fruto de esta estrategia nació Aukus, la alianza de seguridad en la que participaron Australia, EEUU y Reino Unido.
El interés japonés por hacerse con un caza moderno surgió en la década de los ochenta, cuando Tokio quería desarrollar un avión de combate avanzado que reemplazara su antigua flota de cazas F-1. Finalmente, Japón optó por el desarrollo conjunto con EEUU del F-2, inspirado en el F-16 Fighting Falcon.
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