Tecnología militar
El nuevo presupuesto de defensa de Estados Unidos apuesta por la biotecnología
Sensores con bacterias, hormigón hecho de corales y armaduras con telas de araña son algunas de las innovaciones
La biotecnología es un campo de exploración cada vez más interesante. Enzimas que convierten el aire en electricidad, bacterias capaces de producir microchips y sensores con la capacidad de transmitir datos. Con este potencial no es extraño que el Departamento de Defensa haya elaborado una orden para invertir miles de millones de dólares en esta tecnología.
¿Qué se puede hacer con ella? Ejemplos sobran. Uno de ellos es una suerte de armadura corporal o protección antibalas hecha de seda de araña, un material que en igualdad de condiciones (peso y grosor) es tres veces más resistente que el Kevlar. La seda de araña es uno de los materiales más fuertes de la naturaleza pero como explican en el informe de la Casa Blanca, no se pueden criar arañas como se crían gusanos de seda, por lo que la intención es utilizar gusanos de seda modificados genéticamente para producir sedas de araña.
A esto se suman otros proyectos como pistas de aterrizaje hechas de hormigón autorreparable a partir de bacterias que hacen crecer cristales para llenar las grietas tan rápido como aparecen, o usando alternativas de cemento cultivadas como coral para simplificar las líneas de suministro. También se investiga en sensores portátiles que usan microbios para detectar toxinas naturales o ataques bioquímicos o recubrimientos anticorrosivos para aeronaves o buques.
“El objetivo de esta iniciativa – explican en el comunicado – es evaluar qué materiales o productos biofabricados pueden satisfacer las necesidades esenciales de la defensa nacional y, específicamente, qué inversión, si la hay, hacia futuras capacidades de producción estatal puede beneficiar al Departamento de Defensa”. El interés del Departamento de Defensa es amplio y se centra en "materia prima procesada, enzimas, precursores químicos” y hasta en productos finales, desde alimentos hasta biocemento y sensores.
“La biofabricación – concluye el informe – está arraigada en la medicina y la agricultura, pero el Departamento de Defensa debe considerar la biotecnología más allá de la atención médica y las vacunas. Existe un mundo de aplicaciones potenciales, si el ejército y el sector privado pueden hacer despegar esta industria naciente”.
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