Tecnología

«Dronminados»: Mucho más que robots voladores

No sólo se destinan al entretenimiento y la orientación militar. El avance de Internet y los microchips están transformando esta industria

«Dronminados»: Mucho más que robots voladores
«Dronminados»: Mucho más que robots voladoreslarazon

No sólo se destinan al entretenimiento y la orientación militar. El avance de Internet y los microchips están transformando esta industria.

Poco más de tres lustros atrás, el uso que dábamos a los teléfonos móviles estaba, casi exclusivamente, confinado a las llamadas. Pero la fotografía, la música, la domótica, los juegos y decenas de miles de aplicaciones relegaron las llamadas telefónicas a un lugar subsidiario y propiciaron la llegada de los «smartphones». Este cambio se produjo principalmente por dos motivos: la casi omnipresencia de Internet y la mayor capacidad de procesamiento de los microchips.

Hoy los drones viven un momento similar. Apenas unos años atrás tenían como destino el entretenimiento o la orientación militar. Pero como ocurrió antes con los teléfonos, Internet y los microchips cada vez más potentes, están transformando una industria que hoy está por encima de los 5.000 millones de euros y que en dos años, según cifras de Goldberg, triplicará esos números. Apenas una fracción de los 80.000 millones de euros que rozará en 2025, de acuerdo con datos de la Asociación de Vehículos No Tripulados. Las cifras no son comparables con el mercado de «smartphones», que actualmente está por encima de los 400.000 millones de euros, pero los drones cuentan con una ventaja sustancial: no necesitan tanto a los humanos como los teléfonos. Y esto se debe a dos gigantes que se están disputando el lugar que ocuparán en los cerebros de los futuros drones: Qualcomm e Intel.

La primera es la empresa que fabrica los microchips para los principales teléfonos móviles y ha adaptado su microchip Snapdragon 801 para numerosos drones. Esto les permite procesar imágenes en 4K, aumentar la duración de la batería hasta un 20%, llevar sensores y realizar mapas en 3D para vuelos autónomos. La gran ventaja es que el Snapdragon 801 está adaptado para una mejor conectividad wifi, algo que lo convierte en una unidad con gran potencia para operar fuera del campo de visión de su piloto.

Por otra parte, Intel está más centrado en el entorno 5G y en los enjambres. Si unos meses atrás batía el record mundial poniendo en el aire 1.218 drones para crear un espectáculo de luces controlado al milímetro, en breve se propone un hito mayor: 1.500 drones en vuelo coordinado. El espectáculo se llevará a cabo en julio, cuando se cumplirán los 50 años de Intel y cada drone estará equipado con unas luces LED. El total les permitirá crear más de 4.000 millones de combinaciones de colores.

El uso de enjambres ( miles de dispositivos trabajando de manera coordinada) es una de las áreas que más interesan a los expertos en drones. Un ejemplo es la polinización. En EE UU algunas especies de abejas han sido declaradas en peligro de extinción. Entre 1990 y 2015, las colmenas salvajes han desparecido a un ritmo que oscila entre un 30 y un 90%. Y esto puede ser catastrófico ya que gran parte de nuestros alimentos están vinculados directa o indirectamente con la polinización. Con esto en mente, el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología Industrial, de Japón, ha diseñado unos drones que podrían colaborar con las abejas. Dotados con pelos similares a los de los insectos y un gel que atrae y atrapa al polen, ya han sido probados en diferentes sitios de EE UU con resultados interesantes.

Otro sector en el que los drones pueden convertirse en determinantes es en el de los vehículos eléctricos. Recientemente Amazon ha patentado un sistema para cargar este tipo de coches. Los conductores pueden solicitar a una central un drone de carga que se acoplaría al vehículo y alimentarlo con una carga que, si bien no llegaría al 100% de la batería, sí aumentaría en un 20% su autonomía.

Y hablando de autovías y caminos. Cerca de 1.000 millones de personas en nuestro planeta viven alejadas de carreteras transitables. Esto quiere decir que un porcentaje sustancial de los seres humanos no pueden recibir ayuda en caso de emergencia. Para intentar resolver esto, Paola Santana ha creado una empresa de drones, Matternet, que se basa en una idea sencilla pero efectiva: drones que transportan suministros por estas regiones aisladas mediante un sistema de estaciones de carga e intercambio de mercancías. Si tenemos en cuenta el precio de construir carreteras en lugares en los que el clima y las condiciones orográficas son desafiantes, Santana propone que esto se podría resolver con drones que llevan vacunas, recogen muestras y facilitan diagnósticos. En varios ensayos realizados en Nepal, Haití y República Dominicana se ha demostrado que estos vehículos pueden recorrer en 30 minutos y con una carga de dos kilos, lo que a un coche le lleva casi un día.

Vanuatu, un archipiélago de islas del Pacífico, ha comenzado a realizar también una serie de ensayos para enviar a las islas más alejadas drones con vacunas. La iniciativa, con la que está colaborando UNICEF, permitiría llevar medicinas a casi todo el territorio, en un país en el que un tercio de las islas habitadas no cuentan con aeropuerto ni caminos adecuados.

Bajo el mar también hay drones. Concebidos por la Universidad de Washington, se trata de pequeños «submarinos» que pasarán un año bajo el antártico. Allí analizarán los niveles de las mareas, el deshielo, las temperaturas estacionales y las corrientes. Todo ello para conocer los efectos del cambio climático en esta región.

Y es que la conservación ha encontrado en los drones uno de sus aliados más leales. Un ejemplo es la iniciativa de Biocarbon Engineering. Cada año 6.000 millones de árboles son talados, un número que siempre resulta mayor del de los árboles plantados. Biocarbon Engineering ha diseñado un sistema de drones capaz de plantar hasta 100.000 árboles por día, por lo que en apenas 18 minutos puede cubrir una hectárea. Lo interesante es que los drones pueden llevar diferentes especies, plantarlas en un orden previamente seleccionado y en distintos tipos de suelos. El primer paso para «crear bosques con drones» es que uno de estos vehículos analiza el terreno en tres dimensiones y elabora un informe para aconsejar qué lugares son más propicios para cada especie.

Por último dos ejemplos de cómo esta tecnología cambiará nuestros hogares. El primero de ellos es el desarrollado por el Instituto Tecnológico de Zurich, que ha diseñado drones para construir casas, llevando ladrillos y configurándolos de un modo previamente programado y levantando las estructuras necesarias para crear una base sólida. Los mismos drones también tienen la capacidad para «tejer» puentes de cuerdas, una necesidad en ciertas regiones completamente desconectadas debido a los ríos o las selvas y en las que la construcción de puentes es una actividad de riesgo que debe llevarse a cabo cada año debido a las crecidas o a la precariedad de la construcción.

Y la última llega de la mano de Aevena. Imaginad por un momento cómo sería el hijo de Alexa y un drone. Aevena se queda en casa y se controla a través de una «app» del teléfono móvil. Su cámara permite espiar lo que allí sucede, grabar imágenes, tomar fotografías y hasta comunicarse con electrodomésticos. Un seguro para el hogar.

El golpe en la mesa tecnológica lo darán los drones cuando sus procesadores estén plenamente equipados para lidiar con la inteligencia artificial, algo en lo que ya están trabajando tanto Intel como Qualcomm. En ese momento, será una tecnología omnipresente.