Ciencia y Tecnología

Tecnología: El bueno, el feo y el malo de 2016

Tecnología: El bueno, el feo y el malo de 2016
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El CES, la mayor feria tecnológica de Las Vegas, es un «show» de cine con innovaciones que nos han llevado al futuro soñado y nos arrastran a un porvenir bizarro

Si algo tiene de verídico la película «Joy», de reciente estreno en España, es el momento en el que el personaje que encarna Bradley Cooper le dice a Jennifer Lawrence: «En Estados Unidos lo ordinario y lo extraordinario se dan la mano cada día». Esto es perfectamente válido para el CES; allí, lo vulgar y lo asombroso conviven y destacan sus miserias y aciertos.

Por eso, mirar hacia atrás y evaluar lo expuesto resulta un ejercicio sumamente lúdico y esclarecedor para ver las tendencias de cara al próximo evento.

El patinazo

Samsung ha desarrollado tecnologías muy interesantes y de gran impacto: smartphones, tabletas, relojes inteligentes, televisores y neveras. Muy a menudo con gran éxito de diseño y prestaciones. Pero con su WELT, el cinturón inteligente, puede que haya sufrido un caso de incontinencia tecnológica. Se trata de un wearable en forma de cinturón de vestir que vigila las mismas constantes que cualquier pulsera de fitness, excepto que a ello le suma un medidor de cintura. Básicamente lo que hace el cuñado en las bodas después de un atracón, sólo que «hands-free». Si fuera un cinturón para usar con ropa deportiva, quizás, pero uno que va con el traje...No tiene sentido. Menos cuando se centra en el diámetro ecuatorial sin tener en cuenta que igual de importante resulta la proporción músculo-grasa a la hora de determinar el peso.

Hay cosas que no se entienden. Ni con traductor

Y hablando de Logbar. No contento con su fracaso pretérito, este año ha llegado con iLi, un collar con un pequeño medallón que traduce automáticamente del japonés o el chino al inglés. La bisutería no es especialmente destacable, el programa de traducción no es particularmente eficiente y llevar un altavoz en el cuello que involuntariamente va diciendo a voz en ídem toda palabra foránea que escucha no parece muy atractivo.

Pies calientes... ande o no ande

Es cierto que unir dos inventos previos puede crear un producto novedoso: la rueda y las maletas son un ejemplo de innovación inspirada. Los Digitsole combinan las prestaciones de una aplicación con el calzado para crear unas deportivas que, mediante una app, elevan su temperatura interior, para calentar los pies. A 400 euros el par, más vale invertir en unos buenos calcetines. Y con lo que sobra comprarse una lavadora.

Para que tu cerebro duerma mejor

La empresa MyBrain Technologies ha dado un paso interesante al quitar los sensores de pulseras y cinturones para colocarlos en los cascos con sus Melomind y abrir así nuevas opciones. El arti-lugio analiza las ondas cerebrales para adecuar la música durante el reposo y así garantizar un sueño reparador. La idea es muy buena, sobre todo porque cuenta con una aplicación que permite entrenarse para alcanzar la cabezada perfecta. Y como sólo con práctica se alcanza la perfección, resulta un regalo soñado. Literalmente.

Alzar la copa

Hay gadgets que con sólo verlos somos capaces de construir una casa alrededor de ellos para que combine con su estética. Eso es lo que le ocurre al robot Somabar: seis recipientes de cuidado diseño que guardan cientos de recetas de alta coctelería. El problema es que las bebidas que guardamos en casa nunca son tan coloridas como las que muestra el catálogo del Somabar. Y que el precio es de 450 euros. Por esa cifra se pueden comprar al menos 20 licores muy interesantes. O unas deportivas para calentarse los pies.

Espejito espejito

Otra quimera tecnológica. Un pequeño espejo de bolsillo femenino, con recipiente para maquillaje incluido, que, al mismo tiempo, es un cargador portátil de móvil. Se trata del I’mUp, que incorpora también cosméticos orgánicos. Si fuera wireless y tuviera barba, sería lo más hipster del CES. Su precio es de 84 euros.

Moto espacial

Afortunadamente, el CES también trae sorpresas. BMW ha presentado un casco con HUD o Head-Up-Display, fue básicamente muestra información en el visor, como Luke Skywalker en «La Guerra de las Galaxias». Permite ver datos sobre el estado mecánico de la moto, la ruta, velocidad y hasta recibir llamadas. ¿Cómo no lo han hecho antes?

Música luminosa

Dicen que la mejor tecnología es la que estamos utilizando y no nos damos cuenta de ello. Algo así ocurre con los altavoces Sony Glass Sound Speaker. Por un lado son una fuente de luz, tanto para colgar del techo como para la mesa y por otro se enlazan al teléfono vía Bluetooth para permitir escuchar música. La imagen lo dice todo.

Sonido galáctico

Si fuera el «personal shopper» de alguna estrella del cine, el deporte o el rock, sin duda compraría los altavoces BeoLab 90 de Bang & Olufsen. Basta decir que, más allá de su diseño, se controlan con el smartphone para adaptarse a experiencias musicales en soledad (el sonido se dirige directamente a nuestra ubicación) , multitudinarias y hasta en 360º. Su diseño geométrico se compone de 18 celdas independientes que se comportan de modo distinto para cancelar las interferencias y garantizar el mejor audio. El problema es su precio: 65.000 euros el par. Por eso precio me compro casi 145 deportivas que calientan los pies.

Otro más en la mesa

Como si no fuera suficiente con poner en la mesa la tableta, el ordenador, el smartphone o el dispositivo de turno, ahora al ir a cenar también habrá que llevar el SCiO, una suerte de escáner que muestra el valor nutricional de la comida utilizando espectroscopía infrarroja. Es útil para quienes tengan que vigilar su dieta.

Agua que no has de beber... cierra el grifo

Otra idea sencilla, elegante y bien desarrollada. Se trata del Hydrao Smart Shower, básicamente un contador de ducha inteligente que se controla desde el smartphone o tablet y permite programar alertas cuando se han utilizado 20, 30 o 40 litros de agua. Interesante para concienciar a los adolescentes en casa.

Volando voy, en drone vuelvo

En muchos países es aún ilegal utilizarlo. Pero es un adelanto de lo que podría venir, al menos en el rubro entretenimiento. Se trata de un drone capaz de cargar no una cámara, sino un ser humano. Lo ha desarrollado la empresa china Ehang, vuela a 100 km por hora durante 23 minutos y es de carga eléctrica.

Al dedo

El año pasado Logbar presentó su anillo para controlar un smartphone mediante gestos. El ingenio fue bautizado como «el peor producto jamás hecho». Pese a ello, Okto ha exhibido otro anillo inteligente, para recibir llamadas, marcar números y acercar el dedo al oído y escuchar las conversaciones. Un diseño que podría catalogarse digno de Calatrava: cómo complicar lo sencillo y cobrar el doble.