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El gadget del sábado: MoGo 2 Pro, un proyector muy dulce

En un tamaño similar a un paquete de azúcar, este dispositivo permite llevar el cine a cualquier lugar con un peso de apenas un kilo. Solo le falta un detalle…

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Aquí ya se intuye una de las desventajas del MoGo 2 Pro.XGIMIXGIMI

Afrontémoslo: cada vez menos gente ve la televisión. Teniendo la posibilidad de usar aplicaciones de los canales que nos pueden interesar (RTVE Play, A3Player…) y otras exclusivas de servicios streaming (Netflix, Disney+, HBO, Prime…), la necesidad de limitar a ver los contenidos en un espacio específico ha desaparecido. Las únicas limitaciones serían la conectividad y el tamaño. La primera es muy rara, en pocos sitios carecemos de señal y siempre podremos descargarnos contenido. La segunda se resuelve con uno de los dispositivos más demandados en los últimos tiempos: los proyectores portátiles. Como el MoGo 2 Pro.

La ventaja de estos dispositivos portátiles, como su nombre indica, es que los podemos llevar a cualquier parte gracias a su tamaño y peso. En el caso de este modelo del fabricante XGIMI estamos, en pocas palabras, ante un paquete de azúcar: un cilindro de unos 16 centímetros de alto y cerca de un kilo de peso. Fácil de ubicar y de llevar a cualquier sitio en una mochila de las más pequeñas.

En este tipo de proyectores hay tres aspectos fundamentales, una vez analizados el peso y el tamaño: la luminosidad, el sonido y la conectividad. Vamos una a una con estas características. Con un diseño caracterizado por las microperforaciones que sirven para ventilar el proyector y que no acumule el calor y también son la salida del sonido, el MoGo 2 Pro es uno de los que mayor luminosidad tienen en el mercado. No solo es compatible con contenido Full HD, también incluye una luminosidad de 400 lúmenes ISO. Lo que esto quiere decir, básicamente, que no necesitamos ni una superficie completamente blanca para recibir la imagen ni una oscuridad completa para que sea visible. Este modelo en particular cumple con estas especificaciones y sorprende (positivamente) la calidad de imagen que entrega aun cuando le exigimos al máximo de su tamaño de proyección: 200 pulgadas, lo que equivale a una diagonal de 5 metros.

En lo que a sonido respecta ocurre lo mismo: tiene un máximo al que podríamos llamar la regla de 5. Si su máximo de superficie de proyección es cinco, lo multiplicamos por sí mismo y eso nos da la superficie máxima del lugar en el que el sonido será eficiente, en este caso 25 metros cuadrados. Más allá se distorsiona y acusa la exigencia de maximizar el volumen. Si queremos llevarlo a un espacio mayor, bastará conectarle un altavoz. Para ello viene preparado con puertos: un USB tipo A, otro tipo C y un puerto HDMI (muy útil si queremos conectar una consola y jugar a lo grande).

Aprovechando los puertos, vamos con la conectividad. Aquí hay un lado positivo y uno negativo. El primero de ellos es que se conecta fácilmente a internet o a cualquier dispositivo, por si estamos fuera y queremos compartir internet a través de un móvil. De hecho, permite la descarga directa de Netflix, mediante una serie de instrucciones. Todo el proceso es muy rápido y se acelera al trabajar con Android TV: basta ingresar como usuario de Google y todas las cuentas se sincronizan.

El aspecto negativo y, probablemente, la mayor desventaja del dispositivo es que no tiene una batería incorporada. Necesita una fuente de alimentación externa como la red eléctrica o una batería externa. Para un proyector portátil esto es una falta. Lo compensa con la luminosidad y el sonido, pero hay que evaluar seriamente si compensa de acuerdo con el uso que le daremos. Su uso con batería dependerá de la capacidad de esta: una de 10.000 mAh nos puede dar para seis películas tranquilamente.

Sí incluye un mando a distancia que funciona por Bluetooth: no hay que señalar al proyector para que los cambios se lleven a cabo, es decir, no necesitas apuntar a ningún lado para que funcione, punto positivo. Otro detalle interesante es el de la puesta a punto.

Cuando instalamos un proyector, portátil o no, este requiere de una adaptación al espacio. Se controlan las líneas verticales y horizontales para que la imagen no se distorsione contra la superficie. Así, cada vez que lo usamos por primera vez en una superficie o lo movemos unos centímetros, hay que hacer un calibrado. Toma unos minutos, pero es algo molesto. El MoGo 2 Pro hace esto de forma automática y verlo calibrar es como observar un pequeño truco de magia en el que la imagen va cobrando sentido por sí misma.

Finalmente tiene una memoria de almacenamiento de 16 GB, en pocas palabras podemos guardar allí casi 20 películas si no queremos llevar un pen-drive o no tendremos conexión.

Veredicto:

El precio del MoGo 2 Pro es de €479. Se mueve en el rango de precio habitual para este tipo de dispositivo con esta calidad de imagen y sonido. El aspecto más condicionante es la batería. Si dependemos de ella habrá que evaluar su uso y posibilidades de carga. Si no nos importa, es una muy buena apuesta.