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Damián Mollá (Barrancas en «El Hormiguero»): «Yo nunca podría ser Pablo Motos, prefiero poder equivocarme»

El cómico presenta su nuevo libro «Oh my God!», una obra que le ha hecho reflexionar sobre el modelo educativo actual

Damián Mollá, que da vida a Barrancas en «El Hormiguero 3.0» presenta su nuevo libro
Damián Mollá, que da vida a Barrancas en «El Hormiguero 3.0» presenta su nuevo libroVico Vang.

Entre programa y programa de «El Hormiguero 3.0» y después de 15 temporadas dando vida a Barrancas, Damián Mollá sigue sacando tiempo para emplearlo en sus mil facetas, la última la de escritor y dibujante que ya desarrolló en «Conejo-man contra el coronavirus» y que ahora aplica a «Oh myGod!, la mitología que no sabía que sabías». Su nueva obra trata de explicar las influencias que ha tenido la cultura clásica en nuestro vocabulario e incluso en la ficción, como en los súperhéroes.

–¿Cómo le cundió tanto el confinamiento?

–Hice lo contrario de lo que hizo la gente. No aprendí a cocinar ni hablé por Zoom, y en cambio me dediqué a hacer las cosas para las que nunca tengo tiempo. Una de esas cosas fue el cómic y otra resolver las dudas que trato en este libro.

–¿Cree que se llegarán a estudiar las sagas de Marvel en las escuelas del futuro?

–No me sorprendería. Lo que está claro es que vivimos en una sociedad que está de espaldas a Dios, especialmente el cristianismo. Porque ser budista mola, pero ser católico no. Hemos sustituido las imágenes religiosas por los posters de Spiderman, pero siempre hemos tenido la necesidad de adorar algo. Los superhéroes son los dioses de hoy.

–¿En el libro habla de la inspiración que ha significado su abuelo, es algo que se ha intensificado por la pandemia?

–No, siempre me he sentido como si yo fuera él. Ahora también me pasa con mi sobrino, que además se llama como mi abuelo. Parece que somos la misma persona pero en generaciones distintas. Mi abuelo era polifacético, dibujante, humorista, escritor. Todo lo que yo soy ahora él ya lo fue y posiblemente mi sobrino también lo será.

–¿Le veremos haciendo «streaming»?

–He pensado en abrirme un canal para hacer cosas divertidas pero de divulgación, como este libro o el de aprender inglés. Aunque creo que la economía o la política también son imprescindibles.

–¿Le da miedo que salgan catedráticos o expertos en mitología criticando su libro?

–Al principio sí lo pensaba, pero cuando estudias mitología te das cuenta de que no hay una versión exclusiva o única, ya que estamos hablando de tradición oral que se ha transformado durante los siglos. Una de las teorías que expongo en estos libros es que el orden de los meses lo hemos diseñado mal y me encantaría discutirlo con otros expertos.

–¿Este espíritu transgresor y revolucionario ha estado siempre dentro de Damián?

–Cuestionar me encanta y creo que es el trabajo del humorista. Hay que rebatir hasta la historia y buscar el sentido de las cosas.

–Músico, locutor, dibujante, ¿tiene alguna otra faceta pendiente?

–Me ha tentado la política, pero creo que debe ser muy desagradecido. Pero lo que de verdad me encantaría es introducirme en el Ministerio de Educación y cambiar el sistema educativo. Yo tengo un entrenador personal que está estudiando para ser Guardia Civil y cuando me enseña sus apuntes me doy cuenta de que están escritos para que no se entiendan. La labor de un profesor o de un libro de texto debe ser transformar lo complejo en sencillo, no al revés.

–¿Esto que cuenta lo intenta aplicar a su sobrino?

–Claro, le ayudo a pensar por sí mismo, creo que el sentido común y la lógica se infravaloran en la educación actual. Ayudar a pensar requiere veinte veces más de esfuerzo que una clase normal y entiendo que a un profesor que cobra poco más de 1.000€ al mes no le apetezca. También creo que los profesores necesitan más poder y autoridad en las aulas, porque de ellos depende el desarrollo del futuro de nuestro país.

–¿Cómo es usted de aprendiz?

–Soy muy preguntón. Soy el típico que rompe el silencio cuando en una reunión preguntan si lo hemos entendido todo y los demás se callan. No tengo miedo a quedar como un tonto.

–¿Te ves liderando algún día tu propio proyecto televisivo?

–Por un lado es tentador, pero me parece agotador. Yo nunca podría ser Pablo Motos, quiero poder equivocarme. Me parece que es un trabajo que quema, con mucha responsabilidad y estrés. Estar en segunda fila me parece la posición más cómoda, tienes libertad y puedes arriesgar más.

–¿Ahora, recién lanzado el libro, qué es lo que más le obsesiona?

–Controlar y tener en la cabeza toda la materia que trato –justo al encontrarnos para esta entrevista Damián se hallaba repasando su propio libro-, busco qué titulares podrían funcionar.