Entrevista
Roger Gual: «Queremos que la gente se cuestione qué es importante y que no lo es»
«Fanático» es su nueva creación junto a Netflix y que habla de creernos la fama
Ha estado tras la cámara de la serie de estreno en Netflix «Fanático»,pero este director y guionista también es responsable de «Smoking Room», Premio Goya a la mejor dirección Novel en 2002; «Las chicas del cable» y «Los espabilados».
«Fanático» son capítulos muy asequibles en tono frenético...
Tengo que decir que inicialmente el formato era otro. Acabamos llegando a la conclusión de que el mejor formato para la serie eran estos capítulos de 20 minutos, pero podría haber sido formatos de diez capítulos de diez minutos o dos de 50. Hubo un momento en el que lo que queríamos realmente era eso, llevar la sensación de velocidad y la vida que tiene este chaval a la pantalla .
El tema de la obsesión en redes sociales, ¿le interesa personalmente?
Es inevitable ver que hoy en día las redes sociales ocupan mucho tiempo de mucha gente y era un tema que cuando leí los guiones por primera vez vi que podíamos potenciar para llegar a hacer que la gente se cuestione realmente qué es lo importante y lo que no lo es. Si tú sabes utilizar las redes sociales están muy bien; una gran herramienta, pero que hay que saber utilizarlas. Si sólo te sirven para pasarlo mal, para que las críticas te afecten, o para que estés tan pendiente de que algo ha gustado o no, puede llegar a ser obsesivo.
La idea de que el fanático se convierta en el artista y en su propio fanático a la vez. Cómo consigue visualmente que se vea?
Era uno de los retos, digamos, del principio de la serie. Sobre todo, el hecho de que Lorenzo Ferro, «Toto», interpretara a los dos personajes: era el chaval que hace de repartidor de comida y el rapero famoso. Quería diferenciarlos de algún modo y encontramos un sistema que es muy sencillo y que funcionaba en ese momento: Al rapero le pusieron una prótesis que le agranda un poquito la nariz. Nos permitió trabajar co el rapero en las escenas que teníamos que rodar antes de que muera. Y luego con Lázaro, que es el personaje que se convierte en él: presencia la muerte de su ídolo en el concierto y decide hacer un homenaje y transformarse en él. Y eso es lo que le provoca el cambio, las preguntas y el cuestionamiento de si todo vale por la fama, por la necesidad de ser alguien...
¿Cómo fue trabajar con Lorenzo?
Es muy bueno. Ya le había visto varios de sus trabajos y fui yo el que estuve apretando, contactando con él en Argentina para que viniese, que se leyese los guiones y , finalmente lo conseguimos después de esperar a que terminara un proyecto. Es un chico que tiene mucha intuición a pesar de ser muy joven y trabaja mucho con esa energía. Decidimos que los dos personajes eran muy diferentes: Lázaro está empezando, quiere dar, tiene hambre de todo, es listo y tiene ganas de comerse el mundo. El otro ya está de vuelta y entonces la energía es otra. Trabajamos mucho con esas dos energías: con lo quemado que estaba Quimera, y cómo vive el mundo Lázaro.
Hasta el último minuto deseas que finalmente no se convierta en quien no es...
Este es el viaje que él hace. Lo bonito es que el espectador se quede con la duda o con el pensamiento de qué haría llegado el caso. Es la necesidad del ser humano por ser recordado, por ser alguien en sus cinco minutos de gloria. Y la ambición te puede llevar a situaciones que encuentro un poco complicadas y a Lázaro le pasa eso. Pero si tú vas con él todo el rato a nivel emocional, lo que quieres es que le vayan bien las cosas, porque le acabas queriendo. Interesante es que la gente vea a dónde le lleva al final, para que, decidan que es lo que harían ellos.
¿Hubo complicaciones?
Rodamos en Pandemia; todo era mucho más complicado. Hace un año que terminamos el rodaje y muchas dudas de cómo rodarlo. Pero insistí mucho en que quería que fuera lo más real posible; que no hubiera trucos. Hay planos muy concretos en los que sí que hay un poco de “crowd digital”, añadir algunos fondos para que parezca que hay más gente, pero en general rodamos todo encima del personaje y con la gente que teníamos. Llegaron, en dos días, la gente (los figurantes lo vivieron) se aprendió las canciones del rapero para cantarla como fanáticos. Muy fuerte en un momento en el que las salas de conciertos estaban cerradas.
¿Cuánto hay de improvisación?
Partimos siempre de un guión y de unos diálogos que están escritos, magistralmente, por los tres chavales Dani, Fede y Yago. Pero sí es verdad que luego, al final de cada bloque hay una toma libre en la que dejo un poquito de espacio para que los actores, cuando ya saben hacia dónde va la secuencia y que es lo que queremos transmitir con ella, puedan sacar alguna cosa más. De ahí hemos sacado algunas partes de montaje que funcionan muy bien. Dollar Selmouni, por ejemplo, al actor que interpreta a pompa, pues teníamos un código ya establecido en el cual marcábamos la energía que necesitamos: “Aquí estás en un seis; estás en un cuatro; baja un poco más; aquí vuélvete loco, tienes que estar en un diez. Y entonces, en función de esas indicaciones, el tiraba. Hay una secuencia concreta en la discográfica que le tuve que decir “estás en un diez” y que se aparte todo el mundo y a ver qué pasa. Es bonito poder trabajar con cierto margen y con cierta libertad.
¿Qué le convenció del proyecto?
Leí los guiones iniciales, que luego fueron cambiando y fuimos modificando bastante, pero inicialmente, esa historia me pareció que tocaba un tema que es muy interesante, muy actual, cómo es percibida la fama por los chavales hoy en día y que es lo que es importante, y qué es lo que no. Hablaba sobre todo esto de los escrúpulos y de si todo vale por el hecho de intentar ser famoso. Más allá de que entre líneas hay momentos en los que te puedes preguntar cosas, al final todo está protegido por el paraguas de la escena de la música urbana. Y de una serie que es entretenida, divertida, te lo pasas bien con ellos, te ríes, te emocionas, te pasa un poco de todo porque vives toda la el arco de este personaje y de su aventura.
Cambiando el guión, se cumplen 20 años del estreno de “Smoking Room”, ahora película de culto porque no se encuentra.
Hablamos otro día con Julio D. Wallovits, con quien dirigí la película, y le dije “¿eres consciente de que hace 20 años de esto?, ¿que ya tienes 20 años más de lo que tenías?”. Éramos muy jóvenes e hicimos la película que nos dio la gana, con lo cual yo creo que eso está bien. Te tengo que decir que estamos a punto de firmar y va a estar en breve en Netflix. Hubo un tiempo en el que había una edición en DVD y en Blu-Ray, y luego como la productora se vendió, digamos, pues se descatalogó y ahora esperemos que pueda estar disponible otra vez.
¿Qué recuerdo tiene del actor Juan Diego?
Como vivió tan intensamente, todos los que le queríamos estamos seguros de que no desperdició ni un minuto de lo que vivió.
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